Los mayores son una parte esencial en la Iglesia. Y al igual que ocurre en España, un país cada vez más envejecido, en las iglesias españolas ocurre algo parecido. Cada vez se ven más canas en las iglesias. En muchas parroquias existe Vida Ascendente, un movimiento para mayores y jubilados, y que da respuesta también a sus necesidades espirituales.
Álvaro Medina es actualmente el presidente nacional de Vida Ascendente. Es consciente del alto porcentaje de personas mayores en la sociedad y en la Iglesia, pero considera que no se aprovechan totalmente las virtudes que pueden ofrecer al mundo. Lo hace en una entrevista que publica la Diócesis de Málaga:
- También es abuelo, de 8 nietos nada menos ¿Qué significan para usted?
La confirmación de la vida. Uno siempre tiene sus proyectos, sus ilusiones, sus pasiones, y las va descargando en la descendencia. Aunque no siempre transmitas lo que quisieras, tienes que tener la apertura para abrazar lo que de verdad llega. En esa variedad tan grande, uno va viendo la vida en plenitud.
- El centro de estas jornadas ha sido la misión de los mayores en la sociedad y en la Iglesia. ¿Cuál es?
- La vida es un lento caminar hacia descubrir al Señor. Cuando somos mayores y tenemos el privilegio de una vida larga, la fe se ha ido consolidando a través de muchas experiencias, y nuestra responsabilidad es transmitirla.
- El Papa Francisco afirma que “un pueblo que no cuida de sus mayores, no tiene futuro”. ¿Se sienten valorados?
- El Papa tiene razón, pero la realidad dice otra cosa. Nuestras iglesias están llenas de canas, pero tengo la sensación de que, para la Iglesia en su conjunto, el mayor es alguien que está ahí, pero del que en el fondo se está perdiendo lo mejor que tiene: el testimonio de una vida de fe. San Pablo decía que el conocimiento engríe, y el amor construye. Yo creo que los viejos somos un montón de amor dentro de la Iglesia, aunque la Iglesia no lo ve.
- ¿Y la sociedad, lo ve?
- Pues como la Iglesia, puntualmente. Cuando las circunstancias lo permiten, se da cuenta de lo que sería de nuestro país sin los mayores. ¿Cómo podrían seguir esas familias que necesitan trabajar para poder salir adelante sin el apoyo de los abuelos? No es solo apoyo económico, sino de amor. ¿Qué sería de esta sociedad sin los abuelos?
- ¿Qué aportan los abuelos a la familia?
- Experiencia, coherencia, paciencia, templanza, generosidad, desprendimiento, desinterés... ¿Qué más?
- Los datos dicen que el 70% de los mayores cuidan de sus nietos seis horas al día. ¿Abusamos de nuestros abuelos?
- Sí, es verdad, pero nos dejamos “querer”. Aunque estés hecho polvo y no puedas, ¿cómo te vas a negar a cuidar a un nieto y a ayudar a un hijo que necesita que cuides del suyo? No puede ser. Mientras que sea posible, lo haremos con todo el amor.
- Luego los nietos les sonríen y es la mejor remuneración… ¿Qué siente usted cuando los tiene cerca?
- ¡Manifestación del amor mutuo! Es una gozada. Aunque estés cansado, esa broma, esa cercanía, te llegan al alma.
- ¿Y Vida Ascendente, qué es en su vida?
Cuando planifiqué mi jubilación, mi mujer y yo pusimos lo primero de la lista “ayudar a la Iglesia”. Nos ofrecimos al párroco y nos invitó a formar un grupo de vida ascendente. ¡No sabia ni lo que era! Enseguida nos enamoró y sin quererlo acabé siendo presidente diocesano en Alcalá de Henares y luego nacional. Y aquí estamos sirviendo al Señor en esta hermosa tarea que a mí me gusta decir que es una caricia de Dios. Vida Ascendente es un rinconcito de la Iglesia donde el Señor cuida de sus mayores.