Concluye en Madrid el Año Santo de San Isidro Labrador, que permitió contemplar durante unos días su cuerpo incorrupto por primera vez desde 1985.
El cardenal Carlos Osoro celebró este lunes en la colegiata de San Isidro la primera de sus dos misas del día, pues posteriormente acudió a la Pradera, tradicional lugar de los festejos isidriles, para celebrar otra.
A la primera asistieron, además de los cardenales Antonio María Rouco Varela y Aquilino Bocos y del nuncio Bernardito Auza, las autoridades civiles, entre ellas la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, el alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida, y el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín.
Para la celebración litúrgica se estrenó la misa del IV Centenario de la canonización, compuesta y dirigida por Marco Frisina, maestro de Capilla de la basílica romana de San Juan de Letrán, que interpretó el Coro y Orquesta de la JMJ.
En su homilía, el cardenal Osoro resaltó las virtudes de San Isidro como "laico cristiano, esposo y padre de familia", y recordó que la evangelización de España por todo el mundo ha extendido su devoción hasta muy lejos de su patria chica.
Una de las 17 nuevas reliquias que han podido obtenerse del sarcófago con los restos incorruptos de San Isidro.
Y así seguirá siendo, gracias a las 17 reliquias que el propio purpurado regaló a diversas entidades, como la parroquia de San Isidro Labrador situada a 54 kilómetros al sur de Manila (Filipinas), y que acudió a recoger el propio párroco, Eugene Fadul, quien declaró a Infomadrid que "en Filipinas hay muchas parroquias de San Isidro, es un santo famoso en nuestro país" a quien in situ pidió, conjuntamente con su esposa Santa María de la Cabeza, por "el crecimiento en la fe y la vida cristiana" de sus feligreses: "Para nosotros, la reliquia de San Isidro es una presencia. Él estará con nuestra comunidad parroquial para ayudarnos a amar y servir a Dios a través de sus ejemplos y oraciones".
Otra parroquia agraciada es la de San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza en Granadilla de Abona (Tenerife), cuyo párroco, Javier José Jiménez, confiesa que el corazón se le salía cuando supo que había sido atendida su petición.
Desde la diócesis explican que se han seguido "criterios objetivos" para determinar a quién entregar estas reliquias, pues se trata de las últimas: "Ya no hay más", asegura Alberto Fernández, delegado episcopal para las Causas de los Santos. Son trozos de piel del santo, ya seca, adheridas al lienzo que envolvía el cuerpo, regalado en su tiempo por la Reina María Cristina.
Con motivo de la apertura del sarcófago para el estudio anatómico forense realizado para el IV Centenario, se hallaron y analizaron pequeños insectos, flores secas, alfileres, piedrecitas y piel humana seca, todos ellos reliquias que estaban "desprendidas" y por eso han podido utilizarse, un hallazgo cuya "excepcionalidad" ha permitido ese feliz reparto de 17 tecas de plata como relicarios a iglesias y hermandase vinculadas al santo.