Tanto en el Congreso de los Diputados como en el Parlamento autonómico catalán, los políticos están empezando a mover de nuevo proyectos de promoción de la eutanasia y el suicidio asistido y tres obispos catalanes han salido al paso este fin de semana pasado con los textos que publican en sus hojas dominicales.
Se trata del arzobispo de Urgell y copríncipe de Andorra, Joan-Enric Vives, y los obispos de Terrassa, José Ángel Saiz, y de Vic, Romà Casanova.
El arzobispo Vives recuerda en su glosa (aquí en español) que en su última reunión todos los obispos de Cataluña expresaron su "preocupación" por la iniciativa legislativa para debatir en el Congreso la despenalización de la eutanasia.
Vives subraya que la Iglesia defiende la mitigación del dolor y el sufrimiento mediante cuidados paliativos y el acompañamiento a los enfermos.
Vives denuncia "la distorsión con que son tratados a menudo estos temas de la enfermedad grave, la finalización de la vida y el acompañamiento de la muerte, que son tan importantes para las personas, las familias y toda la sociedad" y apela al "mandamiento 'no matarás', que se encuentra en el fundamento de toda ética verdaderamente humana y en la tradición cristiana".
"La eutanasia en sentido verdadero y propio se debe entender como una acción u omisión que por su naturaleza y en la intención causa la muerte, con el fin de eliminar cualquier dolor, y la Iglesia siempre ha considerado la eutanasia como un mal moral y un atentado a la dignidad de la persona, en cuanto eliminación deliberada y moralmente inaceptable de una persona humana", aboga Vives.
Vives añade: "Lo que no queremos es sufrir. Benedicto XVI afirmaba: "es cierto que tenemos que hacer todo lo posible por superar el sufrimiento, pero extirparlo del mundo por completo, no está en nuestras manos, simplemente porque no podemos desprendernos de nuestra limitación, y porque ninguno de nosotros es capaz de eliminar el poder del mal, de la culpa, que -lo vemos- es una fuente continua de sufrimiento" (Spe Salvi, 36).
"Nadie es dueño absoluto de la vida", continúa el arzobispo de Urgel. "No existe un derecho a disponer arbitrariamente de la propia vida. Las decisiones terapéuticas tienen su raíz en los conocimientos de la medicina basada en la evidencia y buscan curar". Y recuerda el juramento hipocrático: 'no daré ninguna droga letal a nadie, aunque me la pidan, ni sugeriré un uso como este'".
El obispo José Ángel Saiz, de Tarrasa, titula su texto "Id mar adentro". Agencia Efe dice que es "en alusión a la película sobre el caso de Ramon Sampedro", un tetrapléjico que pedía que le matasen aunque no tenía especiales dolores. En realidad, "id mar adentro" es el lema episcopal de este obispo y un mandato de Jesús en el evangelio para sus discípulos pescadores de hombres.
El obispo de Terrassa resalta "el valor incomparable de la vida humana" y denuncia "la existencia de una cultura de la muerte". "El derecho a la vida y el respeto a la persona son valores que la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 propone como fundamento para la convivencia", argumenta Saiz, que cree que "sólo Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término. Nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente".
Saiz afirma que "se va produciendo en nuestras sociedades más avanzadas un eclipse del valor de la vida, se difunde una cultura de la muerte". "Se trata de una mentalidad, de una manera de ver el ser humano y el mundo que, desde unos criterios pragmáticos y utilitaristas, termina fomentando la destrucción de la vida humana más débil e inocente", aduce el obispo egarense.
Saiz califica los abortos y la eutanasia como "atentados contra la vida del no nacido y contra la vida del enfermo terminal".
"En relación con los enfermos incurables o terminales, nuestra sociedad no puede resolver el problema del sufrimiento anticipando la muerte y provocándola en el momento que se considera más oportuno", opina. Según Saiz, las causas que originan esta "cultura de la muerte" son "la crisis cultural; una interpretación puramente subjetiva de la libertad; y el eclipse del sentido del hombre y de Dios".
El obispo de Vic, Romà Casanova, señala que los promotores de la eutanasia "de manera cíclica, en estos tiempos de relativismo moral presentan en las legislaciones de los países -y también en el nuestro- propuestas que van claramente contra este mandamiento. Ahora vuelve a aparecer el debate sobre la eutanasia y el suicidio asistido".
En su glosa "Hoy toca escoger entre la vida y la muerte" (aquí en pdf en catalán), señala que la iniciativa legislativa surgida del Parlament de Catalunya para despenalizar la eutanasia "va claramente contra el mandamiento de no matarás" y argumenta que "la eutanasia es ajena al ejercicio propio de la medicina y el cuidado sanitario".
"Nunca, bajo una supuesta 'modernidad' y en nombre de una falsa y egoísta 'compasión' hemos de ser portadores de muerte a los más débiles de la sociedad: enfermos y ancianos", concluye Casanova.