María San Gil ha sido siempre una mujer valiente y de fuertes convicciones. Católica y provida decidió abandonar el Partido Popular ante la deriva que tomaba el partido, formación a la que se unió tras una trágica experiencia. El 23 de enero de 1995 estaba comiendo con su amigo Gregorio Ordóñez, concejal del PP en San Sebastián y figura prometedora de la política, cuando un terrorista de ETA entró, se acercó a la mesa y disparó varias veces a bocajarro hasta matar al político. En ese momento, San Gil supo que debía dar un paso al frente, aun sabiendo que sería perseguida y debería ir con escolta.
Esta valentía nunca la ha abandonado, ni cuando padeció un cáncer ni cuando se enfrentó a su partido, al que ya abandonó, al ver que estaba renunciando a sus principios. En estos años su fe se ha visto también aumentada, en gran parte por un Retiro de Emaús, como ella misma definía, y anteriormente gracias al obispo Munilla, que la ayudó a reconciliarse con una iglesia vasca que en el pasado había sido demasiado complaciente con el entorno terrorista.
Este sábado, San Gil, ahora vicepresidente de la Fundación Villacisneros, participó en el Congreso de Católicos y Vida Pública organizado por la Asociación Católica de Propagandistas y la Fundación San Pablo CEU, que en esta edición ha abordado la corrección política.
En su intervención, la expolítica vasca recordó que “la corrección política supone que hoy no nos atrevemos a cuestionar la agenda ideológica o los debates que nos propone el Gobierno y los partidos que le apoyan. Quieren censurar a todos los que decimos cosas que les incomodan, molestan o impiden convertir a la sociedad en un rebaño manso, crítico y subvencionado”.
Por ello, María San Gil instó a defender lo que uno cree y hacerlo con todas las consecuencias. “La defensa de los principios está por encima de cualquier interés. Los políticos tienen que pensar en el bien común, no en lo políticamente correcto”, señaló.
Sin embargo, denunció que en España hay “un Gobierno, un Frente Popular sin límites que quiere, con su agenda progresista, transformar completamente la sociedad en la que vivimos para conseguir sus intereses”.
En este sentido, San Gil señaló que el Gobierno de Sánchez ha establecido una línea de demarcación entre lo que es bueno y lo que es malo: “a los que estamos fuera de ese consenso, nos quiere sacar fuera de nuestra sociedad”.
Ante este avance de la corrección política apeló a la rebeldía y la valentía para decir la verdad. “Tenemos un deber moral de alzar la voz; no debemos quedarnos en la corrección política. Tenemos los principios y las convicciones, pero nos falta poner la rebeldía y el valor”, añadió.
Además, insistió en cómo “están destruyendo nuestros pilares de la cultura cristiana y no debemos quedar impasibles. Este Congreso nos motiva, nos impele, nos incita y nos impulsa a saltar esa barrera que hay entre lo cómodo y lo fácil, y ponernos en el terreno de lo correcto pero incómodo”.
Para concluir, San Gil se reafirmó en que “es el momento de que nos comprometamos todos en la defensa de nuestros fundamentos cristianos”. Y ha enfatizado que “hay esperanza siempre que nos movilicemos y siempre que no nos avergoncemos de remar contracorriente y de ser políticamente incorrectos”.