Un extransexual como Walter Hayer contó su estremecedor testimonio y explicó los males que entraña esta política que se está llevando a cabo. También habló contra esta ideología la lesbiana estadounidense Miriam Ben Shalom mientras que la doctora Michelle Cretella, presidenta del colegio Americano de Pediatras, explicó porque es malo para los niños esta ofensiva transexualista.
Para hablar de un aspecto jurídico vino a Madrid el abogado especialista en derechos humanos de Alliance for Defending Freedom, Rubén Navarro. También participaron en el congreso el director de Estudios para la Familia en ‘Enfoque a la la Familia’, Glenn Stanton, el doctor especialista en endocrinología pediátrica en el Hospital Infantil en San Luis (Misuri, Estados Unidos), Paul Hruz así como la socióloga y autora de La Revolución Sexual Global: Destrucción de la libertad en nombre de la libertad, Gabriele Kuby.
Antes de empezar el congreso un grupo LGTB intentó boicotearlo impidiendo la entrada lo que obligó a intervenir a la Policía, que detuvo a uno de ellos que portaba una piedra de importantes dimensiones.
Al finalizar el congreso organizado por Hazte Oír se leyó la “Declaración de Madrid por la comprensión, el respeto y la libertad” y a la que se han adherido distintas organizaciones.
En ella se afirma por ejemplo que “en nombre de la libertad, se está eliminando la libertad. Con el pretexto de promover la igualdad y el respeto de la diversidad, tanto el sufrimiento real de muchas personas como la sensibilidad de la población son aprovechados por los activistas de la ideología de género para vulnerar derechos y libertades fundamentales”.
“Todas las personas podemos ser guardianes de la libertad de expresión usando la fuerza de la democracia sana; es un camino necesario para que no prosperen los rasgos dictatoriales de la ideología de género”, añade el texto.
Lea aquí la declaración íntegra:
DECLARACIÓN DE MADRID POR LA COMPRENSIÓN, EL RESPETO Y LA LIBERTAD
Madrid, 23 de febrero de 2018
La llamada ‘perspectiva de género’, inicialmente introducida en agendas internacionales para alcanzar y garantizar la igualdad de oportunidades y derechos entre mujeres y hombres, se ha convertido hoy en una auténtica ‘ideología de género’, con objetivos diferentes y peligrosos para la democracia. Esta ideología llega a utilizar, en numerosas ocasiones, una violencia que convierte lo que podría ser una causa justa en mentira.
Expertos y científicos internacionales de diferentes campos (médico, jurídico, sociológico, político), representantes de Organizaciones No Gubernamentales de todo el mundo y personas homosexuales reunidos en Madrid con el objetivo de estudiar las estrategias y consecuencias de la ideología de género, hemos llegado a las siguientes conclusiones, que queremos compartir con los medios de comunicación y la ciudadanía:
Resulta evidente que aún queda mucho trabajo por hacer en la búsqueda del pleno respeto y de la ‘educación en la diferencia’, tanto en el sistema educativo como en la sociedad en general. Sigue siendo necesario educar, y en ocasiones hasta legislar, para evitar cualquier tipo de violencia ejercida contra niños o adultos por diversas razones, tales como diferencias culturales, de sexo, físicas –como la obesidad o la discapacidad–, o ante personas con disforia de género o sentimientos homosexuales.
En la sociedad hay personas que sufren y deben ser cuidadas y protegidas de toda violencia, pero entendemos que existen diferentes enfoques razonables para ayudarlas. Por ejemplo: ante la disforia de género en los niños, algunos preconizan que la solución es detener su pubertad y recetarles hormonas del sexo contrario a su sexo biológico por el resto de su vida. Sin embargo, científicos prestigiosos y estudios médicos indican que este enfoque es perjudicial; plantean otras soluciones y la necesidad de seguir estudiando el problema. Las madres y los padres de estos menores, e incluso sus educadores, también sufren y desean la mejor solución para sus hijos e hijas, no admitiendo que sean utilizados como ‘escudos humanos’ en luchas ideológicas.
En nombre de la libertad, se está eliminando la libertad. Con el pretexto de promover la igualdad y el respeto de la diversidad, tanto el sufrimiento real de muchas personas como la sensibilidad de la población son aprovechados por los activistas de la ideología de género para vulnerar derechos y libertades fundamentales:
Se censura, se sanciona duramente, difama y estigmatiza como ‘homófobo’, ‘transfobo’ y otras descalificaciones a cualquiera que simplemente no esté de acuerdo con sus postulados o con una ley. Se censuran la libertad de opinión y el debate científico. Muchas personas homosexuales y transexuales han sido también, y son, víctimas de la ideología de género. Esta censura se ejerce, incluso, en algunos medios de comunicación que se rinden ante los grupos LGTBI por miedo a las consecuencias económicas que les acarrearía no posicionarse a favor de la ideología de género.
Se fomentan leyes eufemísticamente llamadas “contra la discriminación por orientación sexual, identidad o expresión de género y características sexuales, y de igualdad social de lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, transgénero e intersexuales” que, en realidad, son intentos de establecer un pensamiento único sobre muchas cuestiones en las que debe prevalecer la libertad de opinión y el debate. En el caso de España, el proyecto de ‘Ley LGTBI’ impulsado por la formación política de izquierda Podemos es un ejemplo. Pretende aplicar, entre otras, sanciones económicas e incluso penas de cárcel para perseguir el ‘delito’ de no estar de acuerdo con el tratamiento que ellos pretenden aplicar a los niños con disforia de género. Hay que señalar que algunos de esos tratamientos son considerados en la actualidad como una forma de ‘maltrato infantil’ en países que los han utilizado durante mucho tiempo. Estas leyes plantean, también, que sea obligatorio adoctrinar a menores de edad sobre conceptos como la diversidad sexual, la familia o la disforia y exigen que se transmita, incluso a niños y niñas de entre 5 y 8 años, la idea de que pueden, sin ninguna dificultad, elegir su sexo. Este adoctrinamiento pseudocientífico va en contra del derecho que madres y padres tienen de educar a sus hijos según sus propios valores, sobre todo cuando dichos valores no son ni discriminatorios ni violentos, sino simplemente diferentes de la ideología de género.
El I Congreso Internacional sobre Género, Sexo y Educación ha mostrado la verdad sobre temas complejos relacionados con el dolor de personas concretas y reales.
Estamos convencidos de que la verdad ayudará a mitigar su sufrimiento. Queremos defender el derecho de los niños a no ser manipulados por la ideología de género, el derecho de los padres a educar a sus hijos en libertad y el derecho y responsabilidad de los científicos a poder trabajar y exponer sus estudios sin sufrir las coacciones de ‘leyes mordaza’, simplemente por hacer su trabajo que consiste en buscar la verdad. La ideología de género no es la única forma de abordar la disforia de género y, en general, otras cuestiones relacionadas con la sexualidad humana. Con la excusa de resolver un problema, se está buscando imponer una visión de raíz ideológica.
Denunciamos públicamente la estrategia de la ideología de género, que incluye el engaño y la coacción. Es más preocupante cuando esa agenda se convierte en leyes que institucionalizan la persecución, la limitación de la libertad de expresión, la prohibición del ejercicio de ciertos profesionales de la salud y la imposición en las escuelas de una visión sesgada de la sexualidad. Peor aún cuando las leyes contemplan la constitución de ‘células’ que actuarían como verdaderos ‘comisarios políticos’ persiguiendo a los padres que no opinen del mismo modo que el ‘régimen’. Frente a esos atropellos, el I Congreso Internacional sobre Género, Sexo y Educación mantiene la esperanza y sigue apostando por la fuerza de la verdad, la ciencia, la democracia y la libertad de expresión.
Apelamos finalmente a la sociedad civil y la instamos a que defienda activamente a las personas censuradas por la ideología de género. Todas las personas podemos ser guardianes de la libertad de expresión usando la fuerza de la democracia sana; es un camino necesario para que no prosperen los rasgos dictatoriales de la ideología de género. En definitiva, es necesario defender la comprensión y el respeto frente a quienes sufren y garantizar la libertad de aquellos que pueden ayudarles.