Durante la 110 Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, los obispos españoles han tratado un asunto clave para España pese a que toda la actualidad mediática se centra en Cataluña, crisis de la que también han tratado.
La ideología de género es una de la grandes preocupaciones de los obispos y uno de los grandes retos a los que se enfrentan, máxime cuando en breve en el Congreso se debatirá el proyecto de ley LGTB presentado por Podemos, que previsiblemente será aprobado con algunas modificaciones. En esta Asamblea, los prelados han recibido un detallado informe, que causó un gran impacto entre los asistentes, tal y como recoge José Francisco Serrano Oceja en esta columna en ABC:
Respuesta a la ideología de género
El obispo de Bilbao, monseñor Mario Iceta Gavicagogeascoa, prestó esta semana un magnífico servicio a la Iglesia y a la sociedad española. El informe que presentó en la Asamblea Plenaria sobre los referentes antropológicos y las consecuencias legislativas, sociales y educativas de la proposición de Ley contra la discriminación por orientación sexual, identidad o expresión de género y características sexuales, y de igualdad social LGTBI, explotó como una bomba cultural en medio de los obispos.
Los subyacentes trabajos de destacados especialistas apuntaban a que esta nueva legislación, que se debatirá previsiblemente en sede legislativa durante el mes de diciembre, amenaza las libertades democráticas; parte de los nuevos dogmas culturales, no de la evidencia científica; impone una determinada ideología, en vez de reconocer la libre concurrencia; contradice la igualdad de todos los ciudadanos al conceder a un grupo social privilegios por encima de los demás; coarta la libertad de conciencia y la libertad de expresión; e invade competencias propias de la sociedad civil y la familia, entre otros argumentos.
A partir de ese diagnóstico, se produjo, como es habitual en todas las Asambleas, una avalancha de intervenciones. Las preguntas se acumulaban. Una no menor, ¿qué es lo se debía hacer? Adelantarse y hacer pública una declaración, para que todos supieran cuál es el discernimiento de la Iglesia ante legislaciones de esta naturaleza, -que por otra parte se han implantado ya, con menor o mayor grado, en varias comunidades autónomas-, o esperar a la tramitación parlamentaria. Hubo quien se preguntó cómo iba a actuar el PP ante sus votantes. Otros apostaban por iniciar un proceso de difuso diálogo.
Quizá la clave se la dio el cardenal Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo, que acababa de regresar de encontrarse con el Papa. En unas declaraciones coetáneas, el cardenal uruguayo dijo que Francisco está muy preocupado por la implantación de la ideología de género en América Latina. Y añadió que, dado que hay intereses poderosos detrás, el Papa les había «dado coraje para enfrentar esta situación, obviamente dentro de nuestras posibilidades». Algo que seguro también haría el Papa con los obispos españoles.