Madrid celebró la festividad de su patrona, Nuestra Señora de la Almudena, con una misa en la abarrotada Plaza Mayor, que celebró el cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, junto con su predecesor, el cardenal Antonio María Rouco Varela, su obispo auxiliar, Juan Antonio Martínez Camino, el obispo auxiliar de Getafe, José Rico Paves, y el nuncio en España, Renzo Fratini, además de numerosos sacerdotes. La representación civil estuvo encabezada por la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, quien formularía un voto de la villa a la Patrona, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes.
«Es María, nuestra Madre, la que nos hizo percibir que excluir a Dios del horizonte no nos hace ver la realidad; es más, sin Dios esta se falsifica», afirmó el cardenal Osoro: en efecto, «el gran error de las tendencias dominantes en este siglo pasado fue falsificar la existencia, haciendo una amputación de la realidad fundante y decisiva que es Dios».
En la «época que se fragua ya», explicó, es necesario conocer a un Dios que no es «pensado o hipotético», sino «el Dios de rostro humano», «el Dios del amor hasta la Cruz» que «nos dijo que somos hijos de Dios y, por eso mismo, hermanos de todos los hombres».
«Bien sabe Ella», añadió en referencia a la Virgen María, «que, cuando el discípulo acoge en su vida a este Dios que no es una idea, sino una Persona que nos “ama hasta el extremo”, no podemos dejar de responder si no es con un amor semejante y decir: “Te seguiré adonde vayas”». Ése es el rostro que la Iglesia quiere mostar al mundo para «buscar siempre las condiciones más humanas, fomentando una cultura de la vida, de su respeto desde el inicio hasta la muerte; la cultura del encuentro entre los hombres, la eliminación de toda forma de violencia, la creación de condiciones para vivir la fraternidad en el respeto, en la entrega de unos a otros». Porque «solamente desde un encuentro radical con Dios podemos salir, mirar, acercarnos, curar, vendar, prestar nuestra vida a todos los hombres sin excepción, y no desentendernos de nadie».
El cardenal Osoro afirmó que «todos los hombres y mujeres de buena voluntad» pueden encontrar una referencia en la Virgen María, incluso los no creyentes, y por eso concluyó con esta oración: «Santa María de la Almudena, danos tu mirada, abraza nuestros pies y toca nuestro corazón. Haz que los que creemos en tu Hijo caminemos como Él. Y que quienes, por los motivos que fuere, no creen, viendo a tus hijos se pregunten: ¿por qué nos miran como hermanos? ¿Por qué entran en todos los caminos? ¿Por qué tiene un corazón en el que caben todos los hombres? ¿Por qué?».
Por su parte, al formular el tradicional voto de la villa a Nuestra Señora, Carmena afirmó que cuando "la Iglesia se define como católica, lo hace precisamente porque en su identidad está la universalidad, porque exige que todas las personas sean bienvenidas, con independencia de su origen, de sus opiniones o de su manera de entender la vida", "mientras tejemos desde el orden de los valores una fraternidad universal". Y elogió las "aportaciones como las del Papa Francisco, quien casi hace un año inició un nuevo ciclo de reflexiones con el tema central de la esperanza": "La esperanza y el compromiso de promover la cultura del encuentro y la cultura de la paz, evitando el encasillamiento que polariza y excluye y que puede conducir a la fractura social".