El fuego está asolando Galicia, Asturias e incluso de manera más grave el norte de Portugal. En Galicia las decenas de incendios provocados de manera simultánea y que llegaron a entrar en Vigo, la ciudad gallega más poblada, han dejado ya cuatro muertos.
Ante esta situación crítica y la impotencia de miles de ciudadanos que tuvieron que abandonar sus casas y que se unieron a las labores de extinción, los obispos gallegos han querido publicar una carta.
“Compartimos ante todo el dolor de los que lloran a sus familiares y amigos que perdieron la vida y elevamos nuestra oración a Dios para que los acoja junto a sí. Quisiéramos que en estos momentos fuese real en todas nuestras parroquias de la Iglesia en Galicia la experiencia de la unidad, del compartir esfuerzos, dolores y angustias, la cercanía del amor fraterno, de modo que nadie se sienta solo en la necesidad; y agradecer, al mismo tiempo, tantos gestos de solidaridad de amigos y vecinos, que son un apoyo imprescindible para mantener la esperanza y el coraje”, afirma el texto conjunto.
Además, los obispos resaltan que “nos parece imprescindible igualmente condenar con toda claridad las acciones de quien causa voluntariamente este tipo de incendios, que ponen en riesgo la vida de personas y también dañan grave e irresponsablemente el medio ambiente tan necesario para la vida”.
De este modo, el comunicado afirma que “provocar un incendio es un gesto de grave inmoralidad, en el que la persona pone de manifiesto una actitud ante los hermanos y ante la naturaleza contraria al bien querido por Dios”.
En el texto, los obispos gallegos inciden en manifestar “nuestro reconocimiento y apoyo a las miles de personas implicadas en el operativo de lucha contra el fuego, los bomberos, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y los numerosos voluntarios, que se esfuerzan por salvar vidas, aliviar daños y evitar la pérdida de personas y bienes, incluso a costa de cansancio y riesgos personales. En circunstancias a menudo extremas, nos dan un ejemplo admirable de abnegación sin límites”.
Y por último, anuncian que “a partir de nuestras comunidades cristianas, de las Cáritas Diocesanas y de otras instituciones eclesiales, mostramos nuestra disponibilidad para la acogida y la ayuda incondicional de cuantos la necesiten”.
Puede leer aquí el comunicado íntegro de los obispos gallegos