Esta semana es de gran importancia en la labor de Manos Unidas puesto que visibiliza la importante labor que llevan a cabo cada día durante el resto del año. Y es que este lunes es el Día Mundial de la Alimentación y el martes el de la Erradicación de la Pobreza.
En un comunicado, esta organización católica de caridad recuerda el último informe de la FAO, que dice que el número de personas que padecen hambre en el mundo ha llegado a 815 millones, unos 20 millones más que en el año anterior.
La mayoría de estas personas vive en los países en desarrollo de Asia, África y América Latina y el 70% son mujeres. Pero además de las cifras, para Manos Unidas el hambre es una realidad compleja que tiene entre sus principales causas: la mercantilización de los alimentos, la insostenibilidad social y medioambiental de la producción a gran escala y la pérdida y el desperdicio de alimentos.
En estas fechas la Organización denuncia que más de 2.200 millones de personas son pobres según el criterio de Pobreza Multidimensional que tiene en cuenta ingresos, gastos, sanidad, escolarización nutrición, electricidad, agua y saneamiento y acceso a bienes de consumo. Para Manos Unidas, el establecimiento de una “economía de exclusión” que provoca que millones de mujeres y hombres, niños y niñas no puedan disfrutar de una vida digna en un entorno feliz y saludable es inaceptable.
Fidele Pogda, coordinador del Departamento de Estudios y Documentación de Manos Unidas, asegura que “el hambre, la pobreza, sus cifras y sus causas, son incompatibles con la dignidad de la persona vista desde la perspectiva humana y cristiana”.
Para Pogda, “es necesario hacer un doble llamamiento. De un parte, a la responsabilidad de los gobiernos, especialmente en los países en desarrollo, para que ejecuten programas de lucha contra el hambre y la pobreza, acordes con los derechos humanos que encarnan la dignidad de todo ser humano y de otra, a la sociedad, sobre todo en los países ricos, para que asumamos que los cambios individuales que realizamos tienen un enorme efecto sobre los poderes políticos, económicos y sociales para lograr dar la vuelta a las cifras del hambre y la pobreza en el mundo”.
Como ejemplo del compromiso que la Organización tiene en la lucha contra el hambre, la pobreza y sus causas, Manos Unidas destina el 90,2 % de sus gastos a esos fines. Así, en 2016 destinó 47.620.623 €, un total de 39.829.082 euros (el 85,1%) a la realización de 604 proyectos de cooperación al desarrollo y 2.494.545 euros (el 5,1%) a actividades de sensibilización en España. El 9,8% restante se dedicó a la promoción y captación de recursos (2,8%) y a la administración y estructura (7%), que hacen posible el desempeño de la actividad de la Organización en su lucha contra el hambre desde hace casi sesenta años.
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