La pandemia del coronavirus se está recrudeciendo en la Comunidad Valenciana. En los últimos 15 días se han detectado 100.000 casos más en la región. Antes ya se contagiaron por la enfermedad otros 190.000 valencianos, con 4.500 fallecidos hasta el momento.
En la región hay ya una incidencia de 1.438 contagios por cada 100.000 habitantes, la más alta de España de acuerdo con la última actualización de datos del Ministerio de Sanidad.
En respuesta, la Generalitat valenciana ha anunciado este viernes cierres perimetrales en 15 ciudades para los tres próximos fines de semana (del 29 al 31 de enero, del 5 al 7 de febrero y del 12 al 14 de febrero). Afectarán a 2,5 millones de personas, los habitantes de Valencia, Alicante, Elche, Castellón, Torrevieja, Torrent, Orihuela, Gandía, Paterna, Benidorm, Sagunt, Alcoi, Sant Vicent del Raspeig, Elda-Petrer y Vila-real.
"Confiemos en Dios, no tengamos miedo"
La respuesta del cardenal Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia, en una carta diocesana con fecha del 25 de enero, es mantener las iglesias abiertas todas las horas que se pueda con el Santísimo expuesto y aumentar el número de misas, aunque cada una tenga pocas personas. Hay que favorecer que la gente pueda rezar y pueda comulgar, dice.
Ante los miedos que surgen en la pandemia, escribe el cardenal, “es para que volvamos a Dios, confiemos en Él, y no tengamos miedo, y se vea la gloria de Dios que es que el hombre viva”.
Al cardenal no le gustó una portada del diario La Razón del domingo 24 de enero que titulaba así: “El olvido de Dios en plena pandemia, las iglesias se vacían”
Declara que se sintió “triste y con dolor”. (En realidad, los confinamientos y restricciones limitan la asistencia a misa semanal, pero tanto el CIS de enero de 2021 como un sondeo internacional de Pew Research constatan que crece en España la religiosidad de los ya creyentes y la asistencia a la misa entre semana).
Cañizares escribe: “no podemos permanecer casi impasibles, resignados y sin esperanza. Es la hora de Dios, que no nos deja ni permitirá que nos hundamos en la pandemia”. “Es necesario creer, fortalecer la fe y cambiarán las cosas”, añade destacando que “no es un consuelo ficticio, es una realidad viva y cierta; pero avivemos la fe, que la necesitamos todos”.
Iglesias abiertas todo el día con el Santísimo expuesto
El cardenal pide a los sacerdotes que tengan “las iglesias abiertas todo el día, con el Señor, el Santísimo, expuesto para que los fieles puedan estar con el Señor, orando y adorándolo y vosotros mismos también”.
“No lo dudéis: el pueblo fiel necesita la Eucaristía, como nos muestra Dios mismo en tantos testimonios a lo largo de la historia en momentos difíciles y en pruebas, como hoy sucede”, añade.
Anima a acudir presencialmente a los sacramentos
Invitando a la paciencia y poniéndose en disposición de Dios, el cardenal incita a “vivir esa fe, acrecentar esa fe, pedir al Señor que aumente nuestra fe; y para ello participar realmente en la Eucaristía, escuchar la Palabra de Dios en ella, tomar parte en la celebración del misterio de la fe, comulgar realmente –comer el Pan de la vida–, no sólo espiritualmente. Orar y adorar al Santísimo, realmente presente en este sacramento de la fe, de la verdad y de la caridad”.
Por ello, pide a los sacerdotes que, más allá de las iniciativas virtuales, celebren “presencialmente la Eucaristía, sacramento de nuestra fe, y que tenéis no sólo el permiso, sino el ruego de que cuantas veces sea necesario u oportuno hacerlo lo hagáis, guiados de la prudencia, aunque participen numéricamente pocos fieles, y aunque estéis solos o casi solos, siempre guardando las medidas de prudencia y responsabilidad necesarias”.
“La fe no puede mantenerse sin la Eucaristía. Los cristianos de hoy, como los cristianos y mártires de los primeros siglos, no podemos vivir sin la Eucaristía”, apostilla.
Leer el evangelio en las casas, en familia
A las familias las invita a rezar y leer en evangelio en casa “sin ningún pudor, ni temor y sin ninguna vergüenza, con libertad, con ánimo, con fe, en definitiva”, apunta.
También propone que “las parroquias y la Delegación diocesana de catequesis ofrezcan a los padres o abuelos materiales de catequesis, sencillos, enjundiosos, sustanciales, nada complicados, pero hay que enseñar la fe, desde la fe: cuando se entrega la fe, la fe se fortalece”.
“Insistid en estas cosas, con fe, con creatividad, libertad, valentía, sin bajar la guardia, con toda prudencia y sentido de responsabilidad”, reclama a los sacerdotes a la vez que les insta a reforzar la oración personal ya que “no podemos olvidarlo ni dejar ninguna brecha por la que se pueda deslizar el mal”.
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