Josefa Vera lleva 27 años en la Pastoral Penitenciaria de la Diócesis de Cartagena y cada año acompaña a un nutrido grupo de presos a los sacramentos de iniciación cristiana. Hace unas semanas fueron 20 internos del Centro Penitenciario Murcia I los que recibieron la confirmación. A la celebración asistió la Jueza de Vigilancia y el hijo de un funcionario de prisiones, que entró en la cárcel para confirmarse con los presos, explica José Calderero en Alfa y Omega.
Es habitual que en las cárceles españolas se celebren con asiduidad los sacramentos. “Al entrar en la cárcel es frecuente que la gente se vuelva hacia su interior y empiece a recordar todo lo bueno vivido fuera”, explica Josefa Vera, responsable de Pastoral Penitenciaria de la Diócesis de Cartagena para el Centro Penitenciario Murcia I.
Esto, sumado “a la quietud que encuentran los internos” en la cárcel, “favorece el inicio de un proceso de reflexión”, añade la religiosa, en el que “les surgen infinidad de dudas que tratamos de resolver desde la Pastoral Penitenciaria”.
Las preguntas de los presos son como las de los hombres libres. “Tienen sus dudas sobre la Iglesia. Como a cualquiera, a veces no les convence todo lo humano”. Pero “suelen dar el salto a la fe con facilidad”.
Fruto de este trabajo desarrollado por la Pastoral Penitenciaria del centro, en el que actualmente colaboran cerca de 40 voluntarios, “todos los años un nutrido grupo de internos se apunta a los talleres de maduración en la fe”, asegura Vera. En ellos, se les prepara para recibir los sacramentos de iniciación cristiana y se les acompaña en su crecimiento en la fe.
En concreto, este año han sido 20 presos los que han pedido recibir la confirmación. La celebración tuvo lugar en la capilla del centro el sábado 24 de junio y estuvo presidida por el vicario de la Zona Suburbana I de Cartagena, Fernando Valera.
Junto a los presos, también se ha confirmado un hombre libre. “Era el hijo de un funcionario de presiones, que entró en la cárcel para confirmarse junto a los internos”, explica la religiosa.
En la celebración, entre el público asistente, también estuvo presente la Jueza de Vigilancia, “que para ellos es un personaje muy cercano y del que dependen muchas cosas”.
De esta forma, a la celebración se sumaron un gran número de personas –entre internos, trabajadores del centro y personas de la calle– y “dejó una profunda huella en los ya confirmados”. “Me decían que estaban emocionados, que se habían sentido en familia y que, ante la presencia de tanta gente, no sabían si estaban en la cárcel o en la parroquia de su pueblo”, cuenta la responsable de la Pastoral Penitenciaria.
Josefa, que pertenece a la congregación Hermanas Apostólicas de Cristo Crucificado, lleva 27 años en la Pastoral Penitenciaria. El recuerdo que permanece en su memoria a lo largo de todos estos años es “cuando un preso sale de la cárcel. Es un momento muy gozoso para ellos y, por lo tanto, también para nosotros. Se reencuentran con su familia y eso les hace felices”.
La religiosa también se siente “dichosa” de “haber podido acompañar a los internos cuando tienen un juicio y se tienen que poner en verdad ante Dios y ante los hombres. No es fácil y te necesitan cerca”, concluye.