José Antonio Álvarez Sánchez y Vicente Martín Muñoz fueron ordenados obispos auxiliares de Madrid en una ceremonia que tuvo lugar este sábado en la catedral de la Almudena. La presidió el cardenal arzobispo de la diócesis, José Cobo, quien les impuso las manos para otorgarles la plenitud del sacerdocio.
La sede madrileña tendrá así, al sumarse a los también auxiliares Jesús Vidal y Juan Antonio Martínez Camino, cinco obispos.
Al acto asistieron cerca de setenta obispos y más de doscientos cincuenta sacerdotes, además de cientos de fieles y familiares y amigos de los nuevos prelados. Monseñor Álvarez era desde 2015 rector del seminario mayor de Madrid y monseñor Martín, originario de la diócesis de Mérida-Badajoz, delegado episcopal de Cáritas Española y director del secretariado de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social.
La homilía del cardenal Cobo.
En su homilía, el cardenal Cobo les exhortó a ser "pastores en comunión íntima con Cristo, Buen Pastor" y a querer a todas sus ovejas mirándolas "como las mira Dios, con corazón de misericordia". Les pidió también ejercer su autoridad con humildad y cercanía, porque cualquier forma de hacerlo "que no hunda sus raíces en este suelo y en el pueblo de Dios es una planta extraña que no pertenece al Evangelio". Y aguardar a las ovejas perdidas con los brazos "abiertos a la acogida, sin preguntar por qué se marcharon ni qué sendas recorrieron".
El Evangelio, abierto sobre la cabeza de los dos nuevos obispos. Foto: archidiócesis de Madrid.
Luego él les impuso las manos junto a José Rodríguez Carballo, flamante arzobispo de Mérida-Badajoz, y Jesús Vidal, como obispos co-consagrantes. Gesto que repitieron luego todos los demás obispos presentes.
Tres sueños
Al término de la celebración, los dos nuevos obispos se dirigieron de forma conjunta a los presentes, en su primer mensaje al pueblo de Madrid. Junto a un emotivo capítulo de agradecimientos y una glosa a sus respectivos lemas episcopales (Sígueme, Álvarez; Dios es amor, Martín) expresaron tres sueños que esperan ver realizados como obispos.
El primer mensaje de los dos nuevos obispos a sus diocesanos.
Primero, "poner, ante todo, en el centro de nuestra vida y ministerio al Dios que nos ha llamado para aprender a ver la humanidad, esta sociedad madrileña con su misericordia y abrazar el mundo con la esperanza del Evangelio".
Segundo, caminar con toda la diócesis desde "la escucha, el diálogo y el discernimiento para descubrir juntos qué nos dice hoy el Espíritu y seguir llevando la luz del amor de Dios a todos los rincones y periferias... Ser Iglesia misionera y sinodal, Iglesia en camino, redescubriendo la vocación común bautismal y profundizando en nuestro ser comunidad cristiana en medio de una sociedad cada día más individualista y desvinculada".
Y tercero, "el Reino de la paz, la justicia y la fraternidad en un mundo lleno de sombras, donde la dignidad humana está en crisis a causa de las guerras y las crecientes polarizaciones, del drama de las migraciones forzadas, de la precariedad laboral, de la violencia por los abusos y el deterioro de la casa común".
"La caridad cristiana no entiende de fronteras, solo de compasión y dignidad, tiende puentes y acorta distancias", concluyeron: "Queremos escuchar el grito de los más pobres porque en ellos escuchamos los gritos del Dios que sigue viendo, escuchando y sintiendo el clamor de su pueblo. Ser Iglesia acogedora, samaritana y fraterna".