"Si el dolor de los hombres no duerme, la Iglesia debe velar", afirma el diácono Bienvenido Nieto, coordinador de esta iniciativa puesta en marcha por la Archidiócesis de Madrid, que tras varios meses preparándose vio la luz el pasado 15 de mayo.
Este servicio urgente católico nació en Buenos Aires y el Papa Francisco, siendo entonces sacerdote en Argentina, fue uno de los voluntarios que participó en esta ayuda espiritual a los moribundos y sus familias.
Hasta la fecha, en Madrid hay 54 sacerdotes que se han presentado voluntarios que hacen turnos para cubrir las noches pues el servicio funciona de 11 de la noche a 7 de la mañana y se les contacta a través del teléfono: 91 371 77 17. “Esperamos que el número (de sacerdotes) se amplíe en cuanto el servicio se vaya conociendo”.
El protocolo del Surca establece que el sacerdote siempre vaya acompañado por un laico, que así también podrá ayudar a la persona que ha realizado la llamada telefónica mientras el sacerdote atiende espiritualmente a la persona moribunda o enferma.
La periodista Noemí López Trujillo acompañó a los miembros de este servicio católico urgente en el tercer día de funcionamiento y lo ha contado en un reportaje en El Español. Aquel día estaba de guardia el sacerdote David López Casares, sacerdote de la Parroquia Santo Domingo de Guzmán del barrio madrileño de Aluche, en el sur de la capital.
Era su primera guardia como voluntario y tan sólo un rato después de que la iniciase sonó el teléfono. “Mi padre se está muriendo, me han dicho que este es un servicio de urgencias católicas, ¿puede venir y darle la extremaunción?”, pregunta al otro lado del teléfono uno de los hijos de un hombre al que los médicos le han dicho que le quedan pocas horas para morir. Como pudo, y mientras apretaba con su mano una imagen de la Virgen de Fátima, les pidió que llamaran a un sacerdote.
Ya preparado, el sacerdote cogió su coche y recogió a Santas, una feligresa laica de 70 años que será su compañera en las guardias y le acompañará en las urgencias. “El protocolo dice que debemos ir siempre con alguien. No es otro sacerdote voluntario, sino un laico que se ofrece a ello. En mi caso es una mujer, se llama Santas y suele cuidar a enfermos”.
Rápidamente y sin tiempo que perder ambos se dirigieron al domicilio del enfermo. Una vez allí, confesó al moribundo y le dio la extremaunción. También hablaron de Dios y consolaron a la familia del enfermo. “La familia estaba serena. Dios nos ayuda en estos momentos”, asegura Santas.
Una vez que reciben la llamada, comprueban la situación y si no se puede resolver por teléfono, el sacerdote y su acompañante se trasladan al domicilio o centro hospitalario donde se les requiera
Una hora después de que salieran de la parroquia de Aluche abandonaban la casa del moribundo.
El padre David López afirmaba que el Sarcu es una forma de acercar la Iglesia a la gente. “En los pueblos y sitios pequeños es habitual que los creyentes tengan el teléfono del párroco y que si hay una urgencia, le llamen. Pero en las grandes ciudades eso no pasa. Un dolor existencial se puede tener en cualquier momento. Igual que si te encuentras mal o tienes un accidente llamas a Emergencias para que venga el SAMUR, aquí puedes llamar también si algo te aflige”, cuenta este religioso.
Él se apuntó como voluntario precisamente por ofrecer una ayuda tan necesaria en un momento clave para estas personas y sus familias. “Por ejemplo, imagino a las personas a las que se les murió alguien en el 11-M. Cuando hay un trauma en la sociedad tan fuerte como ese es muy posible que necesites llamar para que te acompañen en tu dolor, para que te escuchen. Hay gente que necesita sentir a Dios cerca y nosotros, los sacerdotes, es lo que intentamos. Mucha gente viene a la parroquia a contarme problemas de su matrimonio o a decirme que el banco le va a quitar la casa. Tú sabes que no tienes la solución, pero la persona se desahoga”, añade.
En caso de que sea de Madrid y necesite el Servicio de Asistencia Religiosa Católica Urgente puede llamar al 91 371 77 17 en horario de 23 a 7 horas de la madrugada.