La beatificación -la segunda celebrada en la Catedral de Oviedo hasta el momento- estará presidida, como es habitual, por el cardenal Angelo Amato, prefecto vaticano para la Congregación de las Causas de los Santos. Desde Francia acudirán el obispo de Montauban, Bernard Ginoux, y peregrinos devotos del padre Ormières y ligados a las religiosas y colegios que inspiró.
Participarán también el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, y los obispos de la provincia eclesiástica: Julián López Martín, de León, Manuel Sánchez Monge, de Santander y Juan Antonio Menéndez, de Astorga, junto con los obispos de Palencia, Manuel Herrero Fernández, y el de Sigüenza-Guadalajara, Atilano Rodríguez Martínez.
Se prevé que acudan en total unas 2.500 personas: religiosas de la congregación del Santo Ángel y también niños, jóvenes y familias pertenecientes a las diferentes obras apostólicas, colegios y parroquias, que dirigen las religiosas en el mundo.
Habrá fieles de hasta once nacionalidades, especialmente de Latinoamérica (Colombia, Ecuador, Méjico, El Salvador, Nicaragua o Venezuela), pero también de África (Guinea Ecuatorial, Malí, Costa de Marfil), y de Asia (Japón).
El padre Ormières, nacido en Quillán, un pueblo del sur de Francia, en 1809, se ordenó sacerdote en 1833 y se dedicó principalmente a la educación. Con el tiempo fundó una congregación femenina, las Hermanas Del Ángel de la Guarda. Al fundar un noviciado en Gijón, pasó mucho tiempo en la ciudad asturiana y falleció en ella el 16 de enero de 1890, en el actual colegio del Santo Ángel, donde aún se conserva la que fue su habitación, ahora convertida en oratorio.
Su proceso de beatificación se vio impulsado con la curación inexplicable científicamente de un “cáncer incurable” de una religiosa del Santo Ángel, natural de Gijón y profesora del colegio durante años, la hermana Celina Sánchez del Río. La Santa Sede aprobó el milagro de su curación gracias a la intercesión del padre Ormières, paso necesario para su beatificación.