En los tiempos de Zoom, Skype y Whatsapp, muchos abuelos y ancianos aislados o en residencias están recibiendo cartas de papel, con dibujos, colores y letra grande.
Las escriben niños de la asignatura de Religión, a instancias de su maestra, Mariantonia Maestro Lansac, profesora de esta asignatura desdehace 31 años, actualmente en un colegio de Zaragoza.
Ella pone a escribir y dibujar a los niños -cada uno desde su casa, por el confinamiento del coronavirus- y les anima y facilita para enviar las cartas por correo postal. Lo llama el "Proyecto Carta cariñosa". Lo explica en el digital Iglesia En Aragón.
Para personas "con nombre y apellidos"
"Está dirigida a personas concretas —con nombres y apellidos, en la mayoría de los casos— que se encuentran en soledad, en residencias geriátricas, enfermas, o que forman parte del personal sanitario o de servicios (limpieza y administración). Lo estamos realizando con los alumnos de quinto y sexto de primaria. Con los niños más pequeños —desde Primero de Educación Infantil hasta Cuarto de E. Primaria— escribimos una Carta cariñosa a alguno de los seres queridos que no hemos podido visitar durante este periodo de confinamiento. Algunos, escriben a sus abuelos; otros, a sus tíos, primos, amigos…"
Muchos niños ya tienen experiencia en visitar residencias de ancianos en el marco de esta asignatura en Navidad, así que escriben a lugares en los que ya han estado.
"Esta Carta cariñosa tiene su origen en la idea de mantener el contacto con las personas que los niños quieren y aquellas a las que más quieren los niños, pero que están viviendo en distintas localidades y no pueden verlas en estos momentos. El proyecto de los cursos superiores es distinto: en Navidad, acudimos todos los años a una residencia de mayores, cantamos villancicos y representamos una obra de teatro. La verdad es que les cogen mucho cariño, y esta carta les ha transmitido mucha alegría viniendo de los niños de quinto y sexto de primaria", explica la profesora.
Los alumnos enseñan sus coloridas cartas; los niños más pequeños escriben a parientes o amigos; los más mayores, a ancianos y enfermos en hospitales y residencias (foto en Iglesia En Aragón)
La profesora recoge cartas y las envía a la residencia
"Hasta Cuarto de Primaria, los niños han enviado personalmente junto a sus padres cada una de las misivas por correo. Luego, me van contando las respuestas, que son maravillosas. Los mayores, de Quinto y Sexto de Primaria, han escrito la carta y me la han enviado a mi correo corporativo del centro, que utilizamos cada uno de los profesores. Finalmente, yo envío todas las cartas con muchas fotos al gerente de la residencia geriátrica y a la administración del hospital. Y esperamos sus agradecimientos, que siempre son muchísimos", explica Mariantonia.
Mariantonia, 31 años como profesora de la clase de Religión,
pone a los alumnos a escribir cartas durante el confinamiento
Su experiencia es que esta tarea vale la pena y reparte alegría a niños y a ancianos.
"El escribir a mayores hace que los niños y ellos se sientan muy contentos: el valor de la alegría, que me parece fundamental; el de la solidaridad, de quererlos; de sentirse igual que ellos", comenta la profesora.
"Supone una alegría muy grande el hacer prácticas en nuestro tiempo todas las enseñanzas de Jesús. ¡Que Jesús vive ahora, entre nosotros! Y creo que esto forma parte de una vocación que me siento dichosa de seguir", explica Mariantonia, satisfecha.