Josep Miró i Ardèvol, antiguo conseller de la Generalitat y concejal en Barcelona, fundó la asociación E-Cristians en el año 2000, después de un proceso personal en el que vio avivarse su fe cristiana. Pocos años después dejó por completo la política de partido y se dedicó a animar a los católicos a participar en la vida pública, pero en estos 17 años ha visto como los partidos despreciaban cada vez más la propuesta cristiana y como a nivel social la fe se hacía más y más irrelevante.
 
Miembro del Pontificio Consejo de Laicos desde 2008 por designación de Benedicto XVI, explica a ReL la campaña “Católicos pero no mucho” (aquí en Facebook) y su visión de la política en una España en la que ningún partido defiende mínimamente los valores cristianos.
 

 - Por un lado, hemos de admitir que cada vez hay menos católicos. Por otro, el grupo mayoritario en la sociedad es el de los que no van nunca o casi nunca a la iglesia, pero en las estadísticas declaran ser católicos, a pesar de que se les da la opción de declararse no creyentes o indiferentes. Es gente que se declara católica pero con reservas hacia la Iglesia, la Iglesia es como una barrera para ellos. Tienen una identidad católica débil, igual que muchas otras identidades débiles que hay en nuestra sociedad.
 
»Queremos llegar a esos “católicos pero no mucho”. Los carteles en la calle son baratos y eficaces y en internet remiten al sitio Facebook de “Catòlics pero no massa”. Algunos gestores que llevan el espacio en Facebook también se declaran así, católicos poco o nada practicantes, pero que se hacen preguntas. Hay que llegar a estos bautizados y superar la mala prensa que tiene la Iglesia. No es exactamente evangelización, es más bien pre-evangelización, suscitar preguntas. Pensamos también en los “católicos culturales”, que a lo mejor no tienen mucha fe pero sí creen en el matrimonio cristiano, aunque no saben cómo defenderlo ni como explicarse. Esperamos que eventualmente algunos den el paso, a base de hacerse preguntas, de ir personalmente a la parroquia, conocer más cristianos y explorar la fe.


 

- Estamos aprendiendo sobre la marcha, el método irá mejorando con la práctica, pero ya vemos confirmada nuestra intuición básica. Esperamos llegar a conectar a 30.000 o 40.000 seguidores de Cataluña en Facebook. Ya son muchos miles.
 
»Lo que es evidente es que ahora mismo la Iglesia Católica no tiene nada pensado para que su voz llegue a los católicos no practicantes. Y no hablamos de evangelizarles, sino de, simplemente, informarles, de darles razones, argumentos, propuestas, etc…
 

- E-Cristians nació para llevar la concepción cristiana a la vida pública y dar voz de manera razonada a la doctrina social de la Iglesia en el debate social. La Iglesia tiene muchos expertos en Doctrina Social, pero por desgracia no consiguen llegar al debate público, y mucho menos aplicarlo en políticas. Nadie dice en el debate político, por ejemplo, “este sistema fiscal plantea inconvenientes desde el punto de vista de la doctrina social católica”. La doctrina social no es un programa, pero sí puede inspirar muchas aplicaciones.
 
»En 17 años hemos aprendido que los católicos y la Iglesia tenemos gravísimas deficiencias, y también hemos visto que las visiones contrarias al Evangelio han logrado enormes avances. La Iglesia está fuera del debate cultural. Y la Iglesia, en el debate político, sólo se mueve para defender algún interés institucional, no incide en lo político.
 
»Los indicadores para la Iglesia son malos. Las cifras de matrimonios religiosos en quince años se han hundido. ¡También las de matrimonios civiles! Si hace 15 años nos dicen que la ideología hegemónica sería la ideología de género y LGBTI, habríamos puesto cara de extrañeza. Pero eso es lo que ha pasado.
 

- Es que la han asumido tres corrientes que antes la ignoraban: los antiguos socialdemócratas, los liberales (que, juntos, hoy son social-liberales a efectos prácticos) e incluso la izquierda postmarxista.
 
»La antigua socialdemocracia asume la ideología de género como una enseña social, de transformación. Como los socialistas son incapaces de hacer cambios eficaces de verdad en la economía, ya ni lo intentan. ¿Cómo piensan entonces distinguirse de la derecha, si en economía hacen los mismo? Pues marcando mucho la ideología de género.
 
»La izquierda postmarxista también asume las doctrinas “gender” porque les parece que es una variante del marxismo: en vez de la lucha de clases, de obreros contra capitalistas, es ahora lucha de clases entre el patriarcado-heterosexual contra los oprimidos que son las mujeres y las identidades de género, los gays, los transexuales...
 
»Y para los liberales es ontológico: ellos propugnan que la naturaleza humana depende del deseo de cada uno, de la mente. Eso es liberal. Un marxista de los de antes no podría asumir eso, porque sería contrario al materialismo marxista. Pero ya no hay marxistas de los de antes. Así que ya todos juntos, social-liberales e izquierda postmarxista propugnan la ideología de género.


 

  El Ayuntamiento de Madrid y la sede de la comunidad autónoma madrileña ostentan la bandera de una ideología particular, propia de unos pocos...


- Todos los partidos en España sirven a la ideología de género. El PP, que antiguamente tenía  una vertiente conservadora y cristiana, hace tiempo que se convirtió, meramente, en una máquina de obtener el poder, sin valores. Las leyes radicales de Zapatero, que en su momento eran únicas e insólitas en Europa, han sido todas ellas, todas, asentadas por el PP. Fue Rajoy quien dio solidez a las leyes de Zapatero. Cuando la alternativa política consolida a las leyes del Gobierno precedente es cuando se solidifican.
 
»El caso es que todos los partidos comparten la misma ideología y eso es malo para una democracia madura. Porque esa ideología no respeta el sentir de toda la sociedad. Las recientes leyes LGBT presentan la ideología de género como una ideología de estado. Esto deforma la democracia.
 

- Hoy por hoy estamos sin alternativas. Las alternativas que se presentan son solo o frikis o meros activistas. No analizan la perspectiva de género en una concepción política global.
 
»En Francia e Italia es distinto. Allí sí hay un centroderecha que aún planta cara. O los partidos minoritarios democristianos en países nórdicos, la democracia cristiana en Alemania o Austria. Allí al menos plantean un debate. España es excepcional en que el centro derecho no ha hecho nada. Ya no hay conservadurismo español.
 

- Poca gente se va del PP. ¿Por qué? Entre los votantes, porque dice ofrecer “orden y estabilidad”. Ante la supuesta amenaza de Podemos (amenaza con las comillas que se quiera) el PP dice que nos dará seguridad. Y ante la amenaza (más comillas) del separatismo, el PP dice que da garantías. Eso se lo creen muchos electores.
 
»¿Y los políticos cristianos por qué no se van del PP? Porque no tienen base cultural. Hacia 2002, hablé con José María Michavila, que era ministro de Justicia con Aznar, para animar a que el PP reforzase su presencia cristiana. Él me dijo: “Nosotros nos hemos esforzado en agrupar todo el centro-derecha. Cuando la gente de Iglesia tengáis una organización que represente a la mayoría, venís y nos contáis los que planteáis”.
 
»Entre los cristianos hoy hay una fragmentación que lo dificulta todo. Si no se construye un movimiento social cristiano grande, que desde la Doctrina Social ofrezca sus planteamientos en lo cultural, los partidos no querrán representarlo.  
 
»El feminismo de género, por ejemplo, exige muchas cosas, siempre va con exigencias. ¿Y qué exigen los cristianos, sus votantes y líderes? Parece que solo piden un poco de orden y frenar a Podemos o los separatistas. Unos grupos cristianos meten etiquetas a otros y ya no trabajan juntos. Hace falta un ecumenismo católico.


 Manifestación "La familia importa" de 2005, en Madrid


 Manifestación "Cada Vida Importa" contra el aborto en 2009


- Sí, en España ha habido muchas manifestaciones con 60 u 80 asociaciones cristianas o de la familia, con cientos de miles de personas... pero a la mañana siguiente no queda nada, no cristaliza en ninguna plataforma estable, constante, y que haga política.
 
»En Francia hacen manifestaciones potentes, también, la Manif Pour Tous... pero de allí salió un movimiento político, que casi llevó a su candidato, Fillon, a la presidencia. Fracasó por un fallo personal del candidato. Pero casi lo consiguen en la laica Francia, mientras que España, luz de Trento, martillo de herejes, todo eso que se decía antes...es la capital mundial de la ideología de género.
 

- Sí, y también en Cataluña se dice que con CiU destruida y su sustituto, el PdCat, que no convence a nadie, también hay un hueco y que otra cosa saldrá... Ahora en Cataluña hay gente buscando el centro perdido.
 
»Pero lo cierto es que un partido nunca nace, primero, como partido. Siempre surge de una cultura previa. Los comunistas salieron de organizaciones obreras politizadas. Ciutadans nace de asociaciones que reaccionaban al nacionalismo catalán. CiU surgió de una corriente catalanista que no quería ser representada por la izquierda. Podemos sale del 15-M.
 
»Hay que tener una estructura social, antes del partido. Sin batalla cultural y sin organizarse socialmente, no hay posibilidad de partido. Se necesitaría al menos un entorno de 40.000 personas conectadas, con cuadros, liderazgos y dinero, que les financien. Ese es el planteamiento realista.
 

-Recordemos que la democracia cristiana española en su momento fue bloqueada por la jerarquía eclesial. La democracia cristiana en Cataluña y en el País Vasco,  en época de Gil Robles. Y en la Transición fue frustrada porque el cardenal Tarancón dijo que no debía existir una democracia cristiana tras el franquismo.
 
»Desde entonces, los obispos en su mayoría siguen igual. Creen que no pasa nada si la Iglesia carece de un interlocutor fiable, no les importa. Pensaban que el PP o Convergencia bastarían. La Iglesia debería haber animado durante años una corriente cultural cristiana más fuerte en el PP, y no solo en Madrid, en toda España, y nunca lo hizo. La jerarquía tiene graves carencias de lectura política, históricamente: no saben leer la política, con alguna excepción honrosísima.