Los Obispos del País Vasco (España), Mons. José Ignacio Munilla, Obispo de San Sebastián; Mons. Mario Iceta, Obispo de Bilbao; y Mons. Juan Carlos Elizalde, Obispo de Vitoria, hablaron en una entrevista sobre la importancia del desarme definitivo de la banda terrorista ETA.
La banda terrorista ETA anunció el pasado 17 de marzo que entregaría las armas de manera definitiva antes del 8 de abril.
Mons. José Ignacio Munilla, Obispo de San Sebastián, manifestó en la entrevista concedida al diario El Correo, su alegría por “cualquier paso dado en la dirección de la paz”, pero apuntó que “ese anuncio de ETA es claramente insuficiente; y que nace más de unos parámetros de estrategia política que de una decisión ética”.
Por eso, el Obispo de San Sebastián insistió en que “la única respuesta que la sociedad espera es la disolución definitiva de la banda terrorista ETA, porque su mera existencia es una amenaza; aun cuando es claro que ya es impensable el retorno a tiempos pasados”.
Desde 1958, ETA reclamaba con sus atentados terroristas la independencia del País Vasco (compuesto por las ciudades de Bilbao, San Sebastián y Vitoria) del resto de España. En el año 2011 anunció el alto el fuego. Hasta entonces habían muerto 829 personas en sus atentados.
Mons. Munilla aseguró que desde que ETA anunció el fin de la violencia se ha dado “un cambio sustancial” en la sociedad.
“La desaparición del terrorismo entre nosotros ha permitido una desfanatización de la vida política y social, con el consiguiente enriquecimiento que nace de la verdadera pluralidad de la sociedad vasca”, precisa el Obispo de San Sebastián a El Correo.
En ese sentido, Mons. Juan Carlos Elizalde, Obispo de Vitoria, aseguró que el papel de la Iglesia en la reconciliación es muy importante porque “en todo proceso de pacificación es más determinante la actitud de las personas que las estrategias. La Iglesia cree en la condición humana capaz de cambiar, pedir perdón y perdonar”.
Además apuntó que la Iglesia “tiene recursos personales y pedagógicos en el arte de la reconciliación y de hecho no ha dejado de utilizarlos en estas décadas en nuestra tierra. Los cristianos formamos parte del entretejido social y cada celebración del perdón en sus comunidades tiene un efecto público y social”.
Mons. Mario Iceta, Obispo de Bilbao, destacó que es “muy importante ayudar a cicatrizar las heridas” presentes en la sociedad vasca.
“Es un trabajo lento, paciente, que requiere de una pedagogía adecuada, de acompañamiento, de arropar a quienes han sufrido y ayudarles a resituarse tras los hechos violentos y dolorosos”, aseguró.
En ese sentido el Prelado reconoció que “lamentablemente las cicatrices siempre van a estar presentes, y en ocasiones serán dolorosas e incluso algunas pueden quedar abiertas”, por eso subrayó la importancia de “la labor de acogida, ayuda, servicio y acompañamiento”.
Una parte fundamental para la asentar la convivencia pacífica es el perdón. Desde numerosos ámbitos destacan la importancia de que los presos de ETA muestren arrepentimiento y pidan perdón de manera explícita a las víctimas.
Mons. Munilla apuntó que desde algunos ámbitos se afirmaba que “los conceptos de 'arrepentimiento' y de 'petición de perdón' eran propios del ámbito religioso, y que no cabe proponerlos de forma generalizada en el proceso de pacificación de una sociedad laica y aconfesional”.
Algo con lo que el Obispo no se ha mostrado de acuerdo ya que asegura estar convencido de que “el 'arrepentimiento' y la 'petición de perdón' son inherentes a la ética, incluso fuera del concepto religioso de pecado”.
Mons. Munilla insiste en que no vale solo “el mero reconocimiento del daño causado, como una alternativa al arrepentimiento” porque éste “puede encubrir fácilmente una mera estrategia política, incapaz de empatizar con el dolor de las víctimas”.
Sobre la acción de la Iglesia en la pacificación, Mons. Iceta destacó los numerosos llamamientos de los Obispos del País Vasco durante los años más duros del terrorismo en los que se condenaba “de manera rotunda” y mostraban su apoyo “explícito a las víctimas y familiares”.
“A quienes hayan podido percibir indiferencia, frialdad o cualquier actitud que les haya causado sufrimiento por parte de miembros de la Iglesia quisiéramos pedirles humilde y sinceramente perdón con el compromiso de ponernos a su servicio en todo aquello en que pudiéramos acompañar, ayudar y también en la reparación en lo posible del padecimiento causado tanto por comisión como por omisión”, aseguró el Obispo de Bilbao.