Que Hakuna es un movimiento juvenil católico que llena estadios ya se ha contado muchas veces (por ejemplo, con sus 17.000 asistentes a su concierto del WiZink Center de Madrid). Más difícil es poner números a su presencia en grupos locales de oración en las distintas ciudades de España y otros países. A veces, la prensa local ayuda a hacerse una idea.

Es el caso de un reportaje de Pilar Fernández Larrea en El Diario de Navarra, que explica cómo este movimiento va consolidándose en Navarra.

Navarra no deja de ser una región peculiar dentro del catolicismo español, por su vinculación histórica al catolicismo más tradicional o tradicionalista, la presencia relevante del Opus Dei a través de la Universidad de Navarra y otras entidades vinculadas, también una fuerte tradición misionera y unas características políticas y sociales propias (una comunidad foral de 650.000 habitantes, con un partido de centro derecha foral, UPN, como el más votado, con un 28% del voto regional).

Hakuna es una oferta interesante para muchos jóvenes adultos católicos, que buscan expresar una fe, o una búsqueda de la fe, de formas distintas quizá a las que han visto en sus padres y abuelos. Unos 400 jóvenes participan de forma estable en sus distintas citas semanales en Navarra, dice el artículo.

"En Pamplona tienen presencia, con varios grupos que se reúnen todas las semanas con ensayos de música enmarcados en la hora santa, misa, encuentros y voluntariado. Marcos Domingo, estudiante de segundo de Derecho, es uno de los responsables de Hakuna en Pamplona. Incide en que la música es parte de un movimiento que tiene sus cimientos en el encuentro mundial de la juventud con el Papa, el proyecto creció en Madrid, arropado por el sacerdote José Pedro Manglano, conocido como Josepe y en esta década se ha consolidado como un fenómeno que aglutina a jóvenes católicos".

Universitarios en Santa María de Ermitagaña

Marcos Domingo explica que en Pamplona los encuentros comenzaron en la parroquia Santa Vicenta María. Pasaron luego a la de Santa María de Ermitagaña, donde se reúnen cada lunes, sobre todo universitarios.

Jóvenes de encuentros de Hakuna posan en Santa María de Ermitagaña en Pamplona.

"Los miércoles, otros grupos del movimiento acuden a la parroquia de San Miguel, son los senior, adultos o jóvenes que ya han acabado sus estudios y se inician en la trayectoria laboral. “Además, este año tenemos un grupo de jóvenes estudiantes de Bachilerato, unas 90 personas, cada dos viernes.

Unos y otros están atendidos por el sacerdote David Galarza: “Dirijo la Hora Santa y celebro misa, pero ellos son un movimiento privado de laicos", detalla el sacerdote.

El movimiento cuenta con unas 400 personas que en Navarra participan de manera activa; han celebrado diferentes conciertos y fue evidente su presencia en la ordenación del arzobispo Florencio Roselló, el pasado enero, cuando le recibieron cantando en el atrio de la catedral de Pamplona.

El militante de Hakuna recibe el título, en la jerga del movimiento, de "pringado", en el sentido de persona implicada y volcada, con un punto de humor. Es el que acepta "ser el último, quitarme el protagonismo y buscar la felicidad en darte al otro, a los demás, en un profundo sentido de tu presencia, vivir arrodillado ante Dios, ante el prójimo, la vida y el mundo”, resume Marcos Domingo.

Menciona otras actividades de Hakuna, como los retiros, a los que denominan God Stop, los revolcaderos y el voluntariado, al que llaman "compartiriado", porque trabajando con personas necesitadas, dicen, "los que te enseñan son ellos, tú estás con mil tonterías", detalla Marcos Domingo. Este año hay estancias de compartiriado en Brasil, Argentina, Venezuela, Filipinas, Polonia y Congo.

“La misión es contagiar al mundo la belleza de seguir a Cristo mediante su alegría, su amor desmedido a todos los hombres, que debe manifestarse en un servicio sin límites y sin acepción de personas, con predilección por los últimos, para que no se pierda ninguno”, declaran.