Pero una tradición que se ha repetido mucho es que las monjas del convento de San Clemente en Toledo, durante una hambruna que sufría Castilla tras la batalla de las Navas de Tolosa (1212), al carecer de trigo pero teniendo almacenado azúcar y almendras, crearon una pasta dulce para alimentar a los pobres y hambrientos.
Hoy los mazapanes y otros dulces de los monasterios adquieren un valor especial no solo por su calidad artesana y especial evocación navideña, sino porque consumiendo repostería y alimentos monásticos se apoya a las religiosas y religiosos que dedican sus días a orar en un mundo donde se reza poco.
La tienda on line PanemNuestro.es (con sede física en Villanueva de la Cañada, Madrid) se nutre completamente de productos conventuales, monásticos y abaciales de comunidades de monjes y monjas de toda España.
Allí es posible seguir adquiriendo ese mazapán de las monjas de Toledo, como el de las figuritas de mazapán de las carmelitas descalzas de Consuegra, hechas a mano pieza a pieza, o los polvorones tradicionales de las Benitas de Alba de Tormes (Salamanca).
Las cistercienses de Santo Domingo de Silos el Antiguo en Toledo venden sus delicias de mazapán con yema. También usan yema las delicias de las dominicas de Sancti Spiritus el Real de Toro, Zamora.
También hay nevaditos de limón "ligeros" de las mercedarias de Noja (Cantabria), y "peligrosísimos" brownies de chocolate de las Hermanas de Iesu Comunio, de Lerma y La Aguilera (Burgos): un dulce moderno para una congregación moderna. Las clarisas de Vivar del Cid (Burgos) aportan sus bizcochos con pasas "Cofres de la Reina" o bizcocho de chocolate con forma de coronas.
Las Navidades son un momento ideal para explorar toda esta repostería y compartirla con parientes, amigos y comunidades de fe, apoyando a los conventos y monasterios de España, que es el país con más religiosos de vida contenplativa.
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