En el discurso de inauguración, el cardenal Ricardo Blázquez hizo mención al nuevo Gobierno y a los retos que tiene por delante. De este modo, el arzobispo de Valladolid recordó que “de cara al futuro necesitamos subrayar siempre la dignidad de la persona que es centro y sentido de las instituciones; el respeto a la vida de las personas en todo el recorrido de su existencia y en todas las circunstancias de la vida; la educación en la verdad y libertad”.
Además, el cardenal indicó que “la familia es el ámbito humanizador primordial. Sin trabajo y sin familia es difícil mirar al futuro con serenidad. La familia vence la soledad, es el recurso básico en las situaciones de enfermedad y desprotección social”.
Por ello, agregó que durante el periodo más intenso de la crisis económica “ha sido la familia un recurso básico. La salud de la sociedad en gran medida depende de la salud de la familia”.
La Conferencia Episcopal este 2016 cumple 50 años
Además, monseñor Blázquez dijo que con la llegada de un nuevo gobierno “se abre un horizonte de esperanza” aunque advirtió que “en la situación actual debemos llevar a cabo una catarsis, una purificación profunda de actitudes y un cambio de conducta moral”.
Y específicamente, el prelado afirmó que “la corrupción con tantas personas implicadas y diversos focos de contaminación ha degradado el servicio público” por lo que “sin una revisión y regeneración ética no podemos afrontar esperanzadamente el futuro”.
Para ello, el presidente de la Conferencia Episcopal Española ha pedido diálogo para abandonar “la incomunicación y caminar juntos”. “Que cedan los partidismos a favor del bien común, de lo que a todos nos afecta y nos puede beneficiar”, dijo, para añadir también que “el diálogo es la vía digna del hombre para buscar la respuesta más adecuada a los desafíos pendientes”. Y como ejemplo puso la Transición española.
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