A pesar de la merma de voluntarios que han sufrido a consecuencia del obligado confinamiento, el Cottolengo de Algete (Madrid) continúa ofreciendo atención a 60 mujeres discapacitadas sin recursos. Diez religiosas de la congregación Servidoras de Jesús, en permanente contacto con las autoridades municipales, de Protección Civil y sanitarias, mantienen su entrega vocacional a los más desfavorecidos en el espíritu del fundador de esta iniciativa, el padre Jacint Alegre Pujals (1874-1930), quien introdujo en España la experiencia de San José Cottolengo (1786-1842), fundador en Italia en 1828 de la Pequeña Casa de la Divina Providencia.

En los últimos días, la comunidad ha sido víctima de la desinformación de algunos medios tras el fallecimiento de dos miembros de la comunidad, dos ancianas religiosas de 92 y 87 años cuyos cadáveres, tras comunicarse debidamente la defunción, tuvieron que esperar a ser recogidos a causa de los retrasos que sufren en Madrid los servicios funerarios a causa de la pandemia. Ni eran "cuidadoras" -como puede deducirse por su edad- ni murieron por coronavirus ni hubo retraso en la comunicación de su muerte. Estaban ya enfermas y murieron una el jueves y otra el viernes, siendo enterradas una el viernes y otra el sábado.

Javier Sánchez Cervera, párroco de la parroquia de Nuestra Señora de Fuente del Fresno a la que está adscrita el Cottolengo, informó de esta realidad a través de Twitter, recordando que la comunicación entre el centro y el ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes y el Hospital Infanta Sofía es permanente.

Lo mismo fue confirmado por el Ayuntamiento de Algete:

El Cottolengo de Algete funciona, pues, con total normalidad, como el resto de las seis casas con las que cuenta esta realidad en España. Las condiciones para ser acogido en estos centros es que la enfermedad que se tenga sea incurable y que el enfermo sea tan pobre que por sus posibilidades económicas no pueda ser atendido en otras instituciones. En estos hogares se vive una espiritualidad de la acogida al diferente, en un espíritu de absoluto desprendimiento y de confianza en la Divina Providencia.

En declaraciones a Religión Confidencial, el padre Sánchez Cervera explicó que "hay tres plantas y una de ellas está en cuarentena, donde han aislado a muchas de estas mujeres por estar contagiadas por el coronavirus. Dos religiosas, perfectamente protegidas, están entrando y saliendo para atender a estas enfermas. No están contagiadas. La residencia contaba con voluntarios que, obviamente, ya no van. Estas hermanas están dando la vida por las enfermas y sus otras residentes discapacitadas".