El cardenal Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia, ha dado a conocer este miércoles un comunicado en el que advierte contra la manipulación de las palabras que pronunció en la homilía de la festividad de la Asunción. Entonces denunció la ideología de género donde incluyó la ideología de género, junto al materialismo y el consumismo, como una de las imposiciones de los "nuevos dragones con fuerza propagandística".
La reacción de los partidos de izquierda y de algunos medios de comunicación ha sido acusarle de oponerse a la igualdad entre hombres y mujeres. En concreto, las diputadas Marian Campello, de Compromís, y Rosa Mustafá, del PSPV, le acusaron de machismo y misoginia, anunciando incluso los socialistas una carta al Papa para quejarse del cardenal.
Desde el arzobispado de Valencia se asegura que "existe una grave responsabilidad al transmitir una realidad que no ha sido dicha sino interpretada equivocadamente por falta de rigor en los términos a los que se refiere. Confundir la ideología de género, o también llamada teoría del género, como en ocasiones la ha acuñado el Papa Francisco, con la igualdad de género, que se refiere a la igualdad de hombres y mujeres en todos sus derechos, es de extrema gravedad, por lo que el Arzobispado se ve impelido a manifestar claramente la falsedad de la información que se ha difundido".
Éste es el texto íntegro del comunicado de respuesta del cardenal Cañizares difundido por el arzobispado de Valencia bajo el título En el amor no cabe la desigualdad:
"Ante las informaciones aparecidas hoy quiero manifestar que, en mi labor dentro de la Iglesia, he conocido de manera directa la opresión que sufren las mujeres y las graves injusticias ante la desigualdad. Cómo no luchar con ellas, más aún, junto a ellas, porque sufren la desigualdad social y laboral y son víctimas de todo tipo de violencia, ante una sociedad injusta.
»Como hombre de Iglesia, no se hacen públicos todos los hechos, no se presume de ellos, se hace desde la sencillez, aunque formen parte de nuestro día a día visitar a esas mujeres, interesarse profundamente para, junto a ellas, buscar soluciones y mantener un apoyo constante.
»No, no se cuenta, porque se encomienda, porque esa labor es silenciosa, pero es una revolución imparable por el cambio social.
»A veces la sociedad avanza más que los gobiernos y la Iglesia participa de ese movimiento de cambio social imparable, siempre desde el amor, porque no basta con aplaudir las mejoras sino mantenerlas y luchar por su avance.
En esa lucha contra la injusticia, que conozco bien de cerca, me encontraré siempre. No existe un sentido cristiano sin la lucha por los oprimidos".