También gustaba de madrugar para ir de caza, otra de sus pasiones. Pero contra lo que pudiera parecer a sus misas de las 6.30 de la madrugada los domingos en Santa Domingo acudía mucha gente, según la prensa local: eran rápidas y dejaban libre el resto del día. Se cumplía con ellas lo de "a quien madruga Dios le ayuda".
Don Apolonio nació en Feria el 13 de agosto de 1926, y cursó sus estudios en el Seminario Diocesano San Atón de Badajoz. Fue ordenado sacerdote el 11 de junio de 1950 y su primer destino fue como coadjutor en Burguillos del Cerro aunque medio año después ya pasaba a la catedral. En 1980 fue promovido a Maestro de Capilla y en 1987 pasó a ser Canónigo-Maestro de Capilla, cuando se suprimió el cuerpo de Beneficiarios de la Catedral. En sus últimos años vivía en la residencia de Ancianos de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados de Badajoz.
Don Apolonio en la Plaza de Toros de Badajoz, donde también era capellán
Fue capellán del equipo de fútbol durante 58 años, hazaña de perseverancia difícil de igualar. Generación tras generación, los aficionados nacían, crecían, y hasta morían y eran despedidos con la cercanía y el cariño de su capellán. Era un seguidor entusiasta del equipo. En la prensa regional dicen los que lo conocían que sufría mucho por su Badajoz.
Ha partido para ver el rostro de Cristo, pero en vida nunca pudo ver a su equipo en Primera División, que era otro de sus deseos. Obviamente, era uno de los habituales cada temporada a la hora de realizar la ofrenda floral a la Virgen de la Soledad, patrona de Badajoz. Colaboraba además en muchas causas sociales de forma anónima y activa.