Da nombre a este grupo de mártires un sacerdote teólogo, latinista, archivista e historiador, José Álvarez-Benavides, que era decano del capítulo de la catedral de Almería. El 13 de septiembre de 1936 fue asesinado en el pozo de Cantavieja, en el paraje llamado de la Contraviesa, en el término municipal de Tahal.
De gran cultura histórica, empezó una "Historia de Almería" y un Episcopologio que no pudo acabar. Confeccionó un “Índice alfabético por materias de los fondos del Archivo” (1908) bastante completo que ha ayudado a muchos historiadores posteriores que acuden a este archivo. Donó gran parte de su biblioteca personal y archivo a la Catedral y al Seminario. En el archivo catedralicio se conservan tres legajos, bajo el título de "Papeles de Benavides", con apuntes, sermones, noticias históricas, fotografías..., que aún no se han clasificado convenientemente.
De izquierda a derecha, José Gómez Matarín, Ángel Noguera Gallegos y Eduardo Romero Cortés, tres párrocos asesinados a sangre fría la noche del 30 al 31 de agosto en el Pozo de la Lagarta... con otras 15 víctimas
Entre sus 114 compañeros, podemos señalar tres párrocos que murieron juntos con otros compañeros, a modo ilustrativo.
José Gómez Matarín era párroco de Íllar, de gran piedad mariana y eucarística, y no dejó ninguna posesión material. Se refugió unas semanas en un cortijo en la Sierra de Montenegro, junto con el párroco Ángel Noguera, pero fue detenido en agosto de 1936 y llevado al barco-prisión Astoy Mendi. Sus restos descansan en el Valle de los Caídos.
Ángel Noguera Gallegos nació en una familia pobre, con un padre enfermo, y le fue difícil perseverar en el seminario de Granada. Párroco de Alboloduy, dedicaba mucho tiempo a confesar, atendía a los pobres y era muy devoto de la Virgen. Le quemaron la iglesia el 24 de julio de 1936. Los milicianos le dieron 24 horas para abandonar el pueblo, y se escondió con José Gómez Matarín en un cortijo la Sierra de Montenegro, pero finalmente acabaron arrestados. Pasó por la cárcel de los milicianos en el Convento de las Adoratrices y por el barco prisión Astoy Mendi. Su hermana reconoció su cadáver en el Pozo de la Lagarta.
Eduardo Romero Cortés era párroco de Bentarique desde 1911, volcado en la catequesis y los pobres. Apresado el 12 de agosto de 1936, pasó por las mismas cárceles que Noguera y fue asesinado (como los dos anteriores y otros 15) en la noche del 30 al 31 de agosto en el Pozo de la Lagarta tras torturas y vejaciones. Los colocaban al borde del pozo, les disparaban y caían hasta el fondo. Luego les arrojaban piedras y cal viva para evitar que alguno sobreviviera.
Con estos 115 mártires y otros cuya beatificación ha decretado el Papa Francisco pero que aún no se han beatificado (como los benedictinos de Montserrat de Madrid) serán ya 1.699 mártires de la persecución religiosa española en los altares como santos o beatos, como señala el historiador especializado en mártires del siglo XX Jorge López Teulón.