En una serie de cuatro artículos publicados recientemente, Altum Faithful Investing examina a fondo la Agenda 2030 y la compara con la Doctrina Social de la Iglesia con una intención muy clara: ayudar al inversor católico a discernir qué aspectos entran en conflicto con el Magisterio y por qué.
ReL entrevista a Borja Barragán, fundador de Altum, para profundizar un poco más en el análisis que han realizado. Puedes leer aquí más artículos publicados en ReL sobre Altum.
-En los artículos se menciona que invertir siguiendo la Agenda 2030 puede entrar en conflicto con la moral cristiana. ¿Podría explicarnos por qué?
-Existe un conflicto potencial entre la moral cristiana y la Agenda 2030 debido a diferencias fundamentales en la visión del ser humano. Mientras que la Doctrina Social de la Iglesia otorga un protagonismo primordial a la persona y su dignidad, la Agenda 2030 parece basarse en un concepto de desarrollo en el que el ser humano puede ser utilizado como un medio para alcanzar ese fin.
»Esto plantea preocupaciones éticas. Un ejemplo claro es cuando se exige a los países en desarrollo adoptar políticas antinatalistas para recibir ayuda al desarrollo, bajo la justificación de promover la salud reproductiva. Esto choca directamente con el principio cristiano de respetar la vida y la dignidad de cada ser humano, desde su concepción hasta su muerte natural. La imposición de medidas que limitan la procreación, como la promoción del aborto o la esterilización forzada, contradice la enseñanza de la Iglesia y plantea un serio conflicto moral.
-¿Qué alternativas tendría un cristiano que desee invertir de manera coherente con su fe, considerando estas preocupaciones?
-Es importante que los cristianos, al invertir, busquen opciones que estén alineadas con sus valores y principios. Una alternativa sería explorar fondos de inversión que se adhieran a principios éticos y promuevan iniciativas moralmente responsables. Estos fondos suelen considerar criterios como el respeto por la vida, la protección del medio ambiente y la transparencia en las prácticas empresariales. De esta manera, los cristianos pueden ser coherentes con su fe y contribuir al desarrollo integral de la persona sin comprometer sus convicciones morales.
-¿Cuál es la efectividad real de la Agenda 2030 en promover un verdadero desarrollo humano integral?
-Aunque la Agenda 2030 busca abordar problemas importantes y tiene objetivos que en un principio son positivos, es válido cuestionar su efectividad en lograr un desarrollo humano integral. En ocasiones, esta agenda puede convertirse en una declaración universal para "apaciguar conciencias" con palabras solemnes y agradables, sin lograr cambios concretos y significativos. Es fundamental que las acciones y políticas promovidas bajo la Agenda 2030 realmente transformen las condiciones de vida de las personas, promoviendo su dignidad y respetando sus derechos fundamentales.
-¿Cuál es la importancia de analizar los puntos de encuentro entre la Doctrina Social de la Iglesia y la Agenda 2030, especialmente en el ámbito de la inversión?
-Como inversores (y ojo, también como consumidores), la importancia de analizar los puntos de encuentro entre la Doctrina Social de la Iglesia y la Agenda 2030 radica en la necesidad de alinear nuestros principios morales y éticos con nuestras decisiones financieras. La Agenda 2030 busca abordar desafíos globales, lo cual es positivo, pero algunos de sus planteamientos entran en conflicto con los valores fundamentales de la Iglesia.
»Al analizar estos puntos de encuentro, podemos evaluar si nuestras inversiones están en consonancia con nuestra fe y nuestros principios, evitando apoyar prácticas contrarias a la dignidad humana, la protección de la vida y la promoción de la familia. Es una oportunidad para ser coherentes en todas las áreas de nuestra vida, incluida la inversión.
-¿Podría proporcionarnos ejemplos concretos de cómo se implementan estos puntos en la Agenda 2030?
-Claro, podemos ver cómo en el ODS 3, se busca garantizar el acceso universal a servicios de salud sexual y reproductiva, incluyendo la anticoncepción y la integración de la salud reproductiva en programas nacionales. Esto ha llevado a reformas legales en algunos países, como España y Francia, que facilitan el acceso al aborto y la anticoncepción. Además, la Agenda promueve la incorporación (y en muchos casos una imposición) de una perspectiva de género (tal y como se menciona en numerosas ocasiones a lo largo del preámbulo del documento de adopción de la Agenda 2039), que se aleja de la concepción cristiana de la sexualidad y la familia.
-¿Cómo se refleja la postura de la Santa Sede respecto a estos aspectos de la Agenda 2030?
-Existe un documento de la Santa Sede respecto al planteamiento de la Agenda 2030 escrito en 2016 por el nuncio en España Bernardito Auza que merece la pena leer. En él se expresan las reservas sobre algunos planteamientos y donde se enfatiza por ejemplo que el concepto de salud debe incluir a los más vulnerables, incluyendo a los no nacidos.
»Desde el magisterio católico, se entiende que la sexualidad es un don con un carácter unitivo y procreativo, por lo que no se respaldan métodos que desliguen estas dimensiones. Además, la Santa Sede ha alertado sobre la desnaturalización y la instrumentalización de la sexualidad y la familia, como puede leerse en Laudato Si, Amoris Laetitia o el documento publicado en 2019 "Hombre y Mujer los Creó".
-¿Cómo afecta esto al mundo de la inversión? ¿Qué pueden hacer los inversores cristianos frente a esta situación?
-La implementación de la Agenda 2030 se refleja en campañas de activismo empresarial llevadas a cabo por muchas compañías. Algunas de ellas apoyan leyes que amenazan la libertad religiosa y toman posturas claras a favor del acceso al aborto y la anticoncepción. Los inversores cristianos deben reflexionar sobre qué ODS persiguen los fondos de inversión y las empresas en las que invierten, y si respetan la libertad religiosa de todos los involucrados. El mundo de la inversión no puede ser ciego a los valores morales.
-¿Cuál es la conclusión a la que podemos llegar en cuanto a la Agenda 2030 y su compatibilidad con la moral cristiana?
-La Agenda 2030 tiene metas positivas, pero es fundamental cuestionar si los medios empleados para alcanzar esos fines son morales. Los puntos de conflicto mencionados plantean dudas sobre la compatibilidad entre la Agenda y la moral cristiana.
-En sus artículos menciona que los Estados y las empresas se están convirtiendo en "árbitros morales" en relación con la implementación de la Agenda 2030. ¿Podría elaborar esta afirmación?
-En efecto, estamos presenciando cómo tanto los Estados, como las empresas, están asumiendo un papel cada vez más destacado como "árbitros morales". Los Estados, a través de la legislación y políticas que imponen determinadas ideologías, buscan influir en las conciencias individuales de los ciudadanos. Por su parte, las empresas, especialmente las grandes corporaciones, adoptan los Objetivos de Desarrollo Sostenible como parte de su estrategia corporativa, imponiendo así criterios morales a sus stakeholders.
-¿Cuál es el impacto de esta tendencia en la sociedad y en la toma de decisiones de los inversores?
-El impacto es significativo, ya que esta tendencia puede generar conflictos éticos para los inversores. Por ejemplo, un inversor católico se enfrenta a la pregunta de si tiene sentido invertir en compañías que cooperan abierta y directamente con el aborto, bien a través de su actividad como desde sus políticas filantrópicas. Además, surge la interrogante sobre si el mundo de la inversión debe simplemente rendirse al consenso o si tiene la responsabilidad de considerar los principios de la ley natural al tomar decisiones de inversión.
-¿Cuál es el papel de la ley moral en contraposición al consenso mayoritario en la implementación de acciones?
-La ley moral actúa como un ancla necesaria en la toma de decisiones. No basta con que una acción sea consensuada o respaldada por una mayoría, sino que debe ser conforme a la dignidad de la persona humana y a los dictámenes de la recta razón. La historia nos ha enseñado que los consensos pueden cambiar a lo largo del tiempo, pero los valores fundamentales y los principios de la ley natural permanecen como elementos de una ley moral objetiva.
-¿Cuál es el desafío para los inversores y la sociedad en general frente a la influencia moral ejercida por los Estados y las empresas?
-El desafío radica en no dejarse llevar ciegamente por la influencia moral impuesta por los Estados y las empresas, sino en ser conscientes de la coherencia entre los valores morales y las decisiones de inversión. Los inversores deben cuestionarse hasta qué punto tiene sentido invertir en compañías con posicionamientos contrarios a la ley natural y si la autoridad está por encima del orden moral. La sociedad en general también debe reflexionar sobre la importancia de preservar los valores humanos y morales esenciales en un contexto donde el consenso puede fluctuar y cambiar.
-Ante la aceptación generalizada de la Agenda 2030, ¿cuál debería ser el enfoque y la postura de los cristianos?
-En mi humilde opinión, los cristianos, no solo ante la Agenda 2030 sino ante cualquier situación de nuestro día a día, no podemos permanecer anestesiados como meros espectadores… debemos plantearnos nuestra responsabilidad moral de ofrecer una alternativa que nos permita vivir en coherencia con nuestra fe en todos los ámbitos que nos rodean (desde el profesional a las amistados o al ocio).
-En sus artículos se menciona a menudo el concepto de "minoría creativa". ¿Cómo pueden los cristianos ser una "minoría creativa" en la sociedad?
-Ser una minoría creativa implica ofrecer una alternativa centrada en la persona y en valores fundamentales. En el ámbito de las finanzas y la inversión, por ejemplo, se puede buscar una opción moralmente responsable que promueva la vida, la familia, la dignidad humana y el cuidado de la creación.
-¿Cuáles son las iniciativas que Altum ha desarrollado para ser una minoría creativa?
-Altum ha desarrollado proyectos como Altum App, una aplicación para inversores y consumidores que verifica si las compañías cumplen con el magisterio de la Iglesia. También tenemos Altum Explorer, una herramienta que permite crear carteras de inversión coherentes con la moral cristiana, y Altum Certified, un sistema de certificación de vehículos de inversión. Además, tenemos el programa Altum 100x1 para apoyar la oración, la misión y las vocaciones.
Puedes ver aquí una entrevista a Borja Barragán.
-¿Cuál debería ser nuestro verdadero norte en medio de estas circunstancias?
-Nuestro verdadero norte debería ir más allá del horizonte 2030 y dirigir nuestra mirada al año 2033, donde celebraremos el evento que realmente cambió el mundo: la resurrección del Señor. Invito a todos a construir su propia agenda para ese año, buscando generar una cultura cristiana centrada en la persona.
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