En España oran y laboran unos 11.000 monjes y monjas en comunidades de clausura, organizados en 865 monasterios por todo el país. La inmensa mayoría son mujeres: 10.300 monjas en 807 monasterios de clausura femenina, según datos de 2015 de la Conferencia Episcopal.

Este domingo 22 de mayo, fiesta de la Santísima Trinidad, España celebra la Jornada Pro Orantibus, en el que se ora de forma especial por los cristianos en vida contemplativa (monjas, monjes y ermitaños). El lema de este año es “Contemplad el Rostro de la misericordia”, ligado al Año de la Misericordia.

“Así, ya estén en su celda, en el trabajo silencioso de la casa o incluso en el atrio del monasterio, las monjas intentan transformarse, por medio de la vigilia y la oración, cada vez más, en “centinelas de lo invisible” y de la universalidad del amor, indisociablemente”, explica el libro “Ese Amor que el mundo olvida”, de Inès Warren sobre las Hermanas de Belén (Éditions Salvator, 2014).


Los monasterios deben ser autosuficientes económicamente, por lo que tienen que ser activos a la hora de elegir el tipo de actividad y gestionar la vida diaria. Desgraciadamente, muchos monasterios atraviesan momentos económicos muy difíciles. Tienen gastos fijos importantes por el mantenimiento de edificios antiguos y llenos de historia, a menudo en zonas rurales poco pobladas. Además, la ley española les pide un pago mensual a la Seguridad Social como autónomos.

Con la crisis económica que atraviesa España los donativos a los conventos se han reducido, y también las ventas de sus productos artesanales. El trabajo en una comunidad monástica es la continuación de la oración, pero también hoy en día es la principal forma de sustento.

Los contemplativos no se dedican solo al trabajo en el mundo de la alimentación, aunque sus dulces o licores sean famosos. También realizan tareas textiles, de artesanía, música, encuadernación, lavandería, hospedería, o incluso servicios diversos para empresas o bancos.

Los productos de alimentación son famosos por su características artesanales, que proceden de recetas ancestrales, y son elaborados con una gran exigencia de calidad. “Brillen por su perfección los trabajos de las monjas” es un antiguo lema de los Dominicos Predicadores que tienen muy presente.




Muchos de los monasterios ofrecen estos productos o servicios únicamente a través del torno y, al encontrarse en lugares recónditos de poca afluencia de gente, sufren de la falta de una red comercial para darlos a conocer y distribuirlos. Por otro lado la complejidad de la burocracia actual requiere una formación que no siempre es fácil de compatibilizar con su forma de vida.

Una forma de comercializar sus productos es mediante la Fundación DeClausura (DeClausura.org) que nace en 2010 como proyecto de ayuda a los monasterios,
para dar a conocer la riqueza de la vida contemplativa. Canaliza peticiones de oración (oracion@declausura.org), donaciones para necesidades urgentes, y asesoramiento legal y administrativo a los monasterios. Pretende contribuir al sostenimiento de los monasterios buscando canales de venta para sus productos a través de su showroom, su página web (www.declausura.org) y acuerdos con empresas.


(Lea también aquí sobre "Rise of the Roses", una iniciativa para chicas que visitan conventos de monjas, toman té con ellas, hacen amistades y a veces exploran una posible vocación)

En el  vídeo, Almudena Rojas, hija del psiquiatra Enrique Rojas y la notario Isabel Estapé, de notoriedad en España, explica lo que le llevó a entrar en el convento carmelita de la Encarnación en Ávila (la toma de hábitos ReL la recogió aquí)