Los religiosos camilos (www.camilos.es), en Sevilla, escuchan. Más aún, tienen un Centro de Escucha. Y sólo eso, escuchar, ya lo cambia todo en un mundo acelerado, de soledades ruidosas, de algarabías para ocultar la tristeza o el duelo, y más en España, donde es común comprobar que si se juntan dos españoles hay tres conversaciones y es frecuente que los interlocutores no se escuchen.

Jesús Zurbano, el superior de los Religiosos Camilos en Sevilla, y María Luisa Banda, la coordinadora del Servicio de Ayuda a Domicilio del Centro de Escucha, explican a la sección de entrevistas de la web de la archidiócesis sevillana su experiencia.

"El Centro de Escucha surgió al ver el sufrimiento que hoy en día tenían las personas, la falta de acompañamiento en el duelo, las separaciones, falta de valores… Todo lo que no podían resolver solas. Tras una experiencia en Madrid, que lleva años funcionando, decidimos ayudar a través de un voluntariado, atendiendo a estas personas cuya principal necesidad es la escucha", detalla María Luisa.

"San Camilo se sentaba al lado de los enfermos, los escuchaba y comprendía, les daba el apoyo que necesitaban, y con ese sistema psicológico es con el que nosotros trabajamos".

Escuchar significa que no recibes a las personas dando instrucciones ni directrices. Y menos a los que han sufrido la pérdida de un ser querido.

"Cuando recibimos una llamada discernimos el tipo de necesidad que tiene y la derivamos al compañero especializado. Acogemos a la persona utilizando una empatía terapéutica o relación de escucha, sin usar un estilo directivo ni aconsejando. Trabajamos con los valores de la persona que viene angustiada, que no es comprendida ni escuchada, para que de ella misma, a través de sus recursos, salga una persona fortalecida que pueda seguir afrontando la vida. Hay una sesión de escucha semanal durante el tiempo que necesite, y primero le damos una atención individual. Superada la primera etapa, que es la aceptación de la pérdida, todos los años organizamos un grupo máximo de 10 personas para continuar el seguimiento", explica María Luisa.


Se trata casi siempre de personas que vienen derivadas de trabajadoras sociales, médicos, centros de salud o psiquiatras.

"Las acompañamos con terapias, independientemente de que tengan sus psicólogos o médicos de cabecera. Nosotros no intervenimos con medicación, sólo la escucha y acompañamiento que puedan necesitar. Este servicio es gratuito y atendemos a personas de toda condición social. Hemos tenido a inmigrantes y casos de madres destrozadas porque sus hijos se han suicidado, niños que han sufrido pérdidas o separaciones de sus padres, etc. Estos necesitan atención especial de pedagogos especializados, y somos partidarios de que no se les oculte la muerte de su ser querido, sino que, con delicadeza, se le diga la verdad adecuada a su situación".


No cualquiera puede servir en un acompañamiento de este tipo. "Estamos trabajando con los sentimientos de una persona. Por tanto, el que escucha tiene que tener autoconocimiento, saber descubrir los valores, no juzgar, saber comprender, empatizar", advierte Maria Luisa.



El grupo cuenta con 12 voluntarios, "hombres y mujeres de diferentes categorías profesionales que se han formado en nuestros centros. Aunque todos tienen un máster de formación, cada seis meses organizamos cursos para prepararlos en todas las situaciones que la sociedad de hoy está padeciendo. No sólo la ausencia del ser querido sino el estrés, situaciones de separación o de angustias de la vida".

Otra iniciativa que han puesto en marcha es el Servicio de Ayuda a Domicilio. "Se sustenta con profesionales y ello conlleva un coste. Son personas que viven el espíritu de los Religiosos Camilos, personas con muchos valores que se distinguen de otros por la atención integral que dan", asegura María Luisa.


Como la Iglesia celebra el Año de la Misericordia y el Papa pide ejercer obras de misericordia, los camilos recuerdan las tres que ellos ejercitan más. "Atención al enfermo, atención a los que han fallecido... y en esta obra del Centro de Escucha consolar al triste; esas son las tres obras que tenemos bien grabadas", comenta Jesús Zurbano.

La fuerza espiritual de los camilos tiene varias fuentes. Una de las más poderosas es la adoración. "Los jueves exponemos el Santísimo. San Camilo tenía siempre presente la presencia de Jesús en el enfermo, donde veía el rostro de Cristo. Pasaba horas y horas de adoración, apenas dormía adorando al Santísimo; también nosotros lo hemos adoptado, lo precisamos para nuestra vida individual. En estos momentos, además, hemos asumido la responsabilidad de la adoración nocturna en San Hermenegildo", explica el superior de la congregación en Sevilla.

Como capellanes en el Hospital Virgen del Rocío y en el Tanatorio de la SE-30, y ahora en el Centro de Escucha y la pastoral de enfermos en parroquias, tienen claro, como explica Jesús Zurbano, que "si Dios se hizo hombre, tenemos que identificar en cada persona el Rostro de Dios, como decía San Camilo. Intentamos extender el amor de Dios que humaniza a toda las circunstancias de nuestra vida, no solamente a la enfermedad sino al trato de cada día entre nosotros".