Los grupos de presión LGBT, autotitulados Observatorio Español contra la LGBTfobia, han puesto en conocimiento de la fiscalía la carta de los obispos de Getafe (Joaquín Mª López de Andújar y su auxiliar, José Rico Pavés) y Alcalá de Henares (Juan Antonio Reig Pla) contra la ley de transexualidad de la Comunidad Autónoma de Madrid, destinada a imponer como ideología oficial la ideología de género. La ley fue aprobada en la Asamblea de Madrid el pasado 17 de marzo con los votos favorables de PSOE, Ciudadanos y Podemos y la abstención del PP.
En un comunicado difundido el Martes Santo, estos grupos consideran "infames" las Reflexiones pastorales de los prelados madrileños, las consideran un "discurso del odio" y afirman que fomentan "la exclusión, la discriminación y la injusticia contra las personas LGBT”.
Para contrarrestar esta campaña contra los tres obispos, este 23 de marzo, Miércoles Santo, se ha lanzado un a su documento, bajo el título En defensa de nuestros hijos, que reproducimos a continuación. Las adhesiones pueden mandarse, indicando nombre, apellidos y D.N.I., al correo electrónico:
Manifiesto de adhesión al documento de los obispos de Alcalá de Henares y de Getafe sobre la «Ley de Identidad y Expresión de Género e Igualdad Social y no Discriminación de la Comunidad Autónoma de Madrid» aprobada el 17 de marzo de 2016
Con profunda consternación y por responsabilidad como esposos, padres y miembros de la sociedad española, con profundo respeto a todas las personas, nos unimos, con voz potente y clara, a nuestros pastores para denunciar que, con apariencia de consenso y enraizada en la apostasía occidental “seréis como dioses”, asistimos atónitos a la aprobación de una ley arbitraria e injusta que amordaza nuestros derechos: la Ley de Identidad y Expresión de Género e Igualdad Social y no Discriminación de la Comunidad Autónoma de Madrid, aprobada el pasado 17 de marzo.
Esta ley ha sido aprobada, en línea con los nuevos paradigmas mundiales que obvian, con escandaloso silencio, el lenguaje referido a la realidad de esposo, esposa, padre, madre, matrimonio, virginidad, fortaleza, esperanza, fe, pudor, verdad, belleza, bien, etc., sustituyéndolo por una construcción del lenguaje: consenso, democracia participativa, fecundación moderna, parejas, progenitor, miembro, género, ciudadanía, etc.; todo ello con dramáticas consecuencias a nivel personal y social, porque supone una verdadera colonización del corazón de nuestros hijos, de nuestras familias, de nuestra sociedad, impeliéndoles hacia el culto a la muerte, a lo feo, a la mentira, en definitiva, a la infidelidad; para todo lo cual, verdaderamente, no está hecho el corazón de nuestros hijos.
En nombre de una democracia autoritaria, se deconstruye, de forma sistemática y organizada, la realidad y la verdad. El ejercicio de este poder arbitrario se ha instalado en el campo de la educación, la sanidad y los medios de comunicación social, llevándonos a la dictadura del relativismo.
Para silenciarnos se levantan guetos contra quienes alzamos la voz afirmando que: a) la libertad sin verdad oprime a la persona (varón y mujer); b) que son nuestros hijos los que tienen derecho a un padre y a una madre; c) que somos los padres los que tenemos derecho a educar a nuestros hijos en la Verdad porque es buena y bella. Ahora, en cambio, nos imponen sanciones administrativas para callar nuestras voces, pero, estamos convencidos que si callamos cometemos un pecado de omisión.
Por todo esto, afirmamos:
1.Que la diferencia varón y mujer no es desigualdad, ni opresión, es diferencia para la comunión y la complementariedad.
2. Conocer el misterio de la sexualidad humana es conocer el lenguaje del amor humano: la sexualidad humana es constitutiva de la persona humana, es el modo de existir como varón (masculinidad) o como mujer (feminidad).
3. Que como padres tenemos la obligación de protagonizar la educación de nuestros hijos. Hacemos un llamamiento a todos los padres para unirnos y exigir el derecho a educar en la vocación al amor de nuestros hijos desde la infancia, adolescencia y juventud, de modo que ello les permita descubrir el don de su sexualidad como don para el amor.
4. Que madurar la masculinidad y feminidad es necesario en orden a que ello capacite a nuestros hijos para vivir una vida con sentido, belleza, verdad y con libertad: una vida de santidad.
Las familias cristianas debemos de ser hogares de acogida, acompañamiento, compromiso con el dolor del mundo; en especial con los más necesitados y sufrientes, sean cercanos o lejanos. Constatamos que las víctimas de esta trágica revolución antropológica son ya demasiadas.
La Familia cristiana es Escuela de comunión, justicia y solidaridad hacia los que son rostros vivos de Cristo crucificado entre nosotros. Creemos con firmeza y claridad que el futuro de la humanidad se fragua en la familia. No tenemos miedo. ¡Sabemos bien de Quién nos hemos fiado!
Para adherirte a este manifiesto, manda tu nombre y DNI a la dirección .