El 12 de diciembre de 2012, Jorge López Teulón, sacerdote especializado en la persecución religiosa en España en ese periodo y bloguero de ReL, publicó un post consagrado a esos ocho religiosos de entre 18 y 22 años, proclamados mártires y beatificados en Tarragona el 13 de octubre de 2013. Reproducimos a continuación tal cual ese post, con el relato de la cacería humana padecida por el convento de El Carmen de Onda (Castellón), del que fueron cayendo pieza a pieza todos sus miembros hasta la matanza final en Carabanchel.]
El 19 de diciembre de 2011 el Santo Padre Benedicto XVI estampaba su firma para validar el decreto de martirio de los Siervos de Dios Alberto María Marco y Alemán y ocho compañeros de la orden de los Carmelitas de la Antigua Observancia, así como los Siervos de Dios Agustín María García Tribaldos y quince compañeros, del instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, todos ellos asesinados por odio a la fe, en diversos lugares de la Archidiócesis de Madrid, entre 1936 y 1937. Serán beatificados en Tarragona el 27 de octubre de 2013.
Seguro que nuestros jóvenes protagonistas desconocen que, muy cerca del cementerio de Carabanchel Bajo (Madrid) donde van a ser fusilados, cuenta la tradición que San Isidro, patrón de Madrid, venía a rezar con bastante frecuencia a la ermita de Santa María de la Antigua.
Y es en este lugar donde sucede el milagro del lobo. Se encontraba el santo rezando en el interior del templo cuando unos niños le avisaron de que un lobo estaba merodeando por el lugar con la intención de matar a su burro. San Isidro les contestó: “Id en paz, hágase la voluntad de Dios” y siguió rezando. Al salir del templo, encontró al burro pastando y al lobo muerto. Regresó entonces nuevamente a la oración a dar gracias a Dios, que “por su misericordia salva a los hombres y a los jumentos”.
El ABC del sábado 19 de agosto de 1961 recoge en la página 38, con el titular Emotivo acto en el cementerio de Carabanchel, la siguiente noticia:
«Ayer a las 6,30 de la tarde, ante un numeroso público que asistió al emocionante acto, fue descubierta una lápida a la entrada del cementerio de Carabanchel, en donde ocho jóvenes carmelitas fueron inmolados hace veinticinco años. Descubrió la lápida el teniente de alcalde del distrito, don Santiago Álvarez Abellán. Hicieron uso de la palabra, una vez bendecida por el párroco de Carabanchel, el padre Alfonso Mª López; el hermano Aniceto Joaquín, vicepostulador de la causa de los mártires, y el padre Manuel Mª Ibañez. La lápida, que es de mármol y tiene las letras doradas, contiene la siguiente inscripción:
»“A la memoria de los siervos de Dios: Fr. Daniel Mª García Antón, Fr. Silvano Mª Villanueva González, Fr. Adalberto Mª Vicente Muñoz, Fr. Aurelio Mª García Antón, Fr. Francisco Mª Pérez Pérez, Fr. Ángel Mª Sánchez Rodríguez, Fr. Ángel Mª Reguilón Lobato y Fr. Bartolomé F. Mª Andrés Vecilla, religiosos carmelitas fusilados en este lugar el 18 de agosto de 1936. En el XXV aniversario de su inmolación”.
»En el acto estaban también presentes los padres del convento enclavado en el Henar (Segovia), una representación de los religiosos de Holanda, ostentada por el padre Winfried Bensink; alumnos del colegio de El Henar, religiosas carmelitas de la vida activa y otras personas».
Y así se conserva, como puede verse en una foto tomada recientemente:
Nuestros Martires (Barcelona, 1940) es el título del breve libro escrito por el P. Simón Mª Besalduch. Fue dedicado al Rvdmo. P. Hilario Mª Doswald, prior general de la Orden, quien en sus cartas del 27 de enero de 1940 le agradece no sólo la dedicatoria sino también el que hubiera aceptado hacer de cronista a propuesta suya. Y se dolía, mientras afirmaba: “Recordando la historia del Carmelo, hemos de lamentar el hecho de que en tantas revoluciones como han venido a ensangrentar los claustros carmelitanos y a ceñir la corona del martirio a tantos hermanos nuestros, particularmente de la Reforma en Inglaterra y de La Commune en Francia, de tan gloriosos martirios no quede más que un confuso y englobado recuerdo, por no haber podido recoger a tiempo los documentos y datos precisos” (págs. 1113).
De esta encomiable obra recogemos, en primer lugar, cuanto sucedió en este convento levantino y especialmente a sus pacíficos moradores.
Eran las cinco de la mañana del lunes, 27 de julio de 1936. Una pareja de guardias denominados de Asalto llaman al Convento de El Carmen de Onda (Castellón) comunicando la orden de un inmediato desalojo. Gran parte de la comunidad estaba compuesta de estudiantes carmelitas, profesos simples los más, y de novicios; treinta en total.
De dos en dos fueron conducidos al centro de Onda, en cuya Residencia se congregaron para rezar y cantar la Salve. Era un canto de despedida. Algunos no se volverían a ver nunca más.
Al partir desde Onda hacia Villarreal, de ambas comunidades ya solo eran 21; debían tomar el tren para Valencia y, desde allí, cada cual a su destino. Al llegar a la antigua ciudad de los Infantes el subprior P. Anastasio Ballester (18931936) fue detenido. Más tarde sería asesinado en el cementerio de Cuevas de Vinromá (Castellón). Quedaban veinte de aquella expedición.
Al llegar el tren al Cabañal todos son reconocidos como frailes y se les hace bajar, a todos menos al corista fray Tomás González y al Hno. fray Pedro Tomás Iglesias quienes siguieron camino hacia Madrid.
Los dieciocho restantes, con el Provincial P. Sarría Colomer al frente, son conducidos a Valencia.
El P. Rafael Sarría y el Hno. Florencio Marquínez salieron para Algemesí; el primero sería asesinado en su ciudad natal y del Hno. Florencio jamás se supo nada. Lo mismo habría de acontecer respecto al Hno. Angelo Martín, perdido en la misma estación del Norte.
De los restantes: a nueve se los llevaron desde la estación a un cercano convento; eran todos casi niños. El destino era Madrid.
Una vez en el tren, fueron hallados otros tres muchachos: los hermanos fray Daniel García y fray Aurelio García con fray Adalberto Vicente; al P. Evangelista Muñoz Tornero (19061936) le vieron bajar en la estación de Albacete; sería asesinado en Almusafes (Valencia).
Los nombres de los ocho jóvenes religiosos que siguieron viaje hacia Castilla, aparte de los otros cuatro ya señalados, eran los siguientes: fr. Alberto García, fr. Francisco Pérez, fr. Silvano Villanueva, fr. Ángel Sánchez, fr. Angelo Reguilón, fr. Bartolomé Fanti Andrés, fr. Ricardo Román y el Hno. Fr. Franco Arranz. Y fr. Isidoro Garrido que se salvó por distracción del vigilante que lo perdió en el camino.
Amanecía el día 28 de julio cuando ya se avistaba Madrid. Arribados que fueron a la estación de Atocha, no había manera de salir para Segovia, ni por la estación del Norte ni por autobús; era la del Guadarrama una zona de duros combates entre los dos frentes enemigos.
“¿Qué hacemos con ellos?”, se dijeron los milicianos. Se les acomodó en un asilo de ancianos del Paseo de las Delicias donde se sintieron seguros: se habían repartido escapularios y se los habían puesto.
Allí permanecieron nuestros refugiados hasta el 14 de agosto. Tres días más tarde, a las doce de la noche, un grupo de milicianos irrumpe de improviso en la sala donde dormían y se les ordena se vistan de inmediato y dejen todo equipaje en su sitio.
Estos son los nombres de los que fueron conducidos a las tapias del cementerio de Carabanchel Bajo donde vilmente se les asesinó. Cuando agonizaban aquellos muchachos, encharcados en su propia sangre, aparecían las primeras luces de aquel tenebroso 18 de agosto de 1936.
Daniel María García Antón, 22 años.
Clérigo profeso, Carmelita de la Antigua Observancia.
Nació el 11 de diciembre de 1913 en Navacepeda de Tormes (Ávila).
Silvano María Villanueva González, 20 años.
Clérigo profeso, Carmelita de la Antigua Observancia.
Nació el 6 de febrero de 1916 en Huérmeces (Burgos).
Adalberto María Vicente y Vicente, 20 años.
Clérigo profeso, Carmelita de la Antigua Observancia.
Nació el 23 de abril de 1916 en Cuéllar (Segovia)
Aurelio María García Antón, a punto de cumplir 20 años.
Clérigo profeso, Carmelita de la Antigua Observancia.
Nació el 14 de agosto de 1916 en Navacepeda de Tormes (Ávila).
Francisco María Pérez Pérez, 19 años.
Clérigo profeso, Carmelita de la Antigua Observancia.
Nació el 30 de enero de 1917 en Ros (Burgos).
Angelo María Reguilón Lobato, 19 años.
Clérigo profeso, Carmelita de la Antigua Observancia.
Nació el 1 de junio de 1917 en Pajares de la Lampreana (Zamora).
Bartolomé F. María Andrés Vecilla (Nicomedes), a punto de cumplir 19 años.
Clérigo profeso, Carmelita de la Antigua Observancia.
Nació el 26 de agosto de 1917 en Pajares de la Lampreana (Zamora)
Ángel María Sánchez Rodríguez (José), 18 años.
Clérigo profeso, Carmelita de la Antigua Observancia.
Nació el 2 de agosto de 1918 en Pajares de la Lampreana (Zamora).
Publicado en el blog Victor in Vinculis de Jorge López Teulón.