«Cada Iglesia particular estará directamente comprometida a vivir este Año Santo como un momento extraordinario de gracia y de renovación espiritual. El Jubileo, por tanto, será celebrado en Roma así como en las Iglesias particulares como signo visible de la comunión de toda la Iglesia».
Las 70 diócesis españolas se han tomado muy en serio esta disposición que el Papa Francisco fijó en su bula Misericordiae vultus para el Jubileo Extraordinario de la Misericordia que acaba de empezar.
Los obispos españoles abren las puertas santas de sus catedrales, a las que se sumarán las de los más de 300 templos y santuarios repartidos por todo el país en los que los fieles podrán ganar la indulgencia plenaria del Jubileo, por designación directa de cada obispo.
Y junto a la apertura oficial del Año Santo en cada catedral, arrancará un auténtico despliegue de recursos pastorales, obras de caridad, peregrinaciones, procesiones, celebraciones penitenciales, catequesis y actividades evangelizadoras por calles y plazas que tienen un mismo objetivo: que hasta el 20 de noviembre de 2016, fecha de clausura del Año Santo, los españoles puedan «vivir en la vida de cada día la misericordia que desde siempre el Padre dispensa hacia los hombres», en palabras del Papa.
En sintonía con lo que ha expresado en varias ocasiones el Pontífice, las diócesis proponen reforzar la vivencia del sacramento de la reconciliación a lo largo de este año. Cada obispo ha emitido un decreto para explicar cómo se va a aplicar el Jubileo en su diócesis, y la mayoría enfatiza este aspecto sacramental. Es el caso de monseñor Atilano Rodríguez, obispo de Sigüenza-Guadalajara, que ha pedido que en todos los arciprestazgos se facilite «la recepción de este sacramento», se organice, al menos, «una celebración comunitaria del sacramento de la reconciliación en un lugar público» y se ayude «a renovar la formación sobre la reconciliación con materiales que ayuden a su revitalización y vivencia».
También el Arzobispado de Santiago de Compostela ha estipulado que el perdón de los pecados pase a primer plano, para lo que ha pedido a los sacerdotes que potencien la atención pastoral en la red de templos del Camino, al tiempo que va a reforzar el acceso a la confesión en la catedral los fines de semana y los días de Jubileo. Además, organizará un congreso sobre este sacramento a cargo del Cabildo, y un itinerario penitencial por la ciudad.
Las oraciones comunitarias y los encuentros de formación de las distintas realidades diocesanas también serán un punto fuerte para este Año.
En Córdoba, por ejemplo, los primeros en celebrar el Jubileo serán los catequistas, con un encuentro que tendrá lugar el mismo día de la apertura jubilar, el domingo 13. En la misma diócesis, los fieles pueden colaborar con Manos Unidas en una exposición sobre la misericordia que acoge el instituto Luis de Góngora; mientras que las cofradías y hermandades tendrán varios momentos destacados, como el Via Crucis de Cuaresma que estará presidido por el Cristo de la Misericordia, que no procesiona desde 1997.
En Santander, las delegaciones de infancia y de vocaciones llevarán a cabo varios encuentros para niños, dentro del programa Samuel y Gente CE en el seminario de Monte Corbán; y en Segorbe-Castellón, la misericordia será el eje de las vigilias mensuales que unirán a los jóvenes con el obispo, monseñor Casimiro López-Llorente.
Los primeros en dar ejemplo serán los obispos, como el de León, monseñor Julián López, que impartirá en la catedral una catequesis semanal sobre la misericordia; el arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Sanz, que hará girar sus encuentros con jóvenes en torno al amor misericordioso de Dios; o el obispo de Getafe, monseñor López de Andújar, que presidirá los actos de la Gran Misión (www.granmision.com) que la diócesis ha inaugurado el día 8, y que comprenderá, entre otras acciones, peregrinaciones con reclusos, encuentros de oración por los cristianos perseguidos, y evangelización en colegios, institutos, calles y plazas.
Aunque si algo va a distinguir el Año de la Misericordia en las diócesis españolas será la unidad entre la evangelización explícita y la práctica de las obras de misericordia.
Esas son las dos vías por las que circulará el Plan Diocesano de Evangelización que monseñor Osoro ha puesto en marcha en el Arzobispado de Madrid, y que se prolongará en los próximos tres años: más de 20.000 fieles madrileños se han implicado ya en alguno de los grupos de trabajo, de entre 10 y 15 personas, que parten de la exhortación Evangelii gaudium para, siguiendo el método de la Lectio Divina, realizar propuestas concretas de evangelización y caridad.
Ambos matices aparecen también en los Mapas de la misericordia del Arzobispado de Granada y de las diócesis de Cádiz y Ceuta, que aúnan las direcciones de centros caritativos, propuestas mensuales para que los fieles practiquen las obras de misericordia, y acciones de apostolado. Todo un despliegue para que la misericordia de Dios llegue a todos.