Los obispos españoles creen que la familia no tiene el peso que debería en los principales programas políticos de cara a las elecciones generales del 20 de diciembre y reclaman que las administraciones emprendan políticas que beneficien a esta institución porque es “una inversión” que repercute en toda la sociedad.

Así lo dijo en una entrevista a Servimedia el obispo de Bilbao y presidente de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la defensa de la Vida, Mario Iceta, que participa estos días en Madrid en la CVI Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española: “"No veo que la familia adquiera un papel central en los programas políticos que de momento he leído. No pienso que está puesta entre las preocupaciones centrales de los programas”."

"“Ayudar a la familia es ayudar de raíz a la sociedad. Y eso lo han comprendido las sociedades más desarrolladas", ha declarado el obispo portavoz de los asuntos de Familia y Vida. "En el norte de Europa han comprendido que cuando la familia está sana y se colabora con ella se previenen muchas crisis personales, muchas dificultades que luego es más complicado tratarlas cuando ya han eclosionado".

"Tendríamos que comprender que las ayudas a la familia a nivel sociopolítico no son como una cosa sobreabundante. Están en la raíz de prevenir y solucionar muchas de las dificultades de la sociedad”", explicó.

El prelado, que manifestó que se ha leído las propuestas de los principales partidos que se presentan a los comicios del 20-D, dijo que la familia ha sido “el colchón” al que se ha aferrado la sociedad con la crisis. “

"La familia es colchón económico, ¿cuántas familias están viviendo con la pensión de los abuelos, con la ayuda de los padres y los hermanos? En segundo lugar, son un colchón afectivo, en las soledades en los fracasos las dificultades... el hombro donde apoyarse primeramente es el de la familia, también cuando llega la enfermedad o la ancianidad o las crisis profundas de la persona”", agregó.

Pero, a pesar de ello, según Iceta, la institución familiar se enfrenta a “desafíos de orden social, cultural y económico”, que hace que los jóvenes rehúsen a casarse, no ya por la Iglesia, sino también por lo civil.

Entre los condicionamientos culturales, citó a las ideologías de género y las “antivida”, y la exaltación del individualismo, el hedonismo y el relativismo.

En el apartado socioeconómico se refirió a las “dificultades por llegar a fin de mes” que hay en muchos hogares, o el acceso a una vivienda “de modo razonable”, un trabajo estable y la conciliación familiar y laboral.


En este punto también denunció las “pocas ayudas y poca tutela por parte de las administraciones con respecto a la familia”. “

"Estamos a la cola de Europa en ayuda a las familias, de la promoción de la educación y de la salud y las necesidades de la familia, no sólo de los individuos, la protección y la ayuda a aquellas familias que tienen especiales necesidades por causa de discapacidad, de ancianidad o dificultades de orden diverso"”, dijo a Servimedia.

Finalmente se refirió a desafíos relacionados con “la dimensión afectiva de la persona” y al concepto del amor “emotivista y sentimentalista”, la falta de promoción del respeto y de “recibir a la otra persona como es”.

Hirukide, la asociación vasca de familias numerosas, en este vídeo muestra la importacia de la familia como colchón ante la adversidad