El próximo viernes día 20 de noviembre la iglesia de los Santos Justo y Pastor, en Granada, acogerá un funeral por el alma de Juan Alberto González Garrido, el joven granadino fallecido en los atentados de París.
El funeral tendrá lugar a las 20 horas y a ella asistirán sus familiares, naturales de Granada, abierta a la asistencia de todo el pueblo cristiano y personas de buena voluntad que deseen acompañarles en la súplica ante el Señor por su alma.
En la Eucaristía que se celebró el domingo en la catedral granadina, presidida por el Arzobispo de Granada, ya se rezó por las víctimas y sus familiares por los atentados en París, y en concreto por Juan Alberto González, que residía en París y cuyos familiares son de Granada.
En su homilía, monseñor Martínez habló de los atentados: "En estos días nos unimos al dolor de las víctimas y familiares, así como al pueblo francés que ha sido golpeado por el terrorismo y la barbarie yihadista".
"Hoy, yo creo que para todos en cierto modo, y de una manera muy real, es un día de luto, justo porque de repente el mundo ha sido sacudido por una de estas realidades que ponen de manifiesto la fragilidad de nuestra vida; hasta qué punto estamos los unos en manos de los otros y hasta qué punto el odio, tal vez incluso el odio a sí mismo, puede ser destructivo y algo horroroso, y que además no sabemos dónde puede manifestarse o aparecer, en cualquier momento, en cualquier lugar de la manera más imprevista. Son, por lo tanto, días de dolor, también de reflexión, de súplica. Hay que orar. Claro que hay que orar por las víctimas; hay que orar por los asesinos; hay que orar por las familias de las víctimas; hay que orar por nuestras sociedades", afirmó el Arzobispo de Granada.
Monseñor Martínez subrayó la raíz cristiana de las sociedades en las que vivimos, para que pueda darse una convivencia pacífica: "Fijaros que nuestra sociedad es una sociedad justo en virtud de su raíz cristiana basada en la confianza, en la confianza mutua: nos subimos a un autobús y nadie pensamos que el autobús va a explotar, vamos a un bar y pedimos una bebida, y nadie pensamos que nos van a poner veneno en esa bebida".
Nuestro Arzobispo explicó que "la respuesta adecuada" ante los hechos sucedidos en la noche del viernes día 13 en París "es sólo el recurso a lo más rico, lo más bello, lo más auténtico. Lo que podemos presentar sin avergonzarnos ante el mundo es la belleza de una sociedad construida justamente sobre la confianza y sobre el amor".
El arzobispo Javiern Martínez añadió: "Pedimos por nuestro mundo, pedimos por la paz. Le pedimos a Dios, al Dios que es amor que abra nuestros corazones al don de su gracia y que nos permita tener un juicio claro, más nítido, más iluminado, más verdadero sobre la situación", señaló.
(La homilía completa de Mons. Javier Martínez está disponible en www.arzobispodegranada.es y en www.archidiocesisgranada.es )
Aunque nació en Madrid, González Garrido era básicamente granadino. Tenía 29 años y residía en la capital francesa junto a su mujer, Ángela Reina, con quien disfrutaba del concierto del grupo de rock Eagles of Death Metal en la sala Bataclan.
Ilocalizable tras los atentados, fue la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, quien confirmó la noticia de su muerte este sábado.
Ángela Reina, nacida en Ciudad Real, ha enviado este lunes un comunicado a los medios en el que relata lo sucedido en el interior de la sala de fiestas con el objetivo de que se esclarezcan los hechos.
A continuación, lo reproducimos íntegro:
»Escuché los disparos y todos nos tiramos al suelo. Nosotros estábamos por el centro de la sala, un poco a la izquierda. Antes de los disparos, Juan Alberto estaba delante de mí por lo que al tirarnos al suelo, mi cabeza quedó cerca de sus piernas, instintivamente, yo trataba de cubrirme la cabeza. En ese momento no sabía dónde estaba él pero estoy segura de que él sí sabía dónde estaba yo porque movió sus piernas para que mi cabeza quedara debajo de él. Me intentó proteger, estoy segura.
»Además, al rato, él se incorporó sentado y me tocó. Me dijo algo que no pude entender, creo que dijo mi nombre, y le vi como mareado, me incorporé y me deslicé sentada hacia él, intenté sujetarlo entre mis brazos, vi que había sangre y creo que empecé a gritar, eso no lo recuerdo bien.
»A continuación, volvió a haber disparos, por lo que volvimos a tumbarnos en el suelo. Me quedé tumbada en su pecho. Hubo un momento en el que alguna gente se levantó y corrió, pero Juan Alberto no se podía mover. Estaba inconsciente, por lo que no podíamos irnos. Me quedé con él hasta que llegó la policía y dijeron que teníamos que salir.
»Cuando les dije que mi marido no se podía mover, que no me contestaba, me dijeron otra vez que me tenía que ir fuera, que si no salíamos los servicios de emergencia no podían intervenir. Nos llevaron fuera a la calle y a un patio. Y no me dejaron volver. No me dejaban volver.
»Una chica, Claire se llamaba, me dijo que me tranquilizara, que ya le habrían metido en la ambulancia y que le estarían curando y me ayudó a lavarme".