En pleno Año Jubilar de la Virgen de Guadalupe en España, pero también inmersos en la pandemia de coronavirus, el Arzobispado de Toledo ha organizado una peregrinación virtual al Monasterio de Guadalupe, situado en Extremadura.
Esta peregrinación se realizará con motivo del Día de la Hispanidad, el 12 de octubre, y se desarrollará jornada a jornada desde el día 9 de octubre. Esta fecha no ha sido elegida al azar sino que la Virgen de Guadalupe ostenta el título de Reina de la Hispanidad, por decreto de Pío XI en 1928.
Precisamente, aquel 12 de octubre de 1928 fue coronada canónicamente como Hispaniarum Regina o “de las Españas” por el cardenal primado de España, legado de Pío XI, en presencia del rey Alfonso XIII.
Desde la organización explican que “se trata de hacer de un modo accesible la peregrinación hacia la Casa de la Madre”. Este evento contará con todos los elementos propios de una peregrinación excepto por el hecho de caminar físicamente.
Los peregrinos recibirán, diariamente, en su correo electrónico los diferentes contenidos para las distintas etapas del “camino”. La organización explica que el objetivo es “vivir este evento con profundidad”.
El último día de la peregrinación, el 12 de octubre, los peregrinos podrán celebrar el día de la Hispanidad en el santuario mariano de Guadalupe.
El Arzobispo de Toledo, Monseñor Francisco Cerro Chaves invita a todos los cristianos de los diferentes países hispanoamericanos a participar en esta importante cita del Año Jubilar Guadalupense.
Para inscribirse en esta peregrinación pinche AQUÍ
La leyenda de la aparición de la imagen
Según la leyenda la Virgen María se apareció a un pastor llamado Gil Cordero en la Edad Media, indicándolo dónde encontrar una imagen suya escondida en el río Guadalupe (en árabe, “Río Escondido”) para protegerla de la invasión musulmana.
Allí el pastor levantó una ermita que en 1330, el Rey Alfonso XI mandó ampliar, con hospitales y albergues para peregrinos y devotos. En 1389 el rey Juan I entregaría el santuario a la Orden de los Jerónimos, con el consentimiento del arzobispo de Toledo, Pedro Tenorio, autor de un impresionante puente sobre el Tajo para facilitar el paso de los peregrinos. Durante cuatro siglos la Orden Jerónima hizo de Guadalupe uno de los más importantes santuarios de España, y reyes y nobles lo enriquecieron con obras de grandes artistas como Zurbarán o Luca Giordano.
En 1835, con la desamortización pasó el enclave de nuevo a ser una parroquia del arzobispado de Toledo. En 1907, Nuestra Señora de Guadalupe fue declarada Patrona de Extremadura. En 1908, bajo el pontificado del beato cardenal Sancha, la Orden Franciscana se hizo cargo del monasterio y del santuario. El cardenal primado Pedro Segura pudo declarar a Nuestra Señora de Guadalupe Reina de las Españas el 12 de octubre de 1928, por encargo del Papa Pío IX y el rey Alfonso XIII. Exhortaban a ello la revista “Iris de paz” (dedicada al Corazón de María) y “Guadalupe” (de los franciscanos).
La relación con América empezó cuando en 1496 se bautizaron en el monasterio varios indios traídos por Cristóbal Colón, quien a su vez visitó en diversas ocasiones el santuario y puso el nombre de Guadalupe a una de las islas que encontró en su segundo viaje (hoy pertenece a Francia, con casi 400.000 habitantes).
Juan Pablo II en la Guadalupe de Extremadura
También Juan Pablo II, cuando visitó Guadalupe en 1982, predicó sobre la vocación internacional de esta advocación. «Junto con los hombres, junto con las generaciones de esta tierra extremeña y de España, caminaba también María, la Madre de Cristo. En los nuevos lugares de habitación Ella saludaba, en el poder del Espíritu Santo, a los nuevos pueblos, que respondían con la fe y la veneración a la Madre de Dios. De esta manera, la promesa mesiánica hecha a Abraham se difundía en el Nuevo Mundo y en Filipinas. ¿No es significativo que hoy nos encontremos en el santuario mariano de Guadalupe de la tierra española, y que contemporáneamente el santuario homónimo de México se haya convertido en el lugar de peregrinación para toda Hispanoamérica?”
Y añadió: «Es indiscutible la estima tan grande que le tengo a la Virgen de Guadalupe de México. Pero me doy cuenta de que aquí están sus orígenes. Antes de haber ido a la Basílica del Tepeyac, debería haber venido aquí para comprender mejor la devoción mexicana».