En la tarde del viernes comenzó en el Santuario de Covadonga la primera Jornada Eucarística Mariana Juvenil (JEMJ), con la llegada de cientos de jóvenes con un objetivo convertido en lema del evento: tener un encuentro con Cristo vivo en la Eucaristía, de la mano de María.
Solo de Madrid llegaron 350 jóvenes de veinte parroquias o movimientos, que se sumaron a los procedentes de otras partes de España y de países como Estados Unidos, Suiza, Francia, República Checa, Italia, Irlanda, Dinamarca, Ecuador, Holanda… Hasta dos mil inscritos para el fin de semana.
Éstas son las imágenes del momento de su primer encuentro con este enclave mariano en las montañas de Asturias, cuna de la Reconquista:
El párroco de Virgen de la Nueva, en Madrid, Manuel Sánchez-Galindo, que ha acudido con jóvenes de su parroquia, señaló al llegar que su objetivo al adherirse a esta jornada es facilitar, sobre todo a los adolescentes, "una experiencia de fe este verano: un encuentro con Jesucristo y con otros jóvenes que viven la misma fe, pues viven rodeados de personas que no tienen fe o no la manifiestan". El objetivo: que "se confiesen todos" y tengan "un encuentro con Jesucristo a través del amor a la Eucaristía".
El evento comenzó con la misa oficiada por el obispo de Alcalá de Henares, Antonio Prieto, que concelebró una veintena de sacerdotes.
Un momento de la misa inaugural de la JEMJ.
En la homilía, tras la lectura del Evangelio en el que el San Juan describe la lanzada al costado de Cristo del centurión romano Longinos, el obispo glosó la diferencia entre su mirada sin fe y sin profundidad y la del propio evangelista. Animó así a los presentes a contemplar el Corazón eucarístico de Jesús: "Jesús tiene Corazón y espera que Tú le respondas. Él tiene Corazón para amarte y para esperar tu respuesta de amor. Ese amor está en la Eucaristía". Y finalizó animando a los asistentes a tener "el corazón abierto" durante la JEMJ: "Escuchad a Jesús, escuchad a María. Y volveréis llenos de alegría. Dios no defrauda nunca".
Uno de los elementos más destacables de la celebración fueron los cantos litúrgicos interpretados por el Coro de la JEMJ, resultado de semanas de preparación por parte de un grupo de cantores voluntarios.
Tras la cena, bajo una fina lluvia, los jóvenes de Catholic Stuff, conducidos por los hermanos Pablo Fernández y Luis Escandell, asistieron a un espectáculo en el que una máquina del tiempo permitió traer al escenario a Don Pelayo, quien les alentó a defender su vida cristiana.
Posteriormente se representó un auto sacramental de Tirso de Molina, El colmenero divino. El padre Rene, con sus malabares, puso punto final al espectáculo nocturno, celebrado en la explanada del santuario.
Éste fue el espectáculo que amenizó la tarde-noche del primer día de la JEMJ.
Seguidamente se hizo la procesión hasta la Santa Cueva, presidida por el párroco de Santa María de la Esperanza de Doniantzu (Zizur, Navarra), Miguel Garisoain. Allí se entonó la Salve.
Jesús, la mejor oferta para el mundo
"Para mí lo más especial de estos días es el propio objetivo que tienen estas jornadas: la Eucaristía y María. Porque así comienzan las jornadas, son jornadas eucarísticas marianas de la juventud": así expresó el vicario general de la diócesis de Oviedo y abad de Covadonga, Adolfo Mariño, el sentido de lo que va a suceder este fin de semana en torno a la Santa Cueva.
"Lo demás es muy importante, pero lo más importante es el Señor", añadió: "En torno a Él se reúnen dos mil jóvenes, van a poder descubrirle y conocerle mejor, porque Jesús es la mejor oferta que el mundo puede tener en este momento para los jóvenes y para los no tan jóvenes. Y por supuesto María, que siempre digo que ha sido la primera Custodia y el primer Sagrario de la Iglesia, porque llevaba en su vientre a Jesús, y con Él fue procesionando a ver a su prima Isabel... Jesús es nuestro pulmón, nuestra vida, Él es el Señor, es como un GPS que nos va indicando el camino por donde hemos de seguir y junto a Él, María su Madre".