En el día de San Severo, obispo de Barcelona que murió mártir en época de los romanos, este 6 de noviembre, la Conferencia Episcopal ha difundido la designación de Juan José Omella, actual obispo de Calahorra y la Calzada-Logroño, como nuevo arzobispo de Barcelona, sustituyendo a Lluís Martínez Sistach, natural de la ciudad (del barrio de Guinardó) que llevaba en el cargo desde 2002.
Omella nació en 1946 en la provincia aragonesa de Teruel, en un pueblo llamado Cretas, o Queretes, en catalán, que pertenece a la franja aragonesa donde se hablan los dos idiomas. Estudió en el Seminario de Zaragoza y en Centros de Formación de los Padres Blancos (misioneros orientados a servir en África) en Lovaina y Jerusalén. El 20 de septiembre de 1970 recibía la ordenación sacerdotal. Entre 1990 y 1996 fue Vicario Episcopal en la diócesis de Zaragoza. Durante un año, además, fue misionero en Zaire.
Pastoreando Zaragoza, Barbastro, Huesca, Jaca...
El 15 de julio de 1996 fue nombrado Obispo auxiliar de Zaragoza. Fue ordenado obispo el 22 de septiembre de ese mismo año. El 27 de octubre de 1999 fue nombrado Obispo de la diócesis de Barbastro-Monzón, de la que tomó posesión el 12 de diciembre de 1999. Entre el 24 de agosto de 2001 y el 19 de diciembre de 2003 fue Administrador Apostólico de Huesca y entre el 19 de octubre de 2001 y el 19 de diciembre de 2003, también Administrador Apostólico de Jaca.
El día 8 de abril de 2004 es nombrado Obispo de la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño. En la CEE es miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social desde 1996. De 2002 a 2008 fue Presidente de esta misma Comisión Episcopal.
Obispo social y provida
Aunque se le señala siempre como un obispo "social" (por sus funciones en esa Comisión Episcopal y su experiencia como misionero) no ha sido suave con las leyes del aborto en España. “Nuestra sociedad valora muy poco la vida humana y lo que más me duele es que vamos camino de incrementar aún más esa cultura de la muerte tan de moda. Estamos haciendo un flaco servicio a la dignidad humana, que todos la tenemos incluso antes de nacer, es decir, desde la concepción. Una vida es una vida y hay que respetarla en todas sus fases: es nuestra tesis y hay que ser valientes en defenderla”, declaró respecto a la última.
Sobre este tema añadió lo siguiente “Lo que no puede ser es que unos mandamientos me gusten más que otros y obre al libre albedrío. El ‘no matarás’ es un no al aborto, un no a la guerra y un no a tantas otras cosas. Sin embargo, el tema del aborto tiene una singularidad especial: se trata de seres indefensos y es ahí donde se vuelca la mayor gravedad del acto”.
Hay quien sugiere que el Papa Francisco lo ha elegido por sugerencias de los cardenales españoles con los que mantiene más trato, Santos Abril y Fernando Sebastián, y con el apoyo del arzobispo emérito de Zaragoza, Elías Yanes, que tuvo a Omella como obispo auxiliar. Además de su perfil social, se valoraría su poca afinidad a las presiones de los políticos independentistas.
El obispo Omella en una de sus visitas a África, donde fue misionero durante un año
Omella fue obispo de Barbastro en la época en que varias parroquias aragonesas que durante siglos habían formado parte de la diócesis de Lérida pasarona Barbastro, proceso que ha dejado un conflicto respecto a las obras de arte de estas parroquias aragonesas que están hoy en el Museo Diocesano de Lérida.
¿Obispo "de fuera"?
El director del digital Catalunya Religio, Jordi Llisterri, de ideario más bien nacionalista y progresista, lamenta que "de las diez diócesis catalanes, tres tienen un obispo valenciano y ahora se suma un aragonés" y se queja de que "ha hecho daño que no pueda salir de la cantera eclesiástica catalana".
Por el contrario, en ForumLibertas escribe Josep Miró i Ardèvol, ex-político y miembro del Pontificio Consejo de Laicos: "Que no digan que es de fuera porque en la Iglesia, que es católica, no hay nadie que venga de un exterior. Todos estamos dentro. Sea de aquí o de las antípodas (y en todo caso procedería del mismo territorio que Duran i Lleida). La cuestión es otra: se trata de que sepa incrustar en la realidad de nuestra Iglesia local. En Brasil, a nadie se le ocurrió rechazar a Casaldáliga por ser catalán, bajo el argumento de que había muchos sacerdotes brasileños adecuados, y eso que venía de bastante más lejos y con menos afinidades. Lo han valorado solo por cómo ha ejercido de obispo. Pues ahora lo mismo y con más motivo".
Y añade Miró: "La Iglesia no tiene ningún señor político al que servir, y eso es algo de lo que algunos todavía no se han enterado. A ver si ahora, en Cataluña, algunas gentes que aplaudían hasta con las orejas cualquier gesto del Papa van a discrepar de él porque sus intereses políticos no coincidan con los de la persona nombrada. Y a la inversa desde la perspectiva española".
El reto de evangelizar
La diócesis de Barcelona cuenta con 2,6 millones de habitantes y 214 parroquias. Un estudio con datos de 2006 de la Universidad Abat Oliba consideraba que sólo un 15% de los adultos en Cataluña se declara católico practicante, y proyectaba que en 2017 podrían ser tan solo un 12%.
En los 3 últimos años, desde el congreso de Nueva Evangelización de Manresa en enero de 2012 (organizado por Vic y Solsona, pero con mucha asistencia de barceloneses) se han potenciado algunas actividades de nueva evangelización en una diócesis que todo el mundo, en Cataluña y fuera de ella, en todos los sectores de la iglesia, reconocen que es "muy complicada".