Se trata de un colectivo que en los últimos años se ha afianzado en el tejido empresarial, sobre todo con la adquisición de locales comerciales y negocios de hostelería.
Desde hace cinco años los inmigrantes chinos católicos tienen un refugio espiritual en la parroquia de San Valero Obispo, en el barrio de Ruzafa.
Sin embargo, no ha sido hasta hace un año cuando, tras la llegada del padre Juan Miguel –su nombre real prefiere que no se haga público–, han comenzado a realizar más actividades además de las misas esporádicas que antes se celebraban.
“Hay unos 500 católicos chinos en Valencia; cada domingo vienen a la iglesia unas 200 personas, y en las fiestas, en Navidad o en la Pascua, viene todavía más gente”, explicó el padre Juan Miguel.
Todos los domingos, a las cinco y media, celebran su misa semanal. Sin embargo, la de este pasado domingo fue especial, pues ocho jóvenes tomaron su primera comunión. Hasta ese día sólo habían bautizado a dos mujeres. Ahora, tienen cuatro bodas pendientes este año. La comunidad católica china se va afianzando en Valencia.
“Hoy hemos celebrado la primera comunión para ocho niños; es la primera vez que lo hacemos en Valencia, en chino; cada año hay más gente que entra y conoce la iglesia; tenemos también cursos de canto y cada semana tenemos una jornada de adoración al Santísimo”, aseguró el capellán tras la ceremonia.
“Para los chinos su idioma es mucho más conocido, y para ellos es mejor para entender la homilía, también para la catequesis es mucho más conveniente”, señaló Juan Miguel. “Ahora hacemos catequesis para los pequeños, y campamentos en verano; estas actividades atraen a los niños a la Iglesia”, añadió.
La religión es un tema complejo en China, y el padre Juan Miguel prefiere no hablar sobre cómo viven sus fieles en su país. “Hay muchos chinos que no eran católicos y que ahora vienen a la iglesia, sobre todo los estudiantes que estudian en la universidad y que quieren ahora conocer a Dios”, aseguró. “Los católicos chinos querían vivir en la fe”.
En el vídeo, el bautizo en agosto de 2014 de unas nuevas cristianas chinas en San Valero, siendo aún arzobispo de Valencia Carlos Osoro