El Obispo de Alcalá de Henares, Mons. Juan Antonio Reig Pla, ha publicado una carta pastoral titulada: «Porque es eterna su misericordia (Sal 135). XXV años de la restauración de la Diócesis Complutense y el Jubileo de la Misericordia».

La carta consta de diez capítulos en los que se abordan los siguientes temas:

1) Los XXV años de la restauración, por el Papa San Juan Pablo II, de la Diócesis Complutense;
2) El Jubileo de la Misericordia convocado por el Papa Francisco;
3) Una mirada al contexto cultural y social analizando la secularización y sus consecuencias, las raíces de la secularización, el secularismo, el laicismo y el relativismo moral, el nihilismo, la pérdida del alma y la postura de la Iglesia respecto a todo ello;
4) Orientaciones pastorales para una respuesta adecuada;
5) Los servicios diocesanos para la formación pastoral y evangelizadora;
6) Transmitir la fe en todos los ámbitos;
7) El cuidado de los seminarios y la promoción de las vocaciones;
8) La misericordia y sus falsificaciones;
9) el Sacramento del Perdón;
y 10) Conclusión.

La carta pastoral puede ser descargada en www.obispadoalcala.org.


Uno de los temas que trata. en vísperas del Sínodo de la Familia, es la transmisión de la fe y los valores cristianos en las familias.

"Hoy es necesario intervenir directamente en la educación de los hijos y abrirse con generosidad al don de la vida. Para ello es necesario que se ayuden unas familias a otras a través de grupos parroquiales o formando parte de algún movimiento familiar, participando en Escuelas de Padres y procurando estar presentes en las asociaciones de padres en los colegios. Tanto la custodia de la vida humana como la promoción de las familias cristianas precisan de una cierta organización y defensa. Por eso os animo a formar en las parroquias grupos que introduzcan en ellas la pastoral de la vida humana, procurando la colaboración con el Centro de orientación familiar y los proyectos Raquel y Ángel para acompañar a las mujeres que intentan abortar o hayan abortado", se lee en la páginas 55 de la carta.

La carta analiza también el llamado a la Misericordia que la Iglesia hace en el jubileo convocado por el Papa, recordando que el modelo de misericordia del cristiano es Jesucristo.

Propone así "observar y meditar las acciones de Cristo, icono de la misericordia, con los enfermos, con los pobres y los pecadores. Al mismo tiempo que les anuncia la verdad, que es Él mismo, les remedia los males, los cura y les perdona los pecados advirtiéndoles que no pequen más. Así ocurrió con Zaqueo (Lc 19, 110); con el ciego de Jericó (Lc 18, 35-43); con la mujer adúltera (Jn 8, 111), la mujer samaritana (Jn 4, 5-29) y el samaritano (Lc 10, 30-37)".

La carta recuerda, sigueindo el modelo de Jesús, que "la misericordia no se asienta en el sentimiento o en la comunicación simplemente afectiva. Ésta, siendo importante, no es suficiente y puede llevar a la equivocación. Lo propio de la misericordia es curar el mal, por eso se necesita una relación con el prójimo desde la verdad. Es necesario reconocer las heridas, nombrarlas en su verdad y tratar de curarlas".

Y añade también: "La misericordia, reconociendo la justicia, la supera. En el caso de Dios, más allá del orden de la creación, la misericordia es como una segunda creación mediante la gracia. La misericordia va más allá de la justicia porque es capaz, mediante la gracia divina, de volver a unir al hombre con Dios después del pecado que es la peor de las miserias. Querer compatibilizar la misericordia con la resistencia en el pecado, o con la tolerancia del pecado, es hacer de la misericordia la puerta que se abre para que entre por ella el relativismo en la Iglesia. La misericordia no crea leyes contrarias a la justicia sino que regenera lo que la justicia, por sí sola, no está en condiciones de lograr".