Este domingo, festividad de Cristo Rey, monseñor Juan Antonio Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares, celebró en el cementerio de los mártires de Paracuellos una Eucaristía por el 84 aniversario del martirio de 143 beatos cuyos restos reposan en este lugar.
Tras misa se procedió a la exposición mayor del Santísimo Sacramento y a continuación tuvo lugar una Procesión Eucarística y la bendición con el Santísimo a los allí presentes, guardando en todo momento las distancias de seguridad debido a la pandemia.
En su homilía, monseñor Reig recordó que “hoy, como ocurrió en otros momentos de la historia, se ciernen densos nubarrones sobre España. Con ello no me refiero sólo a la situación de incertidumbre y de dolor que ha provocado la pandemia que nos aflige. Unido a esta situación que afecta a muchos de nuestros hogares, se levantan otras nubes de oscuridad que atentan contra la sacralidad de la vida humana y contra la libertad de los hijos de Dios”.
El obispo de Alcalá explicó que se trata de “nubes oscuras que pretenden censurar el nombre de Dios y su relevancia en las instituciones y espacios públicos. Estamos viviendo una crisis institucional, social y económica muy grave que afecta tanto a las personas como a nuestras familias. Al mismo tiempo se presentan propuestas dirigidas a robar la libertad de los padres para la procreación y la educación de sus hijos, leyes que de manera prepotente quieren cercenar la libertad de enseñanza, o que quieren retorcer la naturaleza de la persona negándole su identidad”.
Además, el prelado complutense recalcó que “hoy en España, cuando estamos llorando a nuestros hermanos mayores fallecidos en la pandemia, asistimos estupefactos a la promoción incluso de una ley de la eutanasia que pretende favorecer el suicidio asistido y el homicidio por parte de los sanitarios corrompiendo así el ejercicio de la medicina. Por eso el Papa Francisco advertía recientemente a nuestros gobernantes de la necesidad de no caer en políticas sectarias e ideológicas que acaban deconstruyendo la patria. “Es muy triste, decía, cuando las ideologías se apoderan de la interpretación de una nación, de un país y desfiguran la patria” (Discurso del Santo Padre Francisco, 24-10-2020).
El ejemplo de los mártires
Por ello, también quiso recordar que Dios no ha abandonado a su pueblo. “Dios Padre –señaló- no sólo nos ha buscado en su Hijo que se hizo hombre y camina con nosotros. Él mismo se ha entregado a la muerte en la cruz para nuestra redención. Nos ha amado hasta el extremo y es el vencedor del pecado y de la muerte”.
El obispo de Alcalá puso el ejemplo de los mártires enterrados en este cementerio de Paracuellos, que “derramaron su sangre, unida al sacrificio de Cristo en la cruz, por el bien de España y por la victoria de la fe. Ellos comprendieron que Jesucristo es el Buen Pastor que no abandona a sus ovejas. Ellos sabían que iban a la muerte pero no olvidaron que el Pastor bueno les guiaba “por el sendero justo” (Sal 22) y que su destino era “habitar en la casa del Señor por años sin término”.
El testimonio de su sangre derramada, sus gritos de “Viva Cristo Rey y viva España” y el perdón que salía de sus bocas, introducen –añadió Reig- en el gran anuncio proclamado por San Pablo y que es el centro de la fe cristiana: “Cristo ha resucitado de entre los muertos, primicia de los que han muerto” (1Cor 15, 20). La búsqueda del hombre por parte de Dios alcanza su objeto en la muerte y resurrección de Cristo. El hombre, buscado durante tanto tiempo, ha sido por fin encontrado y conducido a casa. El hombre, durante tanto tiempo herido, por fin ha sido curado de la enfermedad de la muerte. Todo esto ocurre en la resurrección de Cristo: “porque si por un hombre vino la muerte, por un hombre vino la resurrección. Pues lo mismo que en Adán mueren todos, así en Cristo todos serán vivificados” (1Cor 15,21).
El cementerio de los mártires
En la Guerra Civil española, durante la batalla de Madrid de 1936, varios miles de prisioneros fueron asesinados en el paraje del Arroyo de San José, en Paracuellos de Jarama. Las matanzas se realizaron con ocasión de los traslados de presos, conocidos como “sacas”, desde diversas cárceles de Madrid entre el 7 de noviembre y el 4 de diciembre de 1936. Muchas de aquellas víctimas fueron asesinadas únicamente como consecuencia de su fe católica y en el contexto más amplio de la persecución religiosa que venía dándose en España desde años atrás. Al finalizar la guerra aquel paraje fue progresivamente dignificado construyéndose allí una pequeña iglesia y dando lugar a lo que hoy conocemos como Cementerio de los Mártires de Paracuellos.
Dicho Cementerio está custodiado por la Hermandad de Ntra. Sra. de los Mártires de Paracuellos, asociación de fieles católicos perteneciente a la Diócesis de Alcalá de Henares. Según consta en los archivos, son miles las víctimas inocentes, centenares de ellas menores de edad, cuyos restos descansan en aquel Camposanto. De entre dichas víctimas hay sacerdotes y seminaristas de, al menos, ocho arzobispados y diócesis: Archidiócesis de Madrid, Arzobispado Castrense, Archidiócesis de Toledo y las Diócesis de Getafe, Ciudad Rodrigo, Jaén, Lugo y naturalmente Alcalá de Henares.
Allí también reposan los restos mortales de centenares de religiosos pertenecientes, al menos, a 20 órdenes religiosas: Agustinos, Capuchinos, Carmelitas, Carmelitas Descalzos, Claretianos, Dominicos, Escolapios, Franciscanos, Hermanos de las Escuelas Cristianas, Hospitalarios de San Juan de Dios, Jerónimos, Jesuitas, Marianistas, Maristas, Misioneros Oblatos, Paules, Pasionistas, Redentoristas, Sagrados Corazones de Jesús y María y Salesianos.
De entre estos religiosos ya han sido beatificados por el papa San Juan Pablo II, el papa Benedicto XVI y ahora el papa Francisco, 143 mártires: 63 religiosos Agustinos, 22 Hospitalarios de San Juan de Dios, 13 Dominicos, 6 Salesianos, 15 Misioneros Oblatos, 3 Hermanos Maristas, 1 sacerdote de la Orden de San Jerónimo, 1 Capuchino, 1 religioso de la Orden del Carmen, 9 Hermanos de las Escuelas Cristianas (La Salle) y 9 miembros de la Familia Vicenciana.
Por otra parte el 26 de octubre de 2019 a las 17 horas, en la Catedral-Magistral de Alcalá de Henares tuvo lugar la Sesión de Clausura de la Fase Diocesana de la Causa de beatificación y canonización por declaración de martirio de D. Eduardo Ardiaca Castell y 43 compañeros; los restos mortales de 19 de ellos descansan también en el Cementerio de los Mártires de Paracuellos: 7 religiosos Agustinos, 5 religiosos Maristas y 7 laicos.
De entre los miles de seglares católicos, cuyos restos mortales descansan en ese mismo lugar, muchos pertenecían a asociaciones y movimientos apostólicos como Acción Católica, la Adoración Nocturna Española o las Congregaciones Vicencianas.