Mireille Al Farah nació en Damasco (Siria). Es cristiana católica de rito greco melquita, una de las primeras iglesias en el mundo; árabe, pero no musulmana, de tradición oriental pero no ortodoxa. Actualmente reside en Barcelona.

Cuando llegó a España, no podía sospechar que ya no podría volver a su patria y a su ciudad.

Desde la primera hora del cristianismo los cristianos han estado siempre presentes en Siria, incluso antes de la conversión de San Pablo, a donde se dirigía para acabar con ellos. Durante muchos siglos, y hasta la llegada del Islam, fueron la mayoría.
 

Mireille, y los demás cristianos en Siria, convivían con las otras confesiones de musulmanes y judíos desde hacía décadas. Los cristianos en Siria podían practicar y profesar públicamente su fe sin problemas. No había ningún conflicto confesional, al contrario, existía un respeto mutuo entre todas las confesiones.

“Desde pequeña yo estudiaba en un colegio cristiano de monjas, y en él estudiábamos católicos, judíos y musulmanes. Estábamos sentados en el mismo banco niños de las tres religiones. Desde pequeños nos enseñaron a respetarnos, pero también a sentirnos orgullosos de ser cristianos, a decirlo públicamente, y a no avergonzarnos de ello”.
 

Ahora, con la presencia de los islamistas en Siria, la situación se ha vuelto enormemente peligrosa para los cristianos y para las demás minorías. Hoy resulta realmente difícil seguir viviendo con normalidad.

Los cristianos están expuestos a la violencia, la humillación, bombardeos sistemáticos con morteros, y a los secuestros, ya que son moneda de cambio para los terroristas.

Mireille confiesa que “cuando alguien acepta la fe en Siria, incluso desde pequeño, aprende a asumir todo lo que esta decisión conlleva, incluso la posibilidad del martirio”.

Algunos tienen posibilidad de salir de su patria, pero no quieren. Es su tierra, su casa, allí han profesado su fe durante dos mil años y lo seguirán haciendo aún a riesgo de sus vidas.

“Desde el comienzo de estas cosas he perdido trece seres queridos, uno de ellos mi primo Sami, que murió por un ataque de morteros dirigido contra nosotros, los cristianos”.
 

Mireille declara que “los funerales que ofrecemos por nuestros mártires los celebramos como una boda. Todo se decora de color blanco, porque cada  mártir es como un novio que se entrega al Cielo”.
 
Y la gente, sostenidos por la fe y la esperanza, siguen adelante. Incluso los matrimonios con niños no salen nunca en pareja ante el riesgo de no regresar nunca a casa, secuestrados o asesinados.
 

Mireille considera una bendición poder estar en España. “Tenemos aplicaciones de móvil con las Misas y los horarios en cualquier lugar, y podemos asistir con libertad a ella.  Pero hay gente en Siria que el simple hecho de ir a Misa puede significar la muerte para ellos. Y si se les pregunta a esta gente: ‘¿Estás seguro que quieres ir?’ Contestan: ¡Pues claro! ¡Prefiero morir tomando el Cuerpo de Jesús que estar en casa!’ ”.

Esta idea de aceptar el martirio, de ofrecerse, y de tener esta fe y esta fuerza, es real. “Cuando la gente en España me pregunta cómo puede ser esto posible, yo les respondo: ‘Es muy fácil, tienes que pedir al Espíritu Santo que te ayude y te de la fuerza para ello. Y lo tienes, lo coges, lo puedes sentir dentro de tí, y sigues adelante”.
 

Para Mireille, recibir a Jesús en la Santa Comunión es lo más grande que hay en esta vida. Además, ella sabe que cada vez que recibe a Jesús en la Comunión sin peligro de ningún tipo, en la tranquilidad de nuestras celebraciones, en ese momento sus hermanos sirios están arriesgando sus vidas por recibir también a Jesús en la Comunión. Por eso no puede evitar llorar cuando participa en la Misa, y cuando se acerca a comulgar.

“Me gustaría estar en la situación de ellos, y enfrentarme también al riesgo de perder mi vida, como ellos, por Jesús. Jesús nos ha anunciado lo que van a hacer con nosotros: ‘Os echarán mano, y os perseguirán, os entregarán a la Sinagoga y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre’ (Lc 21, 12). No creo que merezca tener aquí tanta libertad y paz para recibirle. Él es muy generoso conmigo".

"En cada comunión tengo presente en mi corazón y en mi oración a todos los huérfanos, a todas las madres y padres que han perdido a sus hijos, a todas las viudas y viudos que han perdido a sus maridos y a sus mujeres”.
 

Sólo en el Líbano se encuentran más de 300 familias cristianas sirias que han tenido que escapar únicamente con lo puesto, y salir de allí ante el peligro inminente que las acechaba. “No tienen nada, -ha asegurado Mireille-, y cuando digo nada, es nada”. Algunas personas están ayudando a estos refugiados, pero como recuerda Mireille con dolor, “nadie habla de esto”.

Es el terrible silencio al que han estado sometidos los cristianos de Oriente Medio, no sin la dolorosa e incomprensible complicidad de Occidente, sólo denunciada por la Iglesia y por algunas otras instituciones y particulares, y ahora, desgraciadamente, por el terrible drama humanitario que está emergiendo.
¡Orar por Siria, y por los cristianos de Oriente Medio!
¡Rezad para que sepamos perdonar, y por la paz!
 
Mireille se ha hecho portavoz para nosotros en varias ocasiones del grito de auxilio de sus hermanos cristianos de Siria y de todo Oriente Medio. Una llamada urgente a unirse a ellos en la oración, y a pedir por ellos para que se mantengan firmes en la fe y fieles a Jesucristo, para que el Señor compasivo y misericordioso les de la fuerza de perdonar a sus perseguidores, por la conversión de éstos –cuyo ejemplo es San Pablo-, y por la paz en todo Oriente Medio.
 
Una de las iniciativas que han puesto en marcha las familias cristianas de Siria, y a la que se puede unir quien quiera, es la cadena de oración del Rosario por la paz en Siria, que hacen todos los días, las 24h del día, repartiéndose las horas por familias.
 
“Establecer la paz es fundamental. La religión cristiana es pacífica y tenemos la labor de perdonar, es difícil, no os voy a mentir, pero la gente lo hace.”“Los cristianos no estamos aislados del mundo, somos miembros activos y somos ejemplo. A través de nuestra vida es como el cristianismo llega a las personas que están a nuestro alrededor”.
 
Mireille está estudiando y trabajando actualmente en Barcelona y sueña cada día en poder volver de nuevo a Damasco, rezar en su parroquia, escuchar la misa en árabe junto a su gente, y poder recibir la Comunión sin hayarse por ello en peligro de muerte.
 

Mireille compartirá su testimonio en la Parroquia Ntra. Sra. de la Asunción,de Colmenar del Arroyo, este próximo sábado19  de septiembre, en su mensual Vigilia de testimonio y adoración, Asalto al Cielo.

En esta edición, a las puertas del Año de la Misericordia, y como gesto de misericordia con los cristianos perseguidos de Oriente Medio, la Vigilia estará dedicada a orar por ellos, por la conversión de sus perseguidores, y por la paz en Oriente Medio y en el mundo.

Programa:
18h. Rosario;
19h. Testimonio;
20h. Adoración
21h. Misa.


Tomar la carretera M501 dirección San Martín de Valdeiglesias, y continuar dirección San Martín de Valdeiglesias hasta la salida 37, dirección Chapinería, Colmenar del Arroyo y Valdemorillo. Tomar el desvío hacia Colmenar del Arroyo, y seguir recto hasta la Pza de España, s/n, donde está la Parroquia (La zona de aparcamiento está detrás de la parroquia).

En autobús desde Madrid Tomando el autobús 642 en el Intercambiador de Moncloa). Para cualquier aclaración o información: asalto.al.cielo.colmenar@gmail.com

Habrá música de adoración y alabanza.