El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, concelebró este sábado con el cabildo de la Seo la solemne misa que en la catedral con motivo de la fiesta de la Asunción de la Virgen María, en la que intervino la Coral Catedralicia. Previamente a la misa, miembros del Grup de Mecha, caracterizados para la ocasión como los doce apóstoles, introdujeron la imagen de la Dormición de la Virgen en la Catedral por la puerta de los Hierros donde fue recibida por el cardenal y el cabildo a los sones del himno de España, interpretado por el grupo de dolçaina y tabalet, que acompañó a la procesión previa.
En su homilía, el cardenal advirtió de que “a la Iglesia se la querría callada en todo, muda, que se plegase a los poderes de este mundo, que no inquietase a estos poderes, bajo el pretexto de que han recibido una legitimidad de apoyos más o menos mayoritarios”, y se preguntó a continuación: “¿Qué, si no, indican algunas decisiones asumidas frente a fiestas o símbolos religiosos?”.
Después de recordar cómo “la Iglesia en el siglo XX y los comienzos del XXI se ha visto acosada, tal vez como nunca en la historia, y ha tenido que librar dura batalla contra el poder de las tinieblas”, el titular de la archidiócesis de Valencia añadió que también hoy “las fuerzas del mal, las que están al servicio del príncipe de la mentira, enemigo del hombre, siguen acechando a la Iglesia, dispuestas a despedazarla, y a quien en ella está presente, Jesucristo”.
En este sentido, se refirió a las cruentas persecuciones “en países que sufren la violencia desatada del yihadismo islámico como en Irak, Pakistán o Nigeria, donde se está masacrando a los cristianos por el hecho de serlo, con el silencio culpable de los países de Occidente”.
Sin embargo, “no sólo es la eliminación física sino el ataque moral, también en Occidente”, porque “lo que se intenta es que la Iglesia desaparezca y no cuente”. A este respecto, advirtió sobre los “movimientos ideológicos emergentes que, aunque huelen a rancio, en el fondo tratan de eliminar a la Iglesia porque es en ella, en definitiva, donde se ofrece a Jesucristo, la Verdad que nadie puede destruir y donde están el amor, la libertad, la felicidad y la Vida”.
No obstante, precisó el cardenal Cañizares, “aunque el laicismo reinante, la secularización generalizada del mundo y la interior de la misma Iglesia, la apostasía silenciosa y las deserciones de tantos cristianos, el debilitamiento de las conciencias y la quiebra moral de los tiempos actuales... están siendo una prueba muy severa”, la Iglesia “ofrece a todas las gentes la esperanza viva en Jesucristo, resucitado, consciente, además de que el hombre no puede vivir sin ella”.
En efecto, “en medio de esta situación, en unión con María, asunta a los cielos, gloriosa, la Iglesia es testigo de esperanza, camina en esperanza, llama a la esperanza”, aseguró, porque “la Iglesia tiene la certeza de Jesucristo en ella, de que Dios no la deja en la estacada, como no deja en la estacada al hombre por la resurrección de su Hijo Jesucristo, de la que es muestra y garantía la glorificación de María que hoy celebramos”.