En sus 900 años de historia, la Orden de Malta ha visto todo tipo de pandemias, enfermedades, guerras y hambrunas. El coronavirus es una más, daniña y dolorosa como otras. Ahora la Orden se enfrenta al reto de ayudar a sus víctimas más vulnerables con su campaña Aliento de Esperanza , que ayudará con comida, con servicios médicos y con atención a ancianos.
La Orden nació con los caballeros hospitalarios de San Juan en Jerusalén, cuidando heridos, enfermos y peregrinos. Las monjas sanjuanistas los apoyaban con su oración. Se establecieron después en Rodas, combatiendo a los turcos: se reinventaron para convertirse en una potencia naval. Y cuando fueron expulsados, Carlos V les dio como base en el siglo XVI la isla de Malta. Desde entonces se les conoce como Orden de Malta.
La Orden de Malta está presente con proyectos humanitarios en 120 países
(en la foto, contra la sequía en el norte de Kenia)
Hoy es una orden laica reconocida por la Iglesia y, en derecho internacional, es una entidad peculiar que mantiene relaciones diplomáticas con más de cien países. Con la generosidad de sus donantes y voluntarios gestiona proyectos médicos y humanitarios en 120 países.
Reinventarse contra el coronavirus
En España, la orden coordina a unos 1.100 voluntarios. Con el coronavirus siguen reinventándose: si no pueden abrir sus comedores de Madrid y Sevilla, organizan sistemas de reparto de comida en furgoneta, en bolsas preparadas para entregar a familias, evitando aglomeraciones. Si no pueden convocar a los enfermos en un centro, ponen a su disposición un servicio de telemedicina. Este esfuerzo es la campaña "Un aliento de esperanza".
"Tenemos actividad en Madrid, Sevilla, Barcelona, Santander, en Pamplona, en Galicia, Asturias, Canarias, Baleares y en algunas ciudades castellanas", explica a ReL Aline Finat, que es la Hospitalaria de la Orden en España, es decir, la responsable de toda la rama asistencial.
"El comedor es un buen medidor de la situación social", explica Aline, que fue durante los años de la crisis económica responsable de un comedor de la Orden en Madrid. "Tenemos dos comedores en Madrid, uno en Sevilla, colaboramos con otro en Barcelona; hacíamos ya repartos de comida a familias necesitadas en distintas delegaciones, y participábamos en las grandes recogidas del Banco de Alimentos", explica.
Otras obras en España incluyen un centro sanitario asistencial en Madrid (con servicios de ropero, duchas, asesoría jurídica, fisioterapia, psicología, convenios con oculistas y dentistas para pacientes vulnerables...) y ayudas de bolsas de trabajo, con trabajadores sociales. La Orden siempre ha trabajado con ancianos y discapacitados psíquicos. "A los ancianos se les acompaña en residencias, se les anima con actividades culturales, con cursos de nuevas tecnologías, etc. Y acompañamos a personas con discapacidad psíquica, con paseos, actividades... y la gran peregrinación internacional a Lourdes de cada año, que este año no podrá ser, claro".
Aline Finat, cuando era la encargada de un comedor de la Orden en Madrid
"En las crisis, los españoles responden con generosidad"
Ahora llega un nuevo reto que durará muchos meses. "Hay mucha gente con trabajos precarios que se van a ver sin recursos y van a pedir bolsas de comida y más ayuda", constata Aline. Pero ella está convencida de que los españoles responderán ayudando con generosidad a través de entidades sociales y cristianas porque ya lo vio durante la última crisis económica.
"Los españoles son generosos y en las desgracias se hacen más colaborativos. Yo lo vi en la crisis en nuestro comedor del barrio de Tetuán: se multiplicaban las donaciones, manos, voluntarios, aparecían aportaciones casi milagrosas... España sabe sacar lo mejor en la adversidad. Y eso lo vamos a necesitar estos meses", explica la Hospitalaria.
Parte de esa generosidad se ve en el voluntariado joven, que en la Orden ha crecido mucho en años recientes a raíz de su colaboración con centros educativos. "Hay un colegio que desde hace más de diez años tiene como asignatura obligatoria a los 16 años de edad hacer un voluntariado, muchos de ellos con nosotros. Y desde hace unos pocos años, algunos centros universitarios dan créditos a los estudiantes que colaboran en nuestros voluntariados. Así se incentiva a muchos jóvenes a salir de su burbuja y ha tenido mucho éxito, porque les fideliza. Los jóvenes se acercan a las personas vulnerables de forma muy abierta y franca".
Telemedicina y cambios en el reparto de alimentos
Recientemente en España -aunque con mucha tradición en Italia y otros países- la Orden ha puetso en marcha el CESOM (Cuerpo Español Sanitario de la Orden de Malta), con médicos, enfermeros, psicólogos y farmacéuticos. Son profesionales que ofrecen sus servicios como voluntarios. "Ahora, con el coronavirus, han organizado un sistema de telemedicina que hace un primer diagnóstico y orientación", explica Aline.
El coronavirus cambió también el reparto de comida. "El panorama cambiaba día a día. Pronto vimos que los comedores tenían que cerrarse, así que empezamos a repartir bolsas de alimentos. Enseguida vimos que eso causaba aglomeraciones. Hablamos con el Samur y las autoridades y sin parar ni un día pasamos a hacer bolsas para entregar a los albergues de Samur. Los niños que antes comían en comedores escolares ahora piden ayuda en centros de distrito, y nosotros les llevamos la comida donde nos indica el Samur social. Seguirán los cambios, sin duda. El Samur puede pedirnos ir a otros lugares, asignarnos más familias. Otra novedad puede venir de la Agencia Social de Vivienda, que no sabe mucho de lo que pasa con los ancianos que viven solos. Quizá hagamos una red para atenderlos".
La Orden se va a centrar en 3 campos: alimentación, atención médica y cuidado de ancianos
"El triaje por edad es una atrocidad"
Siendo una entidad que lleva siglos cuidando ancianos vulnerables, a la Orden le espantan las instrucciones de "triaje según edad" que publicaron autoridades sanitarias en Cataluña... y que quizá han aplicado otros, sin necesidad de instrucciones oficiales.
"Esta tendencia la vemos con auténtico espanto", denuncia Aline. "Nuestro delegado en Cataluña, al ver esa norma, puso nuestros servicios a ayudar a Cáritas con los ancianos. Un miembro de la orden en Barcelona cedió un hotel suyo para medicalizarlo. Lo del triaje por edad es una atrocidad".
Otro tema feo en la España de 2020 es que mientras miles de sanitarios se esfuerzan en salvar vidas de ancianos, los políticos tramitan una ley de eutanasia para matar enfermos, cuando ni siquiera hay una ley de cuidados paliativos y ha quedado clara la debilidad del sistema ante una emergencia.
"En la orden tenemos una doctora experta en bioética, Maria Pilar Núñez Cubero, que está preparando un informe sobre estos temas de eutanasia. Antes de esta crisis estábamos a punto de preparar un sistema de formación para hacer acompañamiento del final de la vida en hospitales. Hay que tener en cuenta que es un voluntariado distinto al que acompaña ancianos en residencias, que es mucho más sencillo. Acompañar en el final de la vida requiere una formación específica. Queríamos trabajar con enfermos terminales, pero también con familias que llegan a hospitales de Madrid desde otras ciudades o regiones y necesitan que les acompañen y orienten mientras están aquí. Pero estos proyectos se aplazarán mientras nos concentramos en la crisis actual", explica Aline Finat.
Para ayudar a la Orden de Malta contra el coronavirus visite la campaña Aliento de Esperanza aquí
Información sobre cómo hacerse voluntario de la Orden de Malta y saber en qué se puede ayudar aquí en la web
El comedor de Santa Micaela, en Madrid, de la Orden, hace pocos años
Aline Finat, cuando era coordinadora voluntaria del comedor de la Orden en Madrid, en un reportaje televisivo en lo peor de la pasada crisis económica