El santuario de Santa Gema Galgani en Madrid atrae cada año a miles de peregrinos que se suman a los fieles habituales que tiene al ser también parroquia. Y hasta allí acuden muchos pidiendo a la santa, donde se custodia su corazón como gran reliquia, salud para ellos o para sus familiares enfermos.

Pero está siendo precisamente la enfermedad la que está atacando a la comunidad pasionista que dirige este santuario madrileño. Un brote de coronavirus ha entrado con fuerza en el santuario y en los últimos días han fallecido tres religiosos y otros once del total de 19 se han contagiado.  De ellos, tres permanecen hospitalizados, tal y como informa El País.

El resto está en cuarentena. Y por ello uno de los momentos más duros para la comunidad es la imposibilidad de acompañar a los hermanos fallecidos tanto en el velatorio como en el entierro.

La actividad sacramental está suspendida hasta este jueves, cuando los religiosos podrán volver a celebrar misa. Pese a todo las puertas del santuario han estado todos estos días abiertas para quien quisiera pudiera rezar a Santa Gema. “Abrimos por la mañana y cerramos por la noche. No tenemos contacto con los feligreses”, explica uno de los encargados del templo.

Los religiosos se hicieron las pruebas los días 14 y 15 de septiembre y conocieron los resultados. De manera inmediata suspendieron las misas y toda la atención presencial. El padre Jesús Aldea, párroco de Santa Gema, explica que “la evolución de cada uno de ellos ha sido diferente. El último ha muerto este fin de semana. Hay algunos muy mayores. Cuatro tienen más de 90 años”.

Uno de los tres fallecidos fue el padre Serafín, de 86 años, que además fue de los primeros en presentar síntomas. Sus compañeros le advirtieron de la tos que tenía. Se hizo la prueba y dio positivo por coronavirus por lo que se confinó en su habitación. Poco después comenzó a tener fiebre.

“Mi tío no tenía aparentes problemas de salud. Pensamos que podía superarlo porque era activo y nunca había necesitado de los cuidados de nadie. Pero lo ingresaron un viernes y menos de una semana después lo sedaron. Murió un jueves”, explica su sobrino, Jesús Sánchez, una de las pocas personas que pudo acudir a su entierro en el panteón de los pasionistas en el cementerio de la Almudena de Madrid.