El obispo de la diócesis de Ciudad Rodrigo, Raúl Berzosa, y el presidente del Cabildo, Ángel Olivera, mostraron las reliquias de la Catedral de Santa María: un ‘lignum crucis’, dos urnas relicarios, un relicario más que se ubica en el museo de la Catedral y el denominado brazo de San Genaro.
Las reliquias no son ni más ni menos que «lo que queda de una persona o de una cosa» y una de las más llamativas de cuantas se conservan en esta seo, y que tiene una historia curiosa detrás, es la denominada brazo de San Genaro.
Precisamente, la verdadera reliquia del santo italiano es una canilla de hueso que se guarda en una urna de madera con forma de brazo pero que, probablemente, debido a su tamaño, no se corresponda con esa parte del cuerpo. Por otra parte, la primera pregunta y la más lógica sobre la presencia de esta reliquia en la seo civitatense, es cómo llegó hasta la localidad.
Pues bien, esa canilla fue traída desde Nápoles en el año 1502 por el capitán mirobrigense, don Alonso López, coincidiendo con la guerra en la que el Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba, conquistó Nápoles para la corona de Aragón.
Según consta, en aquel momento la reliquia estaba envuelta en una caja de plata y con el nombre del santo y se colocó en la sacristía del Sagrario, junto a una inscripción en la que se podía leer: «Domno januario sacrum».
Durante la Guerra de la Independencia esa capilla y otras muchas fueron saqueadas y se robaron el oro y la plata, y tras este capítulo, a esas reliquias se las dio un nombre equivocado y se atribuyeron a San Blas.
En la diócesis se salió de esta confusión cuando en el año 2007, un profesor italiano, Antonio Loterzio, escribió una carta desde Nápoles en la que preguntaba si aun existía dicha reliquia de San Genaro en Ciudad Rodrigo.
«Curiosamente, dicha canilla del brazo, faltaba en la recomposición del esqueleto del santo napolitano, que se hizo en 1826, en la Iglesia de San Esteban de Nápoles», explicó el obispo.
San Genaro fue obispo de Benevento, Italia, en el siglo III, y de acuerdo con la tradición, se llamaba Prócolo y pertenecía a la familia patricia de los Ianuarii, consagrada al dios Jano.
Fue condenado a muerte durante las persecuciones a los cristianos del emperador romano Diocleciano y es el patrón de Nápoles. En palabras de Berzosa, «la fama de que goza San Genaro se debe a un hecho, considerado milagroso por la Iglesia, que se obra todos los años en Nápoles el 19 de septiembre, aniversario de su muerte».
Añade el prelado que «el hecho, que según la tradición se produce desde hace 400 años, consiste en la licuefacción de la sangre del santo». En la diócesis de Ciudad Rodrigo tan solo la parroquia de Boadilla tiene a San Genaro como santo principal por lo que no se descarta que se pueda prestar la reliquia para que la veneren.