España es una potencia turística que recibe cada año cerca de 85 millones de visitantes ante la oferta no sólo de playa y buen tiempo sino también por su inmenso patrimonio histórico y religioso. Sobre la importancia de este tesoro de la Iglesia como oportunidad de evangelización son muy conscientes tanto las diócesis como la propia Conferencia Episcopal.
El sacerdote Gustavo Riveiro es delegado de la Pastoral del Turismo en la Archidiócesis de Valencia, pero también en la Conferencia Episcopal Española. En una entrevista con el semanario Paraula, informa que de “los diez monumentos más visitados de España, siete son iglesias católicas” y que la Sagrada Familia ha desplazado a la Alhambra al tercer lugar.
“Llama la atención que cuando hay una cierta desafección al culto, qué buscan estas personas que pudiendo entrar libremente en las iglesias en las horas de culto no van, pero van en las horas en que tienen que pagar entrada para hacer una visita cultural. Vienen a nosotros, ¿qué buscan en estos templos y qué les damos nosotros? Todo lo que está contenido en ese monumento cultural religioso católico fue hecho para la fe y para la oración”, explica este religioso valenciano.
Gustavo Riveiro es el encargado de la pastoral de Turismo tanto en Valencia como en la Conferencia Episcopal
De este modo, se lamenta de que las iglesias estén siendo “transformadas en museos”.
“Un museo se convierte en tienda del encuentro, un museo se convierte en templo y el templo se ha musealizado. La bisagra de todo esto es que no nos quedemos en lo técnico, en lo material del monumento, del arte, sino que demos un paso más: la razón por la que ello existe, fue creado y por la cual tiene razón el ser explicado, y al mismo tiempo nos abre a nosotros la puerta de la fe hacia muchas personas a las cuales se les puede presentar la belleza del mensaje cristiano a través de la cultura y la belleza”, afirma.
En su opinión, este proceso no tiene que ser necesariamente “a través de un camino explícito como el catecismo, sino con un ‘rodeo’ que nos permita llegar en el momento oportuno a los puntos de la fe, o al menos inquietar a las personas para dar pasos adelante y descubrir la maravilla de la fe cristiana”.
Por otro lado, desde la pastoral de Turismo quieren potenciar temas como hemos querido la conocida como “teología del descanso”.
“Hemos hablado mucho de la teología del trabajo porque el trabajo dignifica y es cierto, pero nos hemos olvidado del descanso, y cuando vemos la evolución en las sociedades en las que hay semanas laborales de cuatro días, cuando la gente vaya a tener más tiempo libre la Iglesia no puede estar ausente en el mundo del tiempo libre. Como estuvo la Iglesia presente cuando se creó la era industrial la Iglesia debe estar presente en el mundo del tiempo libre, del descanso, de la cultura, del deporte, que son puertas para colocar el Evangelio sobre la mesa”, añade.
A su juicio, “a veces el Evangelio está bajo la mesa y con miedo de ponerlo a la luz. Sin miedos y sin complejos, tampoco con triunfalismo, fraternamente entendemos que el Evangelio es un valor que hay que seguir transmitiendo y que toda realidad verdaderamente humana tiene eco en el corazón de la Iglesia. Y no hay nada más humano que el descanso que fue inventado por Dios. El descanso no es un pecado, descansar no es un pecado”.