El padre Damián Yáñez Neira (Zamora, 1916), el bibliotecario de Oseira, falleció a la 01,00 horas del miércoles en el Hospital Santa María Nai, en donde había ingresado apenas 24 horas antes por causa de un derrame cerebral y encharcamiento pulmonar.
El funeral se celebró el jueves a las 11.00 horas, en la iglesia Santa María La Real de Oseira, en cuyo cementerio recibió sepultura.
El superior de Oseira, Gerardo Luis Martín, aseguró que "ha muerto con mucha paz y tranquilidad, porque lo tenía muy asumido y esperaba la muerte como una prolongación para ir a Dios, con mucha paciencia y también sentido del humor".
La comunidad cisterciense despide con dolor al último monje superviviente que convivió en su noviciado, cuando ingresó en la orden en 1929, con San Rafael Arnáiz, beatificado por el papa Juan Pablo II. A él le dedicó mucho estudio y varias publicaciones.
El superior ensalza sus numerosas virtudes y se refiere a una persona "orientada a la investigación, al que también le gustaba mucho el trabajo manual sobre todo el cultivo en la huerta, incluso llegó a ser cocinero en el monasterio".
Era una figura clave en el campo de la investigación monacal, fundamentalmente sobre el Císter e impulsor de cinco congresos internacionales de investigación histórica sobre la orden.
"Hasta este pasado domingo todavía soñaba con un congreso en Buenos Aires coincidiendo con la visita del Papa", apuntaba Gerardo Luis Martín.
Otro de sus anhelos que no ha podido alcanzar tiene que ver con el asentamiento de la Orden Cisterciense en Portugal, en donde en la actualidad sólo reside una pequeña comunidad de cuatro monjas procedentes de Francia.
El padre Damián Yáñez también estaba siempre dispuesto a asesorar a los investigadores de historia que solicitaban su ayuda, al mismo tiempo que realizó una importante labor de investigación sobre la historia de los monasterios de monjas en España pertenecientes al Císter. "Era un gran soñador, trabajando siempre en su ordenador y a sus 98 años lo manejaba con mucha soltura. Ponía gran ilusión en todo", aseguran los monjes de Oseira.
Además de ser reconocido por sus trabajos de investigación monacal y del Cister fue también el auténtico artífice de la Biblioteca de Oseira.
Llegó a esta comunidad procedente de los monasterios de San Isidro de Dueñas, en Palencia, y de San Pedro de Cardeña, en Burgos, y dedicó un gran esfuerzo a recopilar y catalogar la bibliografía, que proviene mayoritariamente de donativos, ya fuera de libros o también de ayudas económicas de distintas instituciones para su adquisición. Recientemente, el padre Damián Yáñez había iniciado el trabajo de informatización de la catalogación de libros.
La misa de funeral estuvo oficiada por el obispo de Ourense, Leonardo Lemos Montanet, asistiendo numerosos monjes y monjas de la Orden Cisterciense, junto con el abad de San Isidro de Dueñas (Palencia) y el de San Pedro de Cardeña (Burgos), en cuyos monasterios se inició el padre Damián Yáñez en el noviciado con tal solo 17 años.
También acudió un buen número de sacerdotes, familiares del fallecido, amigos y vecinos, además de representantes de varias asociaciones e instituciones de ámbito cultural con las que el padre Damián Yáñez tuvo contactos directos, dada su faceta de investigador de historia, y autoridades, entre ellas, el alcalde de San Cristovo de Cea, José Luis Valladares, y el de Celanova, José Luis Ferro Iglesias.
En la homilía, el obispo se refirió a los 82 años de vida monástica del padre Damián Yáñez, al que definió como ejemplo de santidad. "Celebramos el transito a la eternidad de un hombre de fe", señalaba Leonardo Lemos. El retrato de San Rafael Arnáiz al pie del altar recordaba, y así se transmitía en el sermón, la importancia que este santo del Císter tuvo para el monje fallecido, con el que convivió en sus años de noviciado en el Monasterio de San Isidro de Dueñas.
"Supo vivir el gozo de la pobreza y no le interesaban los títulos, ni curriculum, ni sus publicaciones, sólo Dios", afirmaba Lemos Montanet, quien también destacaba del bibliotecario de Oseira el hecho de que supo encontrar "la perfecta simbiosis de la fe y la cultura".
En ese sentido, puntualizaba que el monje con sus obras lo que buscaba era "la gloria de este monasterio y del Císter". Los cantos gregorianos inundaban la iglesia, cargando de sentimiento y solemnidad la ceremonia religiosa de despedida del que fue uno de los miembros más queridos y admirados de la comunidad de Oseira.
Una vez finalizada la misa, el superior de Oseira, Gerardo Luis Martín, daba paso a los ritos exequiales, refiriéndose a Damián Yáñez como "testimonio de vida monástica" y "siempre tan pendiente de todo lo relacionado con ella". "Es el momento de dar el último adiós a muestro hermano, de separarnos definitivamente de él. Es un momento de gran tristeza pero también de gran esperanza", concluía. Así empezaban los ritos, rociando el cuerpo con agua e incienso, continuando seguidamente en procesión hacia el cementerio de la comunidad, situado al lado del camposanto parrroquial.
Los miembros de la Orden Cisterciense fueron los primeros en abandonar la iglesia, seguidos del féretro, y detrás el obispo y el abad, cerrando la procesión todos los demás asistentes.
La tumba fue bendecida y Leonardo Lemos y Gerardo Luis Martín echaban las primeras paladas de tierra, concluyendo el ritual de la emotiva despedida que se le rindió al bibliotecario del monasterio de Oseira, que se prolongó durante hora y media.