Monseñor Angaelos evocó "las vidas y sacrificios de los que nos han antecedido como fuentes de inspiración, pero ya a muchos no les sensibiliza, es algo del pasado. ¿Dónde está el mundo ahora? Lo que padecemos es sumamente revelador", lamentó: "Dos mil años después de que Jesucristo y sus discípulos andaran por estos territorios, nuestros hermanos están sufriendo en el mismo suelo. Hace 30 años los cristianos de Oriente Medio representaban el 30% del total de la población: ahora esa presencia ha caído al 5%. Algo trágico, pero aún más si pensamos que de ese 5%, el 4% (12 millones de cristianos) viven en Egipto, en el resto de países de la región se ha reducido su presencia al 1%".
"Se nos presiona por todos lados pero no nos hundimos; perseguidos pero no olvidados; abatidos pero no destruidos", dijo Angaelos citando a San Pablo, para concluir con un mensaje de esperanza: "Padecemos mucho sufrimiento, pero somos fuertes. Cuesta mucho destrozar a un cristiano, porque tenemos esperanza".
Por su parte, el Patriarca católico de Antioquía, Youssef III Younan, apuntó al responsable de la tragedia: "El islam político se encuentra, en mi opinión, en el origen de las persecuciones del cristianismo".
Juan Antonio Martínez Camino, obispo auxiliar de Madrid, saluda al Patriarca de Antioquía en presencia de Ignacio Arsuaga, presidente de HazteOir.
"En Oriente Próximo los pueblos son arengados contra los cristianos" porque "los cristianos somos vistos como asociados a Occidente. Y señaló que para los cristianos "es mejor una dictadura en la que se cumple la ley, que un sistema totalitario islamista", señaló.
Previamente habían intervenido en el congreso los padres de Kayla Jean Mueller, la cooperante estadounidense de 26 años fallecida en Siria durante su secuestro por Estado Islámico, quienes declararon compartir la máxima de su vida: "Nunca aceptaré el sufirimiento ajeno como algo normal".
Los padres de Kayla Mueller, durante una entrevista concedida en el congreso.
El matrimonio comenzó su intervención leyendo una carta que recibieron de su hija fechada el 1 febrero de 2014, redactada durante su cautiverio y que les hizo llegar en marzo por medio de una compañera de Médicos Sin Fronteras sin conocimiento de sus secuestradores: en ella, Kayla restaba preocupaciones a sus padres por su situación y les pedía que no negociaran para su liberación. Todo, sostenido en un firme mensaje de fe: "Siento todo el sufrimiento que os he hecho pasar, perdonadme; mamá, me decías que al fin y al cabo lo único que tenemos es Dios. Estamos en un lugar en el que todo el sentido lo pone el Creador, y con vuestras oraciones me siento en manos de Dios. Él nos libera de todas las cárceles. A veces solo hay que buscar lo bueno de cada situación y rezo para que sintáis vosotros esta cercanía... No me he hundido, voy a seguir luchando. No tengáis miedo por mí, gracias a Dios volveremos a unirnos", concluía la cooperante.
Sus padres evocaron que "desde pequeña se distinguía por ayudar a la gente", y que tras trabajar como cooperante al sur de Turquía conoció en Francia a un joven sirio del que se hizo muy amigo, y quien le relató el horror que estaba padeciendo su país. Decidió irse allí, y cuando sus padres intentaron disuadirla alegando que aquella no era su guerra, ella respondió: "No debe haber ´mi gente´ o ´tu gente´: donde hay injusticia, es mi problema".
El I Congreso Internacional sobre Libertad Religiosa fue inaugurado este viernes 17 por la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, y la Defensora del Pueblo, Soledad Becerril.
Durante el acto, el presidente de Hazteoir.org y MasLibres.org destacó que Occidente ha perdido la “capacidad de compasión” ante los cristianos perseguidos: "Somos capaces de llorar con una película que cuenta el genocidio llevado a cabo por los nazis hace 70 años y, sin embargo, permanecer impasibles ante este otro genocidio que se está perpetrando en la actualidad, ante nuestros ojos”.