Este viernes 8 de diciembre, festividad de la Inmaculada Concepción, decenas de Rosarios por España se rezarán en las principales plazas de cada ciudad o ante sus catedrales o templos más representativos. Los horarios oscilan entre las 18.30 y las 20.00 horas. En Madrid hay previstas dos, a las 12.00 horas en la Puerta del Sol y a las 19.30 horas ante el santuario del Inmaculado Corazón de María, situado en la esquina de las calles Ferraz y Marqués de Urquijo.
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Estas oraciones públicas tienen lugar en el contexto de la crisis política abierta con la conformación del nuevo Gobierno de Pedro Sánchez, con unos pactos que, de facto, cancelan el orden legal vigente en España al abrir la posibilidad de la ruptura de su unidad, romper la separación de poderes y amnistiar graves delitos de sedición, malversación, desórdenes públicos y terrorismo callejero, como han denunciado explícitamente varios obispos e implícitamente la propia conferencia episcopal.
Entre las manifestaciones populares de rechazo a esta situación ante la sede del PSOE en la calle Ferraz de Madrid, destacó el rezo del Rosario por buena parte de los presentes, que en algunas ocasiones ha sido objeto de interrupción policial y de denuncia (el escritor José Javier Esparza lo ha definido como La batalla del Rosario).
De ahí que estos Rosarios convocados para el viernes tengan un carácter apremiante que va más allá del hecho de que la Inmaculada Concepción sea la patrona de España, nación comprometida secularmente en la difusión y proclamación de este dogma. De hecho, en ellos se leerá un manifiesto que recuerda que "la nación española se encuentra en una encrucijada".
Una encrucijada, afirma el documento, que es política en la medida en que se ha olvidado "la función de toda forma de gobierno justa: buscar el bien común", pero que es sobre todo "una quiebra moral y espiritual... El relativismo, el nihilismo, el materialismo y el hedonismo han corrompido las raíces más profundas del pueblo español".
Y no solo del pueblo español: "Occidente ha emprendido una senda que no tiene parangón en ninguna otra civilización. Busca edificarse olvidando a su Creador. El hombre es sobre todo un homo religiosus. Desgraciadamente, la nihilista e impía «muerte de Dios» -impulsada por las élites gobernantes e importantes grupos de poder- está teniendo efectos devastadores en la sociedad. El genocidio del aborto, la legalización de la eutanasia, la destrucción de la familia, la atomización social y la destrucción de nuestra comunidad espiritual hacen que España esté en trance de la agonía existencial", denuncia la proclama.
De ahí la necesidad de la oración: "El rezo del Santo Rosario por la unidad de España no supone mezclar política y religión. La nación española no se entiende sin la Cruz. El Estado ha usurpado la auctoritas que históricamente tenía la Iglesia... La religión es la mayor enemiga de todo tirano. Sin embargo, el pueblo español no se va a doblegar ante coacciones manifiestamente injustas. Nunca más tendremos miedo a sus imposiciones y a su agenda anticristiana. El católico tiene el deber de dar testimonio de su fe en todos los ámbitos. Renunciamos a quedar recluidos en las iglesias y en la intimidad de nuestros hogares".
"Todas las grandes batallas ganadas por nuestra nación han sido con un Rosario en la mano", concluye el manifiesto, que recuerda la profecía de San Antonio María Claret de que "en el Santo Rosario está cifrada la salvación de España". Por ello "la España católica se congrega" y pide "la intercesión y ayuda de la Virgen María para evitar la desmembración territorial y espiritual de España".
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