Si la ceremonia de toma de posesión de Carlos Osoro el pasado mes de octubre fue su presentación ante la Iglesia madrileña, su intervención este miércoles en el desayuno del Foro de la Nueva Economía fue en toda regla su presentación ante la sociedad.
Distendido y con buen ánimo, el arzobispo de Madrid y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española, aprovechó su intervención para reivindicar el papel fundamental del humanismo cristiano ante "la nueva época histórica que se impone en España".
Arropado por un amplio abanico de representantes de la vida política, empresarial, eclesial y social, Osoro defendió "la dignidad de la persona como medida de toda política" y como uno de los "principios innegociables" sobre los que se dede "construir un mundo nuevo".
A ellos también añadió la "protección de la vida, el reconocimiento de la estructura natural de la familia y el derecho de los padres a que sus hijos sean educados según sus convicciones".
"La defensa de estos principios no es de carácter confesional. Negar estos principios constituye una ofensa sobre la verdad de la persona", aseveró el arzobispo de Madrid, quien a renglón seguido apuntó que "la Iglesia no hace política, pero ofrece las condiciones donde pueda madurar una nueva política".
Entre los retos más urgentes, el vicepresidente del episcopado español resaltó la educación. "Es el drama más importante que tenemos en España y no lo hemos superado nunca", advirtió Osoro, que achacó el problema a las constantes derivas a las que ha estado sometido el sistema educativo "al depender de quien gobierna en cada momento".
"La educación no puede ser un problema político porque si eso sucede es un desastre de país", insistió.
Con estas afirmaciones el prelado no solo se refería a la falta de libertad de enseñanza, sino también a cómo ha quedado regulada la asignatura de Religión en la Lomce. Los obispos consideran que pese a pasar a ser una materia evaluable, su carga lectiva se ha visto reducida en algunas comunidades autónomás incluso a la mitad, además de dejar de ser de oferta obligatoria en el Bachiller. "Para que haya más libertad en la sociedad es necesaria la Religión. Una sociedad en la que haya valores que nadie se puede apropiar o vincular es garantía de libertad", insistió.
En este sentido, el arzobispo también se preguntó "si se puede quitar una dimensión esencial del ser humano"."No creo que caigamos en esto. En cualquier país esto no se discute", apuntó el prelado, quien recordó una vez más que la Iglesia "habla claramente sobre estos temas buscando no el interés propio sino el de una sociedad de convivencia".
Ante la próxima reforma puntual del aborto para impedir que la menores puedan abortar sin consentimiento paterno, el arzobispo prefirió ir al fondo de la cuestión al recordar que "para la vida no hay supuestos". "La vida es vida. No puedo estar de acuerdo con nadie que ponga en cuestión la vida".