Adrián León pronto será uno de los nuevos diáconos de la diócesis de Madrid, en camino hacia el presbiterado. Pero quizá no lo habría sido si aquella chica no le hubiera invitado a esa vigilia Pascual.
En cierto sentido, su vocación es "muy lineal", detalla a a B. Aragoneses, del servicio de noticias de la diócesis de Madrid. Era chico de parroquia "de siempre" en Asunción de Nuestra Señora de Pozuelo, como monaguillo con 7 años. Luego fue catequista y muchos pensaban que podía llegar a ser otro de los curas jóvenes que habían surgido en esa comunidad. Él mismo pensaba que era una posibilidad a explorar.
A los 19 años, recuerda, "estaba intentando conquistar a una chica". Era una joven del pueblo de su madre, en Badajoz, que cantaba en el coro y que le invitó a ir a una Vigilia Pascual. Él fue por agradarla. Pero es vigilia fue especial y le transformó. "Hacía poco nos lo habían explicado en la catequesis, sabía lo que ocurría en esa celebración", matiza.
Lo de ser sacerdote era antes solo una posibilidad teórica en su cabeza. Ahora, era una llamada en el corazón. "Fue distinto y lo reconocí; fue definitivo", explica. Al principio "lo quise achacar a un subidón espiritual, pero era una llamada real y durante los dos años siguientes se fue concretando". Durante un tiempo se permitió "jugar al pilla pilla con el Señor", pero Dios ganó y a los 21 años entró en el Seminario de Madrid.
Recuerda que en su primer día en el Seminario lo primero que vio fue a un seminarista con la camiseta del Real Madrid (había derbi en la ciudad). "Pensé que por lo menos había uno que era normal", comenta con humor. Era el día que fue creado cardenal el arzobispo Carlos Osoro.
En estos años de formación, Adrián ha podido constatar que crecía en vida de oración, en conocimientos... "Soy una persona completamente distinta, he podido ver el paso de Dios y cómo en lo pequeño va haciendo las cosas", apunta, aunque entiende que "tengo que seguir dejándome hacer". Por el momento, va a servir como diácono en la parroquia Santísima Trinidad de Madrid.