Salvador Giménez Valls, desde 2015 obispo de Lérida (y antes lo fue de Menorca, seis años), propone a los políticos que se lean el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia. Con sus 583 apartados. (Está aquí gratis en español en la web del Vaticano).

Les anima a ello en una carta dominical titulada "Los católicos en el servicio de la política", al acercarse las elecciones municipales y autonómicas que se celebran esta primavera en España.

En su carta, siguiendo el mandato católico de pensar bien de los demás en la medida de lo posible, habla de "la inmensa cantidad de políticos con una honestidad fuera de dudas".

Después se dirige a los políticos católicos y les pide "que nunca escondáis vuestra fe en los distintos planteamientos y actividades promovidas. Que actuéis siempre de manera coherente con las palabras y gestos de Jesucristo. Que seáis claros en vuestras propuestas y no engañéis a nadie con falsas promesas".

Les reclama también atender a los frágiles, evitar los insultos y descalificaciones y "trabajar de forma colegiada aprendiendo y enseñando la Doctrina Social de la Iglesia".

El obispo anima a los políticos católicos a conocer "estos principios que, con seguridad, alumbrarán en vuestras mentes iniciativas". Recomienda el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia publicado en el año 2005, "que ha servido de referencia comprometida a muchos servidores públicos".

Después cita una carta del Papa Francisco que en 2016 pedía a los pastores "alentar, acompañar y estimular" los esfuerzos de los laicos en política y en la vida pública por "mantener viva la esperanza y la fe en un mundo lleno de contradicciones".

Y a los ciudadanos les pide: "Sed exigentes con quienes gobiernan", pero también ser agradecidos con ellos.

Esta carta del obispo Salvador Giménez Valls se publicó un par de días antes de iniciarse la reunión plenaria de los obispos de toda España en Conferencia Episcopal, en cuya inauguración el cardenal Omella, presidente de los obispos, señaló que "el reto más importante que tenemos ahora [los obispos y pastores] es despertar en las multitudes de laicos la vocación que han recibido de Jesucristo para que, unidos a Él, ejerzan su misión de ser sal y luz para el mundo, de ser la levadura que transforme la sociedad para hacerla más humana, digna y fraterna".

En las últimas elecciones generales en Lérida en 2019 (la provincia no coincide con la diócesis, porque parte de ella pertenece al obispado de Urgel) un 31% de votos fue para ERC, un 22% para Junts Per Catalunya y un 14% para el PSOE. PP, Vox y Ciudadanos, juntos, sumaban otro 14% que, por separado, no daban escaño.

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Texto completo de la carta del obispo Salvador Giménez Valls

Los católicos en el servicio de la política

En nuestras conversaciones ordinarias utilizamos muchas veces la palabra “política” para aplicarla a una realidad concreta de nuestra vida social. Y hablamos de políticos cuando nos referimos a los que ocupan un lugar prominente en la sociedad, actúan como autoridad y prestan un servicio indispensable a y en nuestra estructura cívica.

De forma repetida acentuamos la vertiente negativa de la política por algunas personas que han abusado de su posición en el mismo ejercicio público olvidando o no reconociendo la inmensa cantidad de políticos con una honestidad fuera de dudas y con una dedicación admirable al servicio de la comunidad.

Es un buen motivo, ante estas elecciones que se acercan, elogiar a todos aquellos que quieren servir al bien común de los ciudadanos y animar a los católicos a participar desde sus convicciones creyentes en un desarrollo armónico del tejido social como fruto de la caridad política y a profundizar en el sentido de la dignidad de la persona. El ser humano es hijo de Dios y como tal ha de ser atendido y querido acentuando la parte fraterna de las relaciones.

A los católicos que habéis optado por este servicio, la misma comunidad os pide que nunca escondáis vuestra fe en los distintos planteamientos y actividades promovidas.

Que actuéis siempre de manera coherente con las palabras y gestos de Jesucristo. Que seáis claros en vuestras propuestas y no engañéis a nadie con falsas promesas. Que os preocupéis de los más frágiles de nuestra sociedad y que nadie se sienta descartado por vuestra actitud. Que utilicéis un lenguaje educado, sin insultos ni descalificaciones con quienes piensan contrario o presentan distintas soluciones a los problemas planteados.

Que os acostumbréis a trabajar de forma colegiada aprendiendo y enseñando la Doctrina Social de la Iglesia; acercaos a estos principios que, con seguridad, alumbrarán en vuestras mentes iniciativas en todos los ámbitos del quehacer humano: la cultura, la ciencia, la economía, el deporte, el arte…

Os propongo la lectura de un Compendio de la Doctrina Social, publicado en el año 2005, y que ha servido de referencia comprometida a muchos servidores públicos.

Os presento un breve resumen utilizando sólo los títulos de los hermosos capítulos que redactó un numeroso grupo de estudiosos encuadrados en el Pontificio Consejo “Justicia y Paz”: en la introducción un cometario sobre Un humanismo integral y solidario, en la primera parte, los fundamentos y principios de nuestra fe con el designio de Dios, la misión de la Iglesia y la centralidad de la persona humana con sus derechos; en la segunda parte se nos habla de La familia, célula vital de la sociedad, el trabajo humano, la comunidad política, la comunidad internacionalla salvaguarda del medio ambiente y la promoción de la paz; acaba en una tercera parte hablando de la Doctrina social y la acción eclesial. Añade una conclusión con una especie de programa para todos: Hacia una civilización del amor.

No os canso con más documentación. Se ha escrito mucho sobre este importante tema que podéis encontrar con facilidad en las bibliotecas de vuestros sacerdotes y en las librerías.

Hace falta que seamos capaces de aplicar estos principios a la vida ordinaria animando a participar a todos aquellos que con sus cualidades puedan mejorar de forma integral la convivencia entre los distintos grupos, personas y organismos.

En una carta del papa Francisco (2016) nos preguntaba a los pastores, ¿qué significa para nosotros que los laicos estén trabajando en la vida pública? Significa buscar la manera de poder alentar, acompañar y estimular todos los intentos, esfuerzos que ya hoy se hacen por mantener viva la esperanza y la fe en un mundo lleno de contradicciones.

Sed exigentes con quienes gobiernan, sed también agradecidos por sus servicios.

+ Salvador Giménez Valls
Obispo de Lleida